Kukri

CAPÍTULO 10

La universidad de Puerto Dalí no tiene fama de ser la mejor ni la peor, está en la media; sus egresados nunca han destacado en la sociedad de manera positiva pero tampoco negativa; es una de las tantas universidades del imperio. Las carreras universitarias que oferta tampoco aportan algo nuevo al campo laboral del imperio y las instalaciones son las adecuadas para albergar a sus estudiantes, no son malas ni extraordinarias; y tampoco pasar el proceso de admisión es complicado.

O al menos eso es lo que dice el reporte de la universidad que Cobra descargó antes de que intervinieran su computadora.

La cazadora baja del aerobús en la parada de la universidad, con la capucha puesta, ocultándose de las miradas de los indiscretos. El flujo de jóvenes con mochilas, batas de laboratorio, portaplanos, portafolios y demás artilugios universitarios lleva hacia un camino central que sube por una colina inclinada.

- Apariencia 3.2 activada. – dice casi en un murmuro antes de comenzar a caminar.

La gabardina negra comienza a adquirir teñirse lila, al igual que el pantalón; las hebillas y cierres de las botas se tornan doradas, así como la piel del calzado morado oscuro. Sin embargo, ese no es el cambio radical.

Cobra se quita la capucha dejándola caer sobre su espalda y soltando un largo cabello rubio, sus ojos son azules cristalinos, su cara se hace más afilada, los labios adquieren un tono rojizo al igual que sus mejillas, las facciones se le suavizan hasta parecer una muñeca Barbie, con un maquillaje perfectamente elaborado. A paso seguro, confiada de que el dispositivo dental ya modificó toda su apariencia, se dirige hacia una de las casetas de vigilancia que tiene un letrero enorme que dice en letras holográficas: VISITANTES.

- Buenos días. – incluso la voz de Cobra se agudizó un tono completo.

- Señorita, ¿qué podemos hacer por usted? – dice el vigilante.

- Estoy buscando informes sobre las carreras de la universidad. ¿Podría decirme donde puedo obtener esa información?

Al tiempo que Cobra entabla conversación con el vigilante, una amiga robótica que viaja de polisón en su mochila sale y entra al interior de la caseta. La pequeña hada metálica se escabulle hasta la computadora principal del vigilante.

- ¿Busca una carrera o área de conocimiento en específico?

- Si, estoy buscando algo en ingeniería civil.

En el momento en el hada obtiene lo que Cobra necesita, se desconecta sin dejar rastro alguna de su presencia y se dirige de regreso a su lugar en la mochila.

- ¿Puedo entrar a ver la universidad? Me han dicho que sus instalaciones son magníficas. – dice Cobra en tono infantil y con tintes coquetos. El vigilante sonríe.

- Claro. – El vigilante regresa la vista a la computadora. – Si me permite su identificación.

- ¿Quiere comprobar que soy mayor de edad? – comenta sarcásticamente Cobra.

El hombre sonríe mientras recibe la credencial de Cobra.

- Evelyn Toscano… bonito nombre. – agrega el vigilante después de leer la credencial.

- Gracias.

La escanea y guarda el registro de entrada de la joven en la carpeta de visitantes.

- Que disfrute su estancia, señorita.

Cobra sonríe al tiempo que guarda la credencial en el bolsillo de su gabardina morada. La joven sigue la inercia de la corriente de estudiantes universitarios, mezclándose entre el mar de gente, cuando está segura de que el vigilante ya no la está viendo, se coloca las gafas de sol.

- Se ve tierna con esa apariencia, señorita. Debería vestirse así más seguido. – la risita del robot taladra los oídos de Cobra.

- Cállate, Pix. – dice sin mover los labios, con las gafas de sol se puede comunicar telepáticamente con el robot que trae en la mochila. – Ahora, ¿hacia dónde voy?

- Bueno, de acuerdo con el reporte que tenemos del hombre, trabaja en la facultad de Artes y Ciencias Alternativas, la cual está al final del complejo universitario.

- ¿Es muy grande la universidad?

- No, pero parece un laberinto. Los planos que descargué de la computadora del vigilante son muy específicos y muy enredados. La universidad está construida en torno a la montaña, por ende, están encimadas las facultades.

- ¿Estás diciéndome que tengo que subir hasta la cima de la montaña?

- Exactamente.

Cobra mira alrededor, como buscando otra manera de recorrer la universidad, pero no la hay, a ambos lados de la gran avenida central solo hay una arboleda cerrada, digna de relatos de terror. La única manera de hacerlo es subiendo por una intrincada escalera principal que parece serpentear por la superficie de la montaña.




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