30. ¡Francia allá voy!

Mis padres llegaron a la habitación corriendo, - ¿Qué mierda es eso de que te drogas? – pregunta mi padre no bien entra en la habitación.

- ¿papá qué dices? – pregunto abriendo los ojos desmesuradamente. - ¡Claro que no! – digo exaltado.

- ¡Jacob! – le regaño mi madre.

- Señor Horton debe de calmarse, - le dice el entrenador poniéndose delante de él, - le puedo asegurar que su hijo no se droga. 

- ¿Podría explicarme entonces cómo es que mi hijo que nunca ha estado enfermo de pronto termina hospitalizado? – Pide explicaciones mi padre.

- ¿Estás mejor mi chiquito? – me pregunta mi madre acercándose a mi abrazándome mientras de sus ojos sé que está saliendo lágrimas de alivio.

- Sí, sólo me siento algo cansado y con sueño, - explico sintiéndome agotado otra vez.

Mientras mi madre me acaricia la cabeza y besa toda mi cara, el entrenador y el señor Horton salen luego que el entrenador le dice al go bajo. / ¿Qué habrá pasado en realidad? /.

- ¿Mamá podrías darme mi celular? – Le pido mirando a todos lados, - quiero llamar a Sky y decirle que venga.

Al decir esas palabras veo como Eilyn se tensa y eso no es de sorprenderme, lo más sorprendente de todo es que mi celular no aparece y que ni ella ni el entrenador saben dónde fue a parar.

- ¿Es urgente lo que quieres hacer con tu teléfono? – cuestiona mi madre.

- Quiero llamar a mi novia, - digo por fin, no quería decirlo y menos en estas condiciones, quería presentársela a todos en una actividad familiar y formal.

- ¿Cómo es eso de que tienes novia engendro adoptado? - / aquí vamos de nuevo/ ­- ¿entonces ya andas probando la vida loca?  - me dice burlón mi hermano Ethan y nuestro progenitor que entra en ese momento le da una colleja en la nuca.

- Deja en paz a tu hermano Ethan Anthúan.

- No me llames así, ¡por favor! - Dice entre dientes a quien ahora intenta hacer burla de él. - ¿Eilyn? – dice mi hermano extrañado por la presencia de Eilyn. - ¿eres tu su novia?

- Eres estúpido, si fuera ella ¿para que la llamaría? – Le inquiero obvio, en ese momento mi celular suena y descubrimos donde estaba, metido en mi mochila. - ¿Quién es? – le cuestiono a mi madre que contesta la llamada.

- Hola, - dice, - está mejor, - silencio… -  estamos en la McGill University Health Centre y en la habitación 475, - silencio. – Está bien, por cierto…  – intenta decir algo más, pero la persona en la otra línea al parecer no le dejo terminar.

Ha pasado ya un tiempo desde que llamaron, mi madre no me dice ni me deja el móvil para que pueda llamar a Sky, quiero y necesito hablar con ella, tengo una sensación muy incómoda en mi pecho.

- ¿Má? – digo, tragando saliva, aun se me dificulta por el lavado de estómago, - ¿Podrías darme mi celular, por favor?  - Le pido, pero en ese momento la puerta se abre y esperanzado miro a que sea ella, pero no es el Insulso de Troy.

- ¿Qué paso Hermano? – dice en alta voz y acercándose a la cama, - ¿estás bien? ¿Qué mierdas sucedió? Toda la universidad esta cautica, dicen que te has drogado y que… - de pronto se detiene en lo que estaba diciendo. - ¿Qué mierdas haces aquí? ¿Cómo sabias que Kilian estaba aquí? ¡Ay! Eilyn Rawley Cross ¿qué haces aquí? Ella fue quien encontró a Kilian en el vestidor mientras convulsionaba, por eso está aquí, - contesta mi madre rápidamente.

- Te recuerdo que fue el entrenador quien llamo a la ambulancia mamá, - le rebate Ethan sin dejar de mirar su libro de medicina.

- Me quedé muy preocupada por él luego de verlo así, la verdad no quise irme.

- Salgamos un momento, - le pide serio y ella sale con la cabeza gacha, sabe que la va a reñir.

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Una vez han salido de la habitación los hermanos Rawley se detienen a dos habitaciones de la que se encuentra la familia Horton.

- ¿Se puede saber porque mierdas se rumora que te encontraron teniendo sexo con mi mejor amigo?

La cara de sorpresa que puso Eilyn no fue creída por su hermano.

- ¡Habla de una puñetera vez! – le dice entre dientes, - porque no entiendo que mierdas hacías en la universidad cuando deberías de estar en la preparatoria tomando clases, - espeta una vez y continua; - porque no es posible que él haya terminado contigo en la cama en sus cinco sentidos.