La caída de Izan

Capítulo 5: Nora

Ver a Izan tratando de llevarse con mi sobrina para que baje la guardia es tierno.

Erin se enoja todavía más al ver que no puede provocar a Izan con sus frases hirientes. Él tiene mucha paciencia y responde con ingenio cada vez que ella “tira” algo ofensivo, si es que logra hablar porque a mí me ignora.

Le pregunté si quería más salsa y no respondió.

He tratado de comprenderla, de justificarla y apoyarla, no obstante, nada parece funcionar. Es como si tuviera una enorme pared de piedra gruesa que no deja atravesar a nadie. Y no puedo culparla sabiendo su historia.

Al menos se sacó el pijama y aceptó desayunar. Parece que disfruta los waffles.

Ayer creía que aceptar hacerme cargo de ella era lo correcto, y no lo hice por mi hermana, sino por Erin. Esta mañana no estuve tan segura cuando encontré decapitada a dos muñecas mías que tenía de colección.

¿Eso es comportamiento psicópata? Debería averiguarlo.

—¡Tío, Nizan! —grita una voz infantil que conozco bien.

Liam aparece en nuestra mesa con una sonrisa y el muñeco del hombre araña bajo su brazo. Izan voltea hacia él, lo toma en brazos y lo sienta en sus piernas.

—¿Cómo está mi hombre araña favorito?

—Bien—responde mirando a Erin—. ¿Y ella quién es?

—Y a mí que me parta un rayo. —exclamo.

Liam baja de las piernas de su tío y se acerca a abrazarme.

—Hola, tía. Que bueno que regesaste.

Beso las mejillas de mi ahijado y este ríe amando que lo haga.

—Liam, ¿de qué hablamos? No puedes alejarte de esa manera de mí. —exclama Drago.

—Ya, hermano, deja a tu hijo en paz. No corrió hacia desconocidos, sino hacia sus tíos favoritos.

—Yo quero una malteada, papá.

—Está bien, una pequeña.

—Una gande para compantir con mi amigo añaña. —estira el muñeco hacia él.

—No va a funcionar esta vez—dice Drago—. Tu madre ya me advirtió que tu amigo muñeco está a dieta de malteadas.

Los dos toman asiento. Drago pide waffles para compartir con su hijo, una malteada de caramelo para Liam y un café negro para él.

—¿Y tú quién eres? —le pregunta Liam a Erin.

—Liam, no puedes hablarle así—reclama su padre—. Debes saludar con educación y presentarte.

Él se encoje de hombros y sienta su muñeco al lado.

—Yo me llamo Liam, tengo cuato años y me gusta mucho la playa.

Erin traga y bebe un poco de agua.

—No me interesa—responde con indiferencia—. Tu muñeco es feo.

—¡Erin! —reclamo.

Liam arruga el ceño y arrima a su papá.

—La niña no me agada. Es mala. —musita por lo bajo.

—¿Seguro que está bien que nos sentemos con ustedes? —pregunta Drago con la mirada sobre Erin.

—Sí, la niña es gruñona con todos—responde Izan en voz alta—. Ignórala y ella hará lo mismo.

Erin lo fulmina con la mirada.

»No me mires así, pirañita. Conmigo no funciona esa carita de ojos escupe fuego.

Después de un rato, Drago e Izan hablan sobre negocios, Liam decide ignorar a Erin y me enseña las funciones de su nuevo hombre araña.

Erin termina de comer y noto que está mirando a Liam y a Drago. El pequeño se ha ensuciado la boca, Drago lo limpia y le pone la servilleta en el cuello para evitar que se manche la ropa.

—¿Hoy no vas a trabajar? —pregunta Izan.

—No, Liam no tiene escuela, así que iré con él a la playa y Silver se reunirá con nosotros más tarde—acomoda el cabello de su hijo—. ¿Verdad, campeón que pasaremos el día juntos?

Él asiente.

—Sí. Mamá nos verá allá po que tenía una junta antes.

Puedo decir que lo que veo en Eric es nostalgia, incluso puedo detectar algo de celos que se debe a que Liam tiene la atención completa de su padre.

No me olvido que la vecina mencionó que mi hermana y su esposo se la pasaban trabajando y apenas veían a su hija.

Izan tiene razón, no puedo comenzar la relación poniéndole límites. Debo intentar llegar a ella primero y luego ver lo demás.

Me pongo de pie.

—El desayuno ha sido muy lindo, pero Erin y yo debemos irnos. Tenemos que hacer cosas.

Izan se levanta.

—Genial. Voy con ustedes. Amo hacer cosas.

—No es cierto. —musita Drago seguido de una exclamación.

—Tú no sabes nada.

Debería rechazar su ofrecimiento, sin embargo, no lo hago. No puedo ser orgullosa y tengo que admitir que Izan parece llevar la situación con Erin mejor que yo y debo aprovechar el momento.

Al menos que sirva para algo. No saldré con él ni nada parecido. Nada más me aprovecharé de su paciencia.




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