La caída de Izan

Capítulo 2: Izan

Estaciono la motocicleta en la entrada de la casa de mi hermano Drago y su esposa Silver, bajo de esta, me quito el casco, lo apoyo sobre el asiento y me apresuro a la entrada.

Antes de golpear la puerta, esta se abre y un pequeño de cuatro años y medio se tira a mis brazos llamándome tío Nizan. Le gusta más que mi verdadero nombre y lo amo tanto que se lo permito, y es el único que puede decirme así.

—Cuanta energía, Liam.

—¿Cuándo iremos en tu moto?

—Cuando tus padres te lo permitan.

—No, ellos no me dejan—deja de sonreír—. Son muy peocupados.

Río.

—Es cierto. Ya tendremos oportunidad—lo levanto del piso—. Ya estás más pesado que antes.

—Crecí.

—Ya veo. ¿Tu madre está en casa?

—Sí, estoy espetando que termine de trabajar para ir a la playa. ¿Tú vienes?

—Hoy no. Necesito hablar con tu madre. —lo dejo en el piso, él agarra mi mano y tira de mí llevándome con ella.

—¡Mami, tío Nizan está aquí!

Mi cuñada deja de hacer lo que está haciendo y se pone de pie con una sonrisa.

Mi hermano tuvo suerte de encontrar una mujer hermosa, independiente, sencilla y buena madre para su hijo. Hoy en día es cada vez más complicado.

La mayoría de las mujeres independientes y trabajadoras le dan más importancia al trabajo que a la pareja y la familia. Las que prefieren ser mantenidas y no trabajar, le da más importancia a las compras y a los viajes que a la familia. Las pocas mujeres que están en el punto medio están ocupadas o no se interesan en mí.

También el mundo está llena de locas obsesivas que te hacen escenas de celos hasta por hablar con una planta de plástico, y no es que me haya pasado.

Me han pasado cosas locas en la vida, como hace más de un año que quise asesinar un pepino con mi motocicleta y el accidentado fui yo. Me consolé con que el maldito pepino quedó hecho trizas. Eso le enseñará a no andar rodando por la calle pública y yo aprendí a no meterme con un pepino ni ninguno de sus hermanos verduras.

—Drago me llamó para contarme que tienes una idea para asociarnos.

—Sí, como no quieres el dinero de tu esposo para abrir tu propia compañía…

—Ya sé que lo que es de él es mío, pero quiero hacer esto por mi cuenta y aunque le diga que le devolveré el dinero, no lo aceptará. No solo es por eso, también está el hecho que abrir una empresa física lleva mucho tiempo y no quiero descuidar a mi esposo y a mi hijo. Es diferente teniendo socios.

—¿Van a habar de negocios? —pregunta Liam.

—Sí, cielo.

Él baja los hombros derrotados.

—Vamos a la playa.

—Ve a buscar tus cosas, hablaré con tu tío y después iremos.

Eso es suficiente para que el pequeño salga corriendo.

—Adoro a tu hijo y su obsesión por la playa—comento tomando asiento en el sofá de la oficina—. Mira, sé que nadie tiene confianza en mí, todos me creen un caso perdido y no lo soy, o al menos no quiero seguir siéndolo.

—No creo que lo seas.

—Esto no se lo admitiré a mis hermanos, mucho menos a mi madre, pero la realidad es que estoy un poco cansado de viajar de un lado al otro y conocer personas nuevas todo el tiempo. Era divertido, pero ya no. Quiero algo estable.

—Normal. Con el pasar del tiempo vamos cambiando y queriendo cosas diferentes. Suelo decir que es mejor vivir “la vida loca”—enfatiza con comillas—siendo joven y después de los treinta llegando a los cuarenta. —ríe.

—Tu amiga Nora no opina igual que tú.

—Ella ve tu lado superficial y no te ha tratado tanto como yo. Ve lo que muestras. Yo no.

Sonrío.

—Eres mi cuñada favorita.

—Soy tu única cuñada. A menos que Aiton tenga a alguien. Dudo que Drago tenga una amante, sabe lo que le espera si llegará a suceder.

Suelto una carcajada.

—Aiton está casado con su trabajo. El escritorio parece ser el amor de su vida, hasta mamá lo aceptó. Y como si Drago pudiera mirar a otra mujer. Piensa que es pecado mirar el trasero de otras mujeres y solo quiere ver el tuyo.

—Las mira cuando está en la playa conmigo. Yo también miro hombres sexy en la playa.

—¿De verdad?

—Sí. Yo le doy mi opinión y él la suya. Dos personas adultas admirando la figura humana.  

Sonrío.

Me gusta la relación de ambos. No son esos matrimonios aburridos y cerrados que se centran en ellos y en sus hijos. Los dos suelen salir solos sin su hijo e incluso se embriagaron juntos para el cumpleaños de Aiton. Yo no estuve presente, pero sí vi los videos.

Solía creer que los matrimonios como el de mis padres eran casi inexistentes y me atrevo a decir que el de mi hermano y Silver se acerca mucho, en especial porque ambos se casaron sin estar enamorados, lo hicieron por su hijo y se enamoraron con el pasar del tiempo.




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