La Acompañante

Capítulo 2 La entrevista

No podía creerlo dos semanas, dos semanas completas completas buscando trabajo y aún no había logrado conseguir nada. Su madre días atrás había tenido una crisis y para poder enviarle dinero, había tenido que vender su laptop y empeñar su reloj.

 El último mes ni siquiera había podido contribuir a Sara con la renta y el mercado, lo que la hacía sentirse como una abusiva. Sabía que su amiga entendía su situación, pero ella no era millonaria y tenía que pagar las cuentas.

Por lo que vio, su reciente enamoramiento con el tal Julián, fue mucho más fugaz que los anteriores, ya que después de la noche que fueron al antro, no lo vio más con ella, ni tampoco la escuchó hablar de él.

 

A veces se preguntaba como Sara y ella podían ser amigas, siendo tan diferentes. Ashanty, ni siquiera había tenido un novio y Sara, tal vez habría tenido como cien, para Sara el sexo era algo del día a día, mientras que ella soñaba con conocer su príncipe azul y llegar vírgen al matrimonio, tal como Dios manda. Sara era alocada, despistada, imprudente, aborrecía estudiar, mientras que ella veía en la educación, la oportunidad para salir de la pobreza, lo que nunca imaginó era que le costaría tanto el cambio de estudiante a profesional.

Recostada en su cama, meditaba en una, otra y otra opción, para lograr salir de este agujero, en el que se encontraba y que cada día se sentía, más profundo y oscuro. 

Las lágrimas empezaban a correr por sus mejillas y la frustración y la impotencia se adueñaban de ella. Ashanty, se siente derrotada, de una manera que casi no podía soportar. Las esperanzas de su madre y de su hermano, de que todo cambiaría, cuando ella ya fuese una profesional, las estaba viendo irse por el retrete, tantos sueños que ahora se veían tan lejanos, ahora que más cerca los creía.

Empezó a buscar en la mesita de noche, un par de pastillas para dormir, la preocupación estaba haciendo que las últimas noches se desvelara, lo que no era común en ella. 

En medio de su búsqueda, la misma tarjeta negra con letras plateadas que le entregó, el tal julián aquella noche, volvió a llegar a sus manos. Leyó una y otra vez el nombre y el número impreso en ella.  

—Tal vez debía llamar mañana temprano, nada perdía — dijo intentando convencerse, de que eso era una buena opción, aunque algo le decía que no. 

Tomó la tarjeta y la llevó a su bolso,  se propuso en la mañana temprano, llamar a ese lugar. Aunque le causaba un poco de desconfianza, no tenía muchas opciones y si había trabajo allí para ella, tenía que aprovechar.

Pasó toda la noche inquieta, pensando en esa llamada que haría temprano en la mañana,  no tenía idea de qué se trataba o qué tipo de actividad se realizaba en ese lugar, de lo que sí estaba muy segura era de que necesitaba ganar dinero y pronto. 

Se levantó temprano,  se dio una ducha y  bajó a prepararle el desayuno a su amiga,  antes de que esta se fuera a trabajar; por lo menos de esa manera sentía, que hacía algo por ella y que no solo estaba en esa casa de arrimada.

— Sara hoy voy a llamar a a ese lugar que Julián me recomendó el día que fuimos al antro — dijo seria. 

— ¿Crees que sea buena idea? — le preguntó  su amiga.

— Pues, más tarde lo sabremos — respondió Ashanty.

— Bueno amiga, espero que todo salga bien. Por favor mantenme informada cuando sepas de qué se trata — respondió Sara, mientras se despedió de ella con un efusivo abrazo.

Una vez su amiga salió del pequeño apartamento, buscó su celular y marcó el número que se indicaba en la tarjeta una especie de operadora automática le contestó. Siguió las indicaciones que la misma le dió y concertó una cita para ese mismo día a las diez de la mañana. Minutos después, luego de que ingresó su número de teléfono al ser solicitado,  recibió un mensaje en su celular, con la dirección del lugar a donde debía presentarse, para la dichosa entrevista. En el mismo mensaje, se le comunicaba que debía llevar su hoja de vida impresa y que a la misma debía añadirle, sus hobbys y sus gustos. Cosa que la dejo algo pensativa, tomo la laptop de su amiga y agrego a su hoja de vida, la información que le faltaba. Se dispuso a arreglarse para verse lo más profesional posible, quería dar una buena impresión y quedarse con el trabajo, así que se esmeró en verse bien.

Dos horas después, ya iba en camino para el lugar indicado al menos le había quedado algo de dinero para pagar un uber, ya luego vería como regresaría a casa, lo importante era llegar a esa dichosa entrevista.  

—Buenas tardes— saludó al llegar a la recepción del elegante lugar, que daba a un aire, como a estudio de modelaje o algo por el estilo. 

La chica de la recepción, la miró algo extrañada, al notar el atuendo formal que la rubia traía. La mayoría de las chicas que llegaban a ese lugar vestían de manera informal y hasta sexy, rayando en lo provocativo, sobre todo cuando venían, por primera vez y no entendían la dinámica del servicio que se brindaba en ese lugar, pero vestida así de manera tan formal y profesional, nunca antes nadie había venido. 

—¿En qué le puedo ayudar? — preguntó la joven, mirándola fijamente.

—Tengo una entrevista — respondió Ashanty, en tono cortés.

—¿Está segura que es en este lugar?— preguntó, la chica algo descolocada.

—Si, mire —respondió Ashanty, mientras le mostraba a la amable joven, el mensaje que había recibido. 

La actitud de la chica que la atendió, la tenía un poco nerviosa. Pero ya había llegado hasta allí e iba a asistir a esa entrevista, a como diera lugar.

—¿Cómo supiste de este lugar? — siguió indagando la recepcionista.

—El señor Julián, me entregó una tarjeta y esta mañana, yo misma concerte la cita — respondió la rubia.

—¿Y sabes para qué tipo de trabajo, van a entrevistarte en este lugar? — preguntó la chica.

—La verdad no, pero lo que sí sé, es que necesito con urgencia el trabajo — respondió Ashanty, con una seguridad que no sentía.




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