Kukri

CAPÍTULO 14

El mago está sentado en el escritorio de su estudio, recién aseado y por los pixis. Tenerlos de regreso había traído tranquilidad, así como orden al caos que tenía Daniela en el castillo. Sin embargo, la persona que los había traído de regreso, lo tenía inquieto e intrigado.

Quería saber más de ella, tanto su persona como la maldición que posee son un misterio complejo para el que despierta su curiosidad científica, pero a la vez, el símbolo tatuado en la nuca, los tatuajes luminosos que desaparecen y las demás cosas que encontró en la mochila dan indicios de que no es una persona común y corriente, puede que estuviera atrayendo al enemigo a su casa. Jamás tuvo tantas dudas sobre si ayudar a una persona o no.

Está sentado, viendo a través de la venta que tiene justo enfrente de su escritorio y fumando el tabaco de la larga pipa que apoya en la abertura que tiene la máscara para la boca, cuando siente una presencia acercarse a la puerta, antes de que hagan el gesto de cortesía que es tocar la puerta antes de entrar, el mago la abre con un movimiento de su mano.

- ¿En qué te puedo servir? – pregunta el Mago, sin voltear a ver quién está en la puerta.

- Ya es de mañana, señor. – dice Samara.

Aunque Cobra está consciente de que es un riesgo muy grande acercarse ahorita al mago y que lo más sensato era salir corriendo del castillo en cuanto la soltó, no llegó a ser la líder del clan más mortífero del imperio precisamente por no tomar riesgos.

- Pensé que ya te habías ido. – contesta el mago.

- Si, estaba a punto de irme. – explica Samara.

La humana se acerca al mago y pone en un espacio libre que hay en una mesa donde hay muchos instrumentos de medición astrológica, la ropa que el mago le dio, limpia y doblada a la perfección, con el amuleto de madera en la parte superior.

Cobra está usando su ropa de siempre y su mochila en la espalda, en la cual carga su cuaderno, las hojas con el texto extraño y el ejemplar de La Gardenia de Sangre que por fin encontró entre el mar de libros del mago. 

- Pero quería agradecerle por no dejarme morir en la carretera ese día, y por todo lo demás… incluyendo el último episodio traumático.

- ¿Aprendiste algo de eso?

- Además de que existe la posibilidad de que sea una “bruja de armario” … creo no…

- Toma asiento. – el mago se da la vuelta para recargarse en el escritorio y dejarle el espléndido sillón individual a Samara. – Y deja tu mochila en ese mueble. 

“No otra vez.”, piensa Cobra.

- Así estoy bien, gracias.

- Que te sientes… - ordena el Mago.

Ante la severidad de la voz, ella opta por obedecer, pero esta vez, tiene todos los sistemas de defensa activados, cualquier movimiento amenazador que haga el mago y será hombre muerto.

- ¿De por sí tienes problemas para seguir ordenes?

- No estoy acostumbrada a recibirlas. – contesta Samara con ironía, y era la verdad.

El mago suspira pesadamente.

- ¿Por qué?

- Porque, por lo regular, yo daba las órdenes. La emperatriz me confiaba una parte de su servidumbre y…

- No, me refiero a ¿por qué bruja de armario? – corrige el Mago a la joven. -  Y te dije que nunca te quitaras el amuleto.

El hombre deja la pipa en un cenicero de ónix blanco con veteado negro para tomar el amuleto de madera y ponérselo en el cuello a la mujer.

- En Ciudad Central, existe una forma de referirse a las personas que esconden sus poderes mágicos de los demás por miedo a lo que pudieran hacerles, es “bruja de armario”.

- Como cuando los homosexuales salen del closet.

- Exactamente.

- ¿Y tú tienes miedo de lo que puedan hacerte los demás?

- No.

- Entonces ¿por qué hablas de una posibilidad de ser bruja? ¿Aún no estás convencida de que lo eres?

A pesar de su profesión, Cobra no odia a las brujas y magos, pero se rehúsa a la idea de que sea una bruja ya que va en contra de todo lo que le enseñaron a lo largo de toda su vida, además de que las pruebas médicas siempre habían demostrado lo contrario.

- Por tu gesto vacilante, debo deducir que no estás convencida. – concluye el Mago, acercando su “rostro” al de la confundida mujer, para poder ver mejor sus peculiares ojos. – Acompáñame.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.