Kukri

CAPÍTULO 5

- ¿Suspensión de actividades? – pregunta desconcertada la emperatriz Olivia a Cobra, la cual asiente segura y sin titubeos, observando las reacciones de los demás miembros de la corte.

En la sala parlamentaria, la disposición de los lugares parece más a los de un juzgado de la antigua Inglaterra: la emperatriz al fondo del pasillo, sentada en el trono real, sus hijos, el príncipe mayor Aron y el príncipe menor Felipe, sentados en tronos más discretos dispuestos a los costados de la emperatriz, y el resto de los miembros de la corte sentada en hileras de sillones elegantes en ambos lados del pasillo. Los presentes están sorprendidos por la petición de la cazadora, excepto por el príncipe Felipe, quien le consiguió la asamblea extraordinaria. 

- ¿Y a qué se debe esta repentina solicitud? – pregunta el ministro de economía.

- He servido por años al Clan y al imperio, sin aprovechar los tiempos que por ley me son designados como descanso y recreación personal. – contesta Cobra al ministro. – En estos momentos, me encuentro en la necesidad de pedirles que me dejen disponer de ese tiempo para reponerme de las secuelas de las ultimas batallas y enfrentamientos.

- ¿De cuánto tiempo estamos hablando? – pregunta la ministra del departamento de educación.

- 5 años. – contesta Cobra.

- ¡5 años! – exclama sorprendido la joven ministra de turismo. - ¿Pues desde cuando no tomas vacaciones?

- En teoría… - interviene el príncipe Felipe. – Te tocarían aproximadamente 30 años de descanso, descontando los 5 años que solicitaste hace un tiempo para cuidar de tu madre después de su intervención médica. Nunca ha habido alguien tan comprometido con su deber como tú. ¿Segura que no quieres solicitar más tiempo?

- Agradezco su observación majestad, pero prefiero reservarme ese tiempo para alguna otra emergencia. Solo necesito 5 años. – contesta Cobra, concentrando su mirada en la del príncipe Felipe, pero sin descuidar a los demás miembros de la corte.

- ¿Si estás consciente de que esa solicitud, en caso de proceder, causaría el aplazamiento de la ceremonia matrimonial con él príncipe Aron? – pregunta el ministro de Relaciones Públicas.

- Estoy completamente consciente de ello. – Cobra da media vuelta para ver al ministro al rostro. – Por eso, al mismo tiempo que hago la petición, reitero mi compromiso con el príncipe. Mi intención nunca ha sido faltar a mi palabra. 

- ¿Usted está de acuerdo con eso, príncipe Aron? – pregunta la ministra de Seguridad Pública.

Las miradas se concentran en el príncipe, que se había mantenido espectador de los cuestionamientos.

- Si bien es cierto que nos veríamos privados de la participación de una guerrera tan formidable como Cobra, también es cierto que no me puedo negar a su petición, principalmente por dos razones. – el príncipe Aron había pensado detenidamente cada una de las palabras que estaba por decir. – La primera, Cobra ha sido una general espectacular y su compromiso con el deber es inigualable; no sería justo negarle esta petición, además de que es su derecho tener un periodo de descanso. Y la segunda, no puedo ni quiero negarle a mi prometida la solución a una necesidad expresa.

- ¿Cuál es la intención de esta suspensión de actividades? ¿Planeas viajar, regresar con tu familia, estudiar una carrera universitaria? – pregunta el ministro de Infraestructura y Servicios Públicos. – Porque si el móvil es querer pasar tiempo con la familia, no es necesario cambiar las fechas de los rituales y ceremonias matrimoniales. 

- Quiero viajar, descansar, procurar mi salud y estar algún tiempo con mi familia. No tengo intenciones de salir de las fronteras de Nornodia, pero si planeo estar en constante movimiento, lo cual me impediría cumplir cabalmente con los preparativos de la ceremonia. – contesta Cobra.

- Entonces… - ahora es el ministro de Comercio Exterior el que interviene y se dirige al príncipe Aron y a la emperatriz. - …si la boda se pospone por causa de este permiso, ustedes, príncipe Aron y emperatriz, ¿no tienen inconveniente?

- Por mí no hay problema. – contesta el príncipe casi instantáneamente, a punto de revelar el verdadero deseo que reina en su interior: estar lejos de Cobra por el mayor tiempo posible. La emperatriz, por el contrario, esta callada, pensativa y con gesto calculador.

- Aunque no me agrada la idea el hecho de no tenerte presente en estos momentos, también debo reconocer que dentro de poco comenzarás una etapa de intensa preparación, y es conveniente tenerte en condiciones óptimas para que aproveches al máximo toda la capacitación. Si mi hijo, que es el directamente involucrado, no tiene inconveniente, yo tampoco.




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