La chica del Bus

11. El concurso

Estoy hecha puré, la verdad, no tenía la más mínima idea de que este semestre empezaría así de excitante y también de complicado, este chico que había aparecido de pronto en mi vida, me estaba causando problemas ya habíamos coincidido en tres clases el martes, ayer miércoles coincidimos en taller: metodología del diseño y la verdad el chocar tan abruptamente con él me saco de mis cabales, pero al ver que en la clase estaban Bárbara y Ashton me sentí bien, me senté en medio de los dos, que al parecer son amigos aunque de esos amigos que te matas con ellos por sus comportamientos fuera de lo común pero son geniales. .

Hace dos días que me llego el correo del concurso después de la llamada cuando estuve en casa, fue emocionante saber que pase a la segunda parte del concurso y que tendré que trabajar el diseño de una casa que en caso de una catástrofe pueda funcionar como albergue o como refugio, debía de ser ecológica y funcional a la vez, tener originalidad y creatividad en el diseño del interior, había preparado varias ideas mientras estaba en la residencia el lunes como no tenía clases y me juntaría con Alan luego de entregar los papeles requeridos para el concurso en la oficina de pasantías pro-laborales para estudiantes de primer año; el chico del auto bus me había seguido y gracias a Steven el chico del carro de jugos me pude percatar de que me estaba siguiendo lo pude evitar y luego enfrentar.

- ¿En qué piensas? - Oí una voz muy conocida a mi lado.

- ¡Por Dios y los santos de la tela! ¿quieres matarme de un infarto al miocardio? - espete con la mano en el pecho respirando agitada mientras trataba de calmarme.

- Entre hace cinco minutos y te pregunte algo, pero estas tan sumergida en lo que piensas.

- ¿Qué era eso? - le inquirí mirándola junto a mí en la cama.

- Que se cómo se llama el chico del autobús que me contaste y que no dejaba de mirarte en clases ayer.

- ¿Pues quién es? - la motive a que hablara.

- Es Kilian Horton, el capitán de los Wolf, del equipo de hockey de la universidad.

Abrí los ojos como platos y me giré sobre mi cuerpo, colocando mi cara sobre mi mano para poder mirarla un poco más arriba. - ¡No! - inquirí abriendo la boca con una O bien grande.

- jajajajajaja ¡Estás loca! - fruncí el ceño ante su risa y sus palabras.

- ¿Ahora qué Summer? - ella volvió a reír. - podrías soltar la información.

- ¡Bien! – dijo incorporándose en la cama. – pero con una condición, - esta vez quien se acomodó sentándose en la cama fui yo, para mirarla levantando una ceja.

- ¿Cuál condición? – le pregunte, - no saldré con ningún idiota de tu clase, en eso no te puedo complacer. – le expuse con evidente negatividad, /está loca si cree que hare eso/.

- No es eso, - me dijo está; - necesito que me prestes uno de tus vestidos primaverales.

- Pero casi estamos en otoño para que quieres un vestido primaveral, - le pregunte no muy convencida.

- Es porque son bonitos y dan femineidad cuando careces de ella. - /eso fue ofensivo, pero no se lo diría/.

- ¿Por qué viniste aquí y no fuiste donde Paz? – le cuestione poniéndome de pie para ir a mi closet.

- Le llame, pero me dijo que no tiene vestidos primaverales, que todos son de colores lisos y los que tienen flores solo tiene dos, el que le regalaste tú por su cumpleaños y el que ella compro del cual tú tienes uno.

La verdad es que Paz sabe cómo usar vestidos que no sean llamativos para nada, esos vestidos lisos que usa mandados en su talla para no prestárselos a su amada prima /quien justo es mi mejor amiga, digamos también que no sabe devolver lo que le prestas/.

- Sabes muy bien por qué no te los presta, ¿verdad?

Ella asintió con la cabeza.

- Te lo prestare, pero debes de devolvérmelo incluso antes de que te lo pida, si lo voy a buscar a tu cuarto te matare, - le espete haciendo énfasis en la última palabra… - en serio te matare Summer Bradford.

 

- De verdad te lo devolveré, aunque Paz no me presto el vestido me aconsejo que hacer en la primera cita y fue que no me dejara besar por más que lo quisiera, que debería dejarlo saber que soy una chica diferente y que no debe de creer que será fácil el estar conmigo pero que tampoco era imposible.

- La verdad tiene razón, siempre te ha ido mal con los chicos por lo que haces en las primeras citas.

- No es mi culpa ser irresistible al momento de la despedida, - dijo encogiéndose de hombros; - es que la verdad, son tan caballeros que cuando se van a despedir que me dan un beso cerca de los labios y si los dejo ya toman el brazo.

Pongo los ojos en blanco y niego con la cabeza, yo no sería ni la mitad de capaz de hacer eso. Tampoco es que haya tenido demasiadas citas en mis diecinueve años como para decir que alguna vez lo hice. Mi experiencia se basa en dos idiotas Marcos Ricci Patrick y Hansel McCartney que gracias a los santos viajes se fue de Canadá a estudiar a Alemania.

- Otra vez no me estas escuchando... - dijo Summer sacándome de mis pensamientos. - ¿en qué piensas?




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