DAVID
Simón: Holis, primito. ¿Cómo estás? Espero que bien.
Frunzo el ceño, ¿y a este qué bicho lo picó? Tanta amabilidad debe ser por algo, esos emojis de inocencia no me cuadran.
Simón: Lamento molestarte, sé que estás trabajando.
Otra vez, ¿qué?
A Simón no le importa si estoy ocupado o no, si él quiere llamar o escribirme lo va a hacer, incluso si estuviese en una guerra, él seguro me llamaría para saber si vamos ganando o no; por eso sé que algo ha de querer, nunca es así de considerado sin una buena razón.
Simón: Solo me gustaría saber si leíste la carta que te entregué hace un tiempo, resulta que a mí también me llegó una de esas. Ya sé de qué se trata. Además, Charlotte se comunicó conmigo hoy para preguntar si aceptaba la invitación y si podía convencerte de ir, puesto que no ha podido comunicarse contigo desde hace como dos semanas.
Joder. ¿Es que Charlotte no entiende indirectas? Si llevo más de dos semanas evitándola es porque no pienso asistir a su boda, no soy tan imbécil. ¿Por qué no deja de insistir?
Simón: Me pidió tu número. ¿Debería enviárselo?
Oh, no, no, no, no. Si Charlotte consiguiera mi número de celular las cosas para mí se volverían todavía más difíciles de soportar. Ya tengo suficiente encima como para querer otra razón de estrés.
El trabajo se ha vuelto muy pesado estas últimas dos semanas y ni hablar de la extraña molestia que cargo encima desde la primera vez que vi a Camila llegando a la oficina en un Lamborghini. No he querido preguntarle pese a que me vi tentado a hacerlo, no quiero meterme en su vida más de lo que ya me he metido, pero la curiosidad me mata, he de admitir que me encantaría saber quién es el hombre con el que ha estado yendo y viniendo durante todos estos días.
Bien dicen que la curiosidad mató al gato, y yo me prefiero vivo, gracias.
David: Ni se te ocurra.
No tarda más de un par de segundos en contestar.
Simón: Ah… Eh… Ups. No me esperaba esa respuesta, la verdad.
Como lo conozco, consigo imaginarme el tono de voz que está empleando. Oh, no me digas que…
Simón: Ya se lo envié.
¡MIERDA!
David: Borra. Ese. Puto. Mensaje. AHORA.
Voy a matarlo, carajo, esta vez en serio voy a hacerlo. ¿Cómo se le ocurre enviarle mi nuevo número a Charlotte antes de que le respondiera? Debe estar loco, no sé qué piense de todo esto, pero es más que obvio que no compartimos el mismo pensamiento. Primero muerto a relacionarme nuevamente con esa mujer.
Voy a dejar el celular de lado para centrarme de nuevo en el trabajo, sí, eso es. No alcanzo a concretar la acción porque me llega una videollamada de WhatsApp proveniente de un número desconocido, no tengo intenciones de contestar, pero por la prisa para detener el insufrible tono de llamada acabo presionando el botón verde en lugar del rojo: Acepto la videollamada y frente a mí aparece una figura femenina ya conocida, la cual me deja estático por un momento.
—¡David!
Desactivo la cámara sin pensarlo demasiado, me veo tentado a colgar, pero su voz sigue sonando desde el otro lado.
—¿David? ¿Estás ahí?
Me cago en la…
Nota mental del día: Asesinar a Simón en cuanto tenga la oportunidad. ¡Esto es su culpa!
Me quito los lentes de lectura, fastidiado y molesto a su vez. ¿Qué karma estoy pagando? Camila me ayudó a evitar a Charlotte con éxito durante semanas, y resulta que Simón lo ha echado a perder. Joder.
—¿Hola? ¿Estás ahí, David?
—Dame un momento.
Me froto el rostro tratando de sacar paciencia y buen ánimo de donde ya no tengo. Tomo aire con fuerza antes de acomodar el celular a la distancia justa y… activo la cámara.
Nos miramos. Charlotte sigue igual a lo que recordaba, solo que sus facciones lucen más maduras. Sigue teniendo el cabello negro y largo hasta los glúteos, ojos almendrados de color ámbar, nariz pequeña, cejas perfiladas, labios carnosos, figura y aspecto cuidado. Bella como siempre, más adulta que nunca.
—Hola, David —saluda con una amplia sonrisa.
—Hola.
Yo, contrario a ella, no hago ni el amague de dedicarle una sonrisa. No soy tan hipócrita como para fingir que me alegra luego de haberla estado evitando todo este tiempo.
—¿Cómo estás? Llevo bastante tiempo tratando de contactarte, ¿sabes? Eres alguien difícil de encontrar, eh —bromea, no me rio.
—Bien, con algo de trabajo.
—Mm, eso es bueno. Me alegra saber que te va bien. —Mantiene la sonrisa pese a mi escueta respuesta—. Y espero que no te moleste que haya tenido que contactar a Simón para poder obtener tu número celular, sucede que tu…
—Sí, me molesta —la corto.
La sonrisa de Charlotte se desvanece un poco ante mi seriedad, arruga el ceño algo confusa e intenta aliviar la tensión con una pequeña risita.