La Acompañante

Capítulo 7 ¿Príncipe o sapo?

El lugar era hermoso,  amplio y con una decoración de luces amarillas que le daban un aire de elegancia al lugar. 

Anya y Ashanty van del brazo, de Julián, mientras avanzaban en medio de un grupo de personas, que parecían ser periodistas.

Todos los que se encontraban en este lugar, estaban elegantemente vestidos y la mayoría de ellos, saludaban a Julián y a Anya, con un movimiento de cabeza o levantando las copas de vino, que llevaban en su mano.

Ashanty se sentía, sumamente nerviosa, por lo que agradeció que Julián y Anya, no se hayan apartado de su lado, en el tiempo que tenían allí.  

La mirada de Julián sigue estando sobre ella, lo que solo incrementaba la incomodidad que la rubia experimentaba, sobre todo cuando por alguna razón deben moverse de un lugar a otro del salón y  cuando eso sucede,  la mano de Julián se ha posado con posesividad,  sobre su cintura.  

La música que se escuchaba invitó a alguno de los presentes bailar, lo que hacía que el ambiente del lugar se tornara mucho más ameno.

Julián y Anya se dirigieron a la pista, dejándola sola por un rato.

Tomó la copa de vino, que tenía en sus manos y la llevo a sus labios, buscando con el licor calmar un poco los nervios que se han hecho presente esta noche. 

Siente que no pertenece a este lugar, pero es consciente de que no ha tenido elección.

Dejó la copa sobre una pequeña mesa redonda y alta que había a sus espaldas y se encaminó al área donde ya tenía claro, se encontraban los baños. Ha estado observando todo con detenimiento, se percató que entre los invitados había alemanes y franceses, lo sabía porque los había escuchado conversar en esos idiomas, que ella entendía a la perfección.

El pasillo hacia al baño estaba bastante iluminado y señalaba claramente donde estaba el de las damas, por lo que entró al mismo, más que para hacer sus necesidades, para escapar un poco, de ese sitio y de esas personas, a las que se sentía tan ajena.

Se puso de pie frente al enorme espejo, que estaba detrás del lavamanos. Casi no se reconoció,  jamás se había arreglado para un evento de esta naturaleza, lucía elegante, más de lo que imagino podría lucir algún día, también se veía hermosa, pero no de una manera natural, sino más bien como cargada, tal vez producto del maquillaje y toda la charratela que traía puesta.

Soltó el aire que tenía contenido y se reordó mentalmente, su motivación y su razón para estar aquí. Esperaba que no tuviera que estar en este trabajo, por mucho tiempo y que todo aquello que estudió, para graduarse, le proporcione pronto, una fuente de ingresos un poco más convencional.

Ya un poco más calmada, decidió regresar al lujoso salón, en busca de sus jefes. Es consciente, de que la mirada de Julián, no era la única que estaba sobre ella.

Los hermanos, continuaron bailando animadamente en medio de la pista. Junto a ella pasó uno de los meseros, quien amablemente le ofreció otra copa de champán, la cual había decidido beber de manera más pausada, para que el alcohol, no le golpeara tan rápido, sobre todo porque no estaba acostumbrada.  

—¡Buenas noches! —escuchó decir a una voz, grave y varonil a su lado. Lo que la hizo girarse casi inmediatamente.

El hombre frente a ella, era un tipo alto, tan alto que  fue necesario levantar la cabeza, para poder mirarlo a la cara. 

El traje negro que traía puesto, le ajustaba de forma perfecta, la fragancia embriagadora que el mismo usaba, llenó sus sentidos de golpe, sus ojos verdes eran hipnotizantes, sus facciones varoniles y hermosas, lo hacían lucir como todo un adonis y esa barba incipiente que adornaba su rostro le sentaba de maravilla. Luego de la minuciosa inspección que acababa de hacerle a este hombre, estaba segura que se ha ruborizado. Pero es que no pudo evitarlo, la dejo idiotizada, literalmente hablando.  

—¡Buenas noches! — contestó la rubia en un tono bajo, pero que el caballero alcanzó a escuchar.

—Zaid Moore, es un placer conocerle señorita —dijo el hombre, con una voz seductora que hizo que a Ashanty, se le erizara todo el cuerpo.


—Ashanty Dorman— respondió, ella con una débil sonrisa.

Los ojos del apuesto caballero se posaron en esa curvatura, que intentaron dibujar sus labios, lo que la puso mucho más nerviosa y seguramente sonrojada. No entendía, porque reaccionaba de esta manera, no era como que nunca hubiera visto o tenido cerca a un hombre tan guapo, de hecho  el mismo Julián lo era, solo que el efecto que este hombre de cabello castaño y de ojos verdes causaba en ella, era algo que experimentaba por primera vez en su vida.  

—¡¿Bailamos?! —preguntó el hombre en un tono grave, que no hizo más que continuar haciendo estragos en Ashanty. Por lo que lo único que logró hacer la rubia, fue asentir a manera de respuesta.

Ni cuenta se dio cuando ya ambos estaban en el centro de pista, mientras que sus cuerpos empezaban a moverse de manera rítmica al compas de la música. 

Por la altura del caballero, el rostro de Ashanty quedaba en su hombro, lo que le daba más acceso al embriagante olor, que empezaba a fascinarle. 

La mano derecha de Zaid, se posó sobre su cadera y la izquierda, sobre la piel descubierta que el pronunciado escote del vestido, dejaba a la vista.

El roce de la mano del hombre en su espalda, hizo que una corriente eléctrica recorriera todo su ser.

 ¡Rayos! ¿Qué es esto? Se preguntó en su mente, mientras cerraba los ojos, para poder resistir, todas las emociones que la cercanía de ese desconocido le estaban provocando.

No sabía, cuántas piezas bailaron. Tampoco sabía, cuanto llevan en ese vaivén exquisito, en medio de la pista.

—¿Quieres beber algo? —preguntó él, separándose un poco para mirarla.  

—¡Sí! —respondió ella, con las emociones un poco más controladas.

Salieron de la pista, con él guiando el camino. Pero no se dirigieron hacia donde estaban sus amigos, sino que se encaminaron hacia una especie de terraza, que daba una hermosa vista a la ciudad, era un espacio abierto, lo que permitía que la brisa nocturna se sintiera en sus rostros. También había en el lugar, una especie de bar, en donde se servían las bebidas para los invitados.




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