32. Paz en aprietos

La bienvenida fue lo menos esperado, la verdad no sabía que el huracán Paz había hecho de las suyas. Me esperaban todos en casa, como había adelantado los planes de mi graduación no pudieron asistir y en venganza han realizado una fiesta sorpresa, aquí se encontraba solo mi familia y los más cercanos.

- ¡Bienvenida mi niña! – exclama mi madre acercándose para abrazarme.

- ¡Mi licenciada favorita! – grita mi papá entregándole a Judd una bandeja con nachos que tiene en la mano.

- ¡Hola papá! – digo haciendo reciproco mi abrazo.

- ¡¿Cómo se siente ser una parisina por varios años!? – grita Summer quien viene bajando las escaleras, lleva el pelo más corto, / ¿se ha cortado el pelo? ¿Cuándo ha sido? / - y esta hasta con el pelo negro… ¡oh la lá! – dice intentando imitar el acento francés.

- Estas hermosa, - decimos ambas a la misma vez, dándonos un abrazo.

- No te preocupes no está aquí, - dice de pronto en mi oído sin soltarme, - tu mirada me lo dijo primita, así que… - nos alejamos y yo le sonrío a todos, para hacer que la incomodidad que me acaba de hacer sentir ese verano llamado prima me ha hecho sentir.

La fiesta de bienvenida ha sido todo un éxito, mis tíos vinieron con mis primos y mis primos me trajeron regalos de viajes que habían hecho, sobre todo cosas para una oficina; había hablado hace días con mamá y papa que sería buena idea poner un estudio de diseño propio para ganar dinero y ellos estuvieron de acuerdo, al parecer les encantó la idea y decidieron compartirlas con nuestro familiares y a ellos también les encanto.

La familia decidió irse tarde, y yo estaba ya muy cansada, necesitaba dormir, decidí arrastrar mi maleta hacia arriba, entro a mi habitación y me llevo una gran e inverosímil sorpresa esta desordenado y lleno de ropa.

- ¡Ah! – Grite de la impresión, - ¡Paz! Estas en grandes aprietos.

- Creo que no solo es en este tipo de aprietos. – dice esa voz de la persona que ahora mismo quiero matar.

- ¿A qué te refieres y que le has hecho a mi habitación? – pregunto abriendo más la puerta y señalando hacia la habitación.

- ¡Bueno! ¿Esto? – dice entrando y arrojándose a la cama. – Desde que te fuiste me metí aquí como vagabundo en casa abandonada, no te dije nada porque sabía cómo te podrías.

- Claro solo mira el puto desorden que tienes, loca, sicópata, tormenta tropical llena de sifones.

- Bájale algo a tu neurosis, loca de la limpieza con un trastorno obsesivo compulsivo, - dice sin mirarme, - no quería volver a mi habitación por la decoración en donde están todas las fotos de Alan. - dice sentándose en la cama, - se casó hace dos meses porque había embarazado a una porrista de segundo año; hace once meses.   

- ¿¡De verdad!? – Pregunto con notable asombro, - quien lo diría, - digo en tono interrogante, - ¿entonces lo diste completamente por terminado? – Sigo en mi cuestionar, - pero ¿Por qué dices que estas en aprietos?

- ¿Recuerdas hace tres años? – Asiento ligeramente con la cabeza, -  ¿Cuándo Troy me trajo ebria? / ¿Cómo olvidarlo? Si pase un susto de muerte? /

- ¿Y por qué eso acarrea un problema?

- Nos volvimos amigos, aunque no hablo con Kilian y él lo entiende, por lo que paso con ustedes.

- ¿Y? – cuestiono.

- Que desde esa vez nos hicimos amigos, - yo le hago señales con la mano para que continúe, - pero desde hace unos meses he empezado a sentirme incomoda, sudorosa y alterada por su presencia, - cuando intento interrumpirle, - sé que es un mujeriego y no quiero nada con hombres locos que se la pasan de mujer en mujer y que ni siquiera recuerdan su nombre, pero desde hace un mes, me siento muy incómoda.

- Y por eso te consideras en problemas.

- ¡Si! – dice llorando fingidamente.

- Me voy a tu habitación ya que aquí no tengo nada que hacer, - le digo tomando otra vez mi maleta y dirigiéndome hacia su habitación. Ella sigue detrás de mí. – Espero este limpia porque si no te matare, - le digo de forma amenazante y mirándola con los ojos entrecerrados.

- Mama la mantuvo limpia por mí, así que puede entrar con entera confianza.