La chica de los sueños locos

Capítulo 30

CAMILA

No sé cómo llego hasta mi edificio sin quedar estampillada contra algún coche y tampoco sin recibir multas por exceso de velocidad, pero joder, me late tan rápido el corazón como a mi pobre moto con cada acelerón. Me quito el casco sin dejar de sentirme sofocada, aunque al mismo tiempo experimento como una especie de… liberación, por muy contrario que parezca.

Llevaba meses guardándome todo lo que le dije a Austin, meses reprimiendo frustración, dolor, tristeza y decepción, y todo eso desembocó en una retahíla de palabras.

Tomo aire, bajo de la moto, activo el seguro y voy hacia las escaleras sin saludar al guardia de turno, en este momento no tengo cabeza para tales cosas, subo hacia mi piso recordando su expresión una y otra vez. Austin lucía… dolido, pero también aliviado. ¿Y David? A penas pude mirarlo, ese traidor me tendió una trampa, debí sospecharlo cuando me dijo que quería hablar de algo importante conmigo en el restaurante de Santy, ahora que lo pienso fue demasiado obvio, tarde o temprano David terminaría haciendo de mediador entre su amigo y yo, solo que no me esperaba que fuese de este modo y mucho menos en este momento.

Es decir, los últimos días he estado lidiando y mentalizándome para ir a pasar el fin de semana en casa de mis padres, Joel está emocionado y no deja de hablar al respecto; dijo que mamá le está ayudando a organizar una pequeña reunión familiar donde presentará a Melanie, incluso creo que pretende invitar a nuestros tíos paternos, cosa que lo hace todavía más complicado. Trinidad no tiene buena relación con tío Daniel desde hace años y tía Luisa tampoco es que sea muy cercana a su madre, ¿cómo pretende mi hermano que esto culmine bien?

Llego hasta mi piso sin dejar de martillearme la cabeza con lo del restaurante y lo de esa dichosa reunión, estoy tan tensa que podría romper la pared si le pegase un buen golpe. Abro la puerta del departamento asegurándome de clavar la mirada en el piso, no quisiera toparme con mi cuñada y mi hermano besándose en el sillón o metiéndose mano en el pasillo —cosa que me ocurrió hace un tiempo—.

—Oh, volviste rápido, ¿qué sucedió?

Levanto la mirada y la dirijo hacia Mel, está en el sofá, sola, con un tupper con palomitas sobre el regazo y el cabello sujeto en un moño… Okay, demasiado casual y relajada, ¿dónde se metió Joel?

—Si buscas a tu hermano, déjame decirte que no está —añade como leyéndome la mente—, tuvo que volver por un asunto urgente, dijo que regresará mañana por la noche para buscarnos.

Buscarnos… Mierda.

—Cami, ¿estás bien?

—¿Eh? Claro.

Cierro la puerta a mis espaldas, voy hacia ella todavía tensa y tomo asiento a su lado, está viendo una película: Titanic, su favorita.

—¿Otra vez? Vaya, sí que te gusta sufrir.

Robo una palomita y me la llevo a los labios mirando la pantalla, la escena icónica donde Jack sujeta a Rose desde la espalda en la proa del barco aparece delante de mis ojos.

—¿Segura que estás bien?

—Que sí, ¿por qué tanta insistencia? —Tomo otra palomita, solo que esta vez doy una manotada bien llena.

—Dijiste que cenarías con David en lo de Santy, ¿por qué estás aquí tan temprano? ¿Acaso te dejó plantada? ¿Discutieron?

—Nada de eso, no seas tan dramática. —Intento no mirarla a los ojos por miedo a que se entere de que estuve cerca de su ex por más de cinco minutos seguidos.

—¿Entonces? ¿Qué haces aquí?

—¿Por qué se fue Joel tan de repente? —trato de cambiar de tema—. Creí que se quedaría a…

—¿Discutiste con él, Camila? ¿Te dijo algo? ¿Te hizo algo?

Dejo la palomita a medio camino, no aparto la mirada del televisor, de los ojos de Jack al mirar a Rose, la música resuena con suavidad.

—Comienzas a asustarme, ¿qué sucedió?

Niego con la cabeza como respuesta, ojalá pudiera hacerle entender sin necesidad de explicárselo, ojalá pudiera evitar nombrar a Austin y ojalá ella lo dejase pasar, pero claro, no puede, decide que quiere saber más, que necesita saber.

—Cami…

—David no hizo nada malo —aclaro todavía mirando la pantalla—, solo intentó hacerme un favor y… digamos que no me lo esperaba, por lo cual decidí irme sin probar bocado.

—¿Qué clase de favor fue ese?

Suspiro, ¿qué caso tiene? No puedo guardarme esta información si quiero dejarla tranquila, además ya le he contado cosas mucho peores en otras ocasiones.

—Me invitó a cenar y llegó con Austin —murmuro entre dientes—. Intenté irme sin hablar con ninguno de los dos, pero… ese rubio comenzó a decir cosas que me obligaron a quedarme y… yo también le dije algunas cosas. Eso es todo. Me fui luego de decir lo que tenía por decir, esta vez no le tiré nada encima, supongo que ya es un avance. —Mi intento de broma fracasa en grande.

Melanie también se tensa ante la mención de su exnovio, pasan un par de segundos hasta que consigue responder.

—¿Qué fue lo que… te dijo?

—Pidió perdón por haber sido un idiota y me dio las gracias por haber sido su amiga.




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