Abro los ojos y el primer pensamiento que tengo es: oficialmente soy mayor de edad.
Eso es raro. No me siento diferente, aún estoy en la escuela y no tengo planes para el futuro. Se supone que a partir de ahora las personas me consideran un adulto, ¿no? Pues no me siento así, soy el mismo de ayer.
Se podría decir que todo es igual, excepto algo. Una notificación, una distinta y nueva a todas las que suelo recibir. Es de una chica que llegó a mi vida y ahora está conmigo.
Abro su mensaje:
“feliz cumpleaños Clon. Nos vemos”
No puedo evitar sonreír. Su mensaje es corto y sencillo pero lo envió a las doce en punto y eso es más expresivo que cualquier otra cosa.
Normalmente despierto en mis cumpleaños sintiendo una mezcla de emociones. Fue en mi cumpleaños cuando vi a mi padre por última vez pero también he tenido varios buenos cumpleaños.
Es más temprano de la hora en que normalmente me despierto para ir a la escuela así que cuando me asomo por la ventana veo el amanecer. Los colores son una mezcla de azul muy claro, rosado y anaranjado. Poco a poco van cambiando, lento el día comienza.
Los pájaros cantan y gritan, los motores de autos y voces de personas comienzan también. No sé qué hay en este momento pero siento que es un señal que hoy no será como los otros días, algo cambiar.
¿Qué puede ser?
Bajo las escaleras y me detengo por la mitad cuando escucho a mamá murmurando con Jordan. Ellos hacen esto y sé que se trata de mí. Soy un tema sensible, soy alguien a quien siempre tratan con cuidado.
Bajo una escalera más y estoy en el campo de visión de Jordan, eleva la vista y cuando me ve, sonríe abriendo los ojos.
— ¡Kendall! —se acerca hasta donde estoy—. Ven aquí, muchacho. Feliz cumpleaños, que la vida siempre te llene de amor y bendiciones —me toma entre sus brazos y me sostiene con fuerza—. Dios te bendiga, Ken.
Nos separamos. —Gracias Jordan.
Mamá se acerca también y yo bajo las últimas escaleras, ella me toma entre sus brazos con fuerza. —Mi bebé, ¿Cómo creciste tan rápido? Mírate, eres tan apuesto y educado, estoy tan orgullosa de mi bebé. Eres tan fuerte, tan inteligente y dulce.
Suelto una carcajada. —Mamá…
—Sí, sí, estoy siendo cursi —se separa—. Pero estamos muy orgullosos de ti. Eres un hombre ahora, uno fuerte y resiliente.
Solamente asiento apretando los labios. Hay ciertas palabras que no me gustan, resiliencia es una de ellas.
—Te tenemos un regalo —Jordan dice—. En realidad, puede que sean tres.
Mamá deja de sonreír. —Pero por ahora solo te daremos uno. Está allá afuera, deberías ir a verlo.
Entorno los ojos. — ¿Afuera?
—Específicamente, en la cochera —Jordan señala.
Mi corazon pega un salto. Voy a la cochera sin pensarlo, corriendo como si fuera un niño pequeño en navidad. Abro la puerta y la luz se enciende automáticamente, mostrando un auto nuevo.
— ¿Qué? —mi sonrisa se extiende hasta arriba.
Ellos se acercan mientras yo rodeo el auto admirando cada detalle y esa espectacular pintura roja. Desde que era niño soñaba con tener un auto rojo y aunque mi auto funcionaba, este es el auto de mis sueños.
— ¿Te gusta? —mamá pregunta.
Levanto la mirada a ella y corro para abrazarla. —Me encanta —abrazo a Jordan también—. Gracias, gracias. No sé qué decir, esto es genial, ya quiero mostrárselo a…
Dejo de hablar.
Mamá eleva una ceja y sonríe. — ¿A tu amiga?
Siento mi estómago moverse, mejor dicho, algo dentro de mí. —Um, sí, a Kennie. Creo que le gustará también.
Jordan está sonriendo también, me da una palmada en el hombro. —Pues me alegro, ya la puedes llevar a citas ahí.
Bufo. —Eh, no, Kennie y yo…
—Sí, claro —mamá ríe—. Vamos Ken, dame algo de crédito, te conozco.
—Y yo te vi crecer —Jordan señala.
Respiro profundo. —Sí, bueno, por ahora somos solo amigos —digo, con el calor en mis mejillas—. Um, pero, ¿Cuáles son los otros dos regalos? Seguro que son igual de geniales.
Jordan y mamá se dan una mirada. —Eh, creo que será mejor hablar de eso después.
Sacudo la cabeza. —Vamos, díganme. Es mi cumpleaños.
Ellos no lucen felices y ahora sé porque no querían hablar del tema. —Bueno —mamá comienza—. Estamos buscando contactarnos con las otras familias para ver si podemos hacer algo con eso de la libertad condicional.
Bajo la mirada.
—Pero no te preocupes —Jordan habla—. Te prometo que estamos haciendo todo lo posible para que vuelva a la cárcel.
— ¿Y la otra? —pregunto, con la emoción menguando.
—Eh —mamá se toma su tiempo para continuar—. Pues, sé que… bueno, Ken… creo que ya lo sabes pero ahora que eres mayor de edad ya puedes decidir sobre tu padre.
Es verdad. No sé si por todo lo que ha estado pasando he dejado de pensar en ello pero, ahora ya puedo ir a verlo.
— ¿Pero estás bien con eso? —le pregunto.
Mamá asiente. —Es tu decisión.
—Pero por ahora no pienses en eso —Jordan dice, juntando las manos—. Tienes que ir a la escuela, eres popular así que prepárate para los abrazos y regalos. También, arréglate, que tu amiga te espera.
Sí, eso debo hacer. —Está bien, entonces, uh, voy a cambiarme y todo eso.
—Ve, ve —mamá dice.
Regreso a mi habitación y me preparo para la escuela mientras la mente se me llena de tantas emociones y pensamientos. Kendall, papá, la cárcel, mi futuro, un nuevo auto, la injusticia. Todo eso está dentro de mí ahora y es abrumante, es como una avalancha.
Luego de despedirme de ambos y subirme a mi nuevo auto, intenté disfrutar de conducirlo por primera vez pero mi mente solo me llevaba a un lugar.
Al pasado.
Mamá dijo que iban a intentar contactar a las otras familias, una de las familias son los padres de un chico que fue mi mejor amigo. Un chico que sabe qué pasó y quien lo hizo.
No lo he visto, no he querido hacerlo. Cuando finalmente pude despegarme de todo lo que me unía a ese momento lo hice. Por eso dejé de preguntar por él y le pedí a mamá que no respondiera por mí. No lo busqué, no sé dónde está.