La caída de Izan

Capítulo 3: Nora

Mi mente se ha bloqueado, ha sido así desde que recibí la llamada del abogado diciendo que mi hermana estaba muerta y me dejó a su hija.

Mi hermana y yo nunca tuvimos buena relación. Para nuestros padres ella era la perfecta que hacía todo bien y yo todo mal, me hicieron sentir tan mal que me dejé seducir por un joven que, en ese momento, creí que era un sueño de hombre. Tan amable, caballeroso y atento. Estaba desesperada por atención y no vi las alarmas.

Por ese entonces mi mejor amiga Silver estaba pasando por un momento terrible con el cáncer de su padre y tratando de mantener sus calificaciones en la Universidad, por lo que tuvimos un leve distanciamiento. Yo estudiaba en otra Universidad, así que teníamos menos contacto.

Siempre me costó socializar, a Silver también y por eso nos hicimos buenas amigas en la secundaria, por lo que cuando Miguel apareció en mi vida, fue un salvavidas, al menos en ese momento.

Al poco tiempo de comenzar la universidad mis padres se divorciaron, papá se fue con otra mujer sin importarle sus hijas, mamá murió de depresión y mi hermana Carol se mudó a Nimbin ni bien se casó con su novio.

Me sentía sola y Miguel ayudó bastante. Claro que eso fue al principio, a los pocos meses todo cambió. Viviendo juntos llevó a que su pasatiempo favorito fuera enojarse por todo y golpearme en alguna que otra oportunidad.

Quise hablar con mi hermana, pedirle ayuda, pero ella no la brindó y me borró de su perfecta vida diciendo que ya había tenido demasiado drama con la separación de nuestros padres y la muerte de mamá. Me pidió que la dejara en paz y eso hice. Desde ahí, no volví a hablar con ella.

¿Ahora me dejó a su hija? ¿Cómo sabía que estaría bien conmigo? Ni yo sé si estaría bien conmigo.

Tuve suerte de salir adelante gracias a Silver y a Luke, mi hermano del alma, un amigo que fue incondicional conmigo y éramos tan parecidos que decíamos ser hermanos. Gracias a él, a su apoyo y al de Silver salí de la relación abusiva, recibí ayuda y hoy estoy bien. Pero mi hermana no pudo saber eso.

¿Qué habrá sido de Luke? Perdimos contacto cuando me mudé de Sydney. Él estaba en una relación y era muy amigo de Colin. Una pena que el rompimiento de este último con Silver influenciara en mi relación con él.

Recuerdo que Colin decía que Luke y yo hacíamos linda pareja, pero ninguno se vio de esa forma. Luke era gay en el armario, no había salido todavía y era la única que lo sabía. A pesar de que estaba saliendo con una chica cuando me fui.

Sacudo la cabeza ante los recuerdos y trato de prestar atención al abogado mientras caminamos a conocer a Erin.

—De todo lo que habló, escuché el principio que la niña estuvo en una casa de acogida, que la familia no pudo controlarla y terminó en este orfanato.

El abogado ríe.

—Le decía que puede rechazar la custodia de la niña y en ese caso se quedaría en el orfanato o una nueva casa de acogida hasta ser adoptada, aunque mientras más grandes son los niños, más difícil es que logren ser adoptados.

—Lo comprendo. No sé si estoy lista para ocuparme de una niña de seis años. Tengo un trabajo estable, una casa y soy una ciudadana decente, pero convivir con un niño es difícil. Tengo un sobrino de cuatro años que casi no da problemas. Le pongo el hombre araña en la tele y con eso se entretiene sin quejarse o lo llevo a la playa y problema resuelto, y eso que suelo cuidarlo de vez en cuando. Estar con una niña todo el tiempo es otra historia. Si Liam se pone insoportable, llamo a sus padres y ellos se ocupan. Es la mejor parte de ser tía.

El abogado asiente.

—Tengo dos hijos. Un niño de ocho y una niña de cinco, sé como son.

—No envidio a su mujer para nada.

Vuelve a reír.

—Conozca a la niña y tome la decisión que mejor le parezca. Recuerde, no está obligada a hacerse cargo de ella.

Nos detenemos frente a una puerta blanca, él la abre y entramos. Ahí está la niña de cabello rubio y ojos azules sentada con los brazos cruzados y cara de enojada.

La mujer que esta con ella se acerca y se presenta como la asistente social que está a cargo de la niña.

—Debo advertirle, señorita Guzmán, que la niña perdió a sus padres trágicamente y tiene una personalidad bastante… Peculiar. Está triste y, al mismo tiempo, enojada. No se tome personal si llega a decirle algún insulto o…

—¿Si me quiere tirar a la cabeza la muñeca que tiene frente a ella?

El abogado y la asistente comparten una mirada. La mujer afirma.

Suspiro.

—Me quedaré aquí. —informa.

Dejo el bolso y la chaqueta en una silla y me siento frente a ella. La niña tiene la mirada fija en algún punto en el librero de la pared y ni se inmuta cuando me siento frente a ella.

—Hola, Erin—ninguna respuesta—. Soy Nora. No sé si tu mamá te habló sobre mí…Soy tu tía.

Ella me mira.

—No, no me dijo nada.

—Bueno, si te hace sentir mejor, tampoco sabía sobre ti. Estamos en las mismas. Siento mucho lo que pasó con tus padres…




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