La chica del Bus

17. Consejos de Hermana Mayor

Como rayos termine en esto, tengo ya una semana en el hospital, mis padres no quieren dejarme ir a la residencia y yo no quiero ir a casa, tengo demasiadas cosas que hacer.

Luego el accidente con el chico de la motocicleta, quien por cierto siguió de largo como si no hubiera casi matado a alguien, mi hermana no se ha despegado de mí, va a la universidad por mí; mientras su mejor amiga copia todas las clases por ambas.

Digamos que decidieron estudiar lo mismo y luego hacer diferentes doctorados dentro del área administrativa.

- ¿Qué haces mi niña? – dijo mamá entrando por la puerta de la habitación del hospital.

- Estoy pasando unas fotos a la laptop para mandarlas a poner en el calendario universitario del próximo año.

- Que bueno, - dice con emoción; - pero ya deja eso y toma tus medicinas, - dice pasándome los antibióticos y antinflamatorios.

- Gracias. – le digo sonriente. - ¿Dónde está papá? – le pregunto luego de tomarme las pastillas.

-  Fue a la casa, necesita reincorporarse en el trabajo, ya no podía posponer su viaje a Toronto. – abro la boca con una enorme O, y ella se ríe.

- ¿Sabes a qué hora viene Summer? – me cuestiona. – Necesito ir a casa por ropa y el auto para llevarte pasado mañana a tu residencia.

- La verdad no sé, - le digo suspicaz; - la verdad necesito ponerme al día con las clases que tenemos en común y con los apuntes que me traerá de Rene. – sigo hablando hasta que tocan a la puerta.

- ¡Pase! – grita mamá alto, pero no de forma escandalosa, y lo que veo a continuación me deja ipso facta sorprendida, - ¿y este joven quién es? – pregunta mi madre al verlo, yo continuo sin habla.

- Soy Kilian Horton, - le extiende la mano; - es un placer señora Brodwey.

- Oh no, cariño / ¿cariño? / - levanto una ceja, esto no está bien; mi madre es de rápido encariñarse con chicos, - me puedes llamar por mi nombre, Eleonor.

- ¿Cómo sabias que estaba aquí? – pregunto al salir de mi asombro.

- ¡Cielito! – grito mi hermana, antes de posar su presencia frente a la puerta. - ¡SORPRESA!

- Te mataría si no fuera por este estúpido yeso que tengo en la pierna. ¿Por qué lo has traído? La idea era que nadie se diera cuenta de mi ausencia. 

- Bueno hermanita, digamos que tienes un admirador persistente. – Dijo acercándose dentándose a mi lado.

- Bueno sí, - le digo subiendo ambas manos en señal de que es algo obvio. – Nos conocimos de forma muy extraña y acosadora.

- Lamento eso, - dijo bajando la cabeza y colocando su mano en su nuca y mirándonos desde abajo. / ¿se ha sonrojado? Se ve tierno así /

- No hay problema, - digo para evitar el rubor en mis mejillas por darme cuenta de que yo también me he sonrojado; al levantar la mirada me doy cuenta de que Terremoto alias Paz me está mirando de forma escrutadora.

- ¿Qué? – digo en tono osco para que deje de mirarme.

- ¡Ay hermanita! – dice negando con una sonrisa en su cara de “te atrape”. – te recuerdo que nacimos del mismo útero, te conozco muy bien.

- Ya que tu hermana y este guapo chico están aquí, - dice, tomando la pequeña maleta en su mano, - te dejare para ir a casa y puedan platicar, ¿por cierto Paz dónde está Summer? 

- Tubo que quedarse con su novio. – Le explico está a mamá. – Creo que se les presento un proyecto juntos.

Mamá estallo en una carcajada y lo siguiente que dijo casi me hace querer morirme. – Deberías de tener un novio también, y así de guapo con Kilian.

- ¡Mamá! – grite roja como un tomate, cubriendo mi rostro con las sabanas.

 

- Está bien, mamá y ano avergüences más a Sky, no nos hablara por una semana.

- ¡No soy inmadura! – digo irritada por la vergüenza que me están haciendo pasar estas dos que dicen ser mi familia.

- Ya me voy amores, vuelvo en un rato.

Luego que Eleonor se fuera y que el huracán se quedara haciéndome sentir más avergonzada con Kilian y el solamente se reía por las historias que esta le contaba de cuando éramos pequeñas, de las veces que nuestros abuelos se confundieron y nos dejaron en diferentes lugares cuando nos quedábamos en verano en su casa.

También la vez que a mí me castigaron porque peleo en la escuela con una alumna de mi curso; que le llamo perra ninfómana; esa orangutana ni siquiera sabía que era ella la que estaba hay.

- Lo divertido de esa situación es que yo siempre fui la más flaca y mi cabello era un poco más oscuro que el suyo, pero nadie sabía darse cuenta. – dice, ella dejando claro lo obvio.

- Como darse cuenta cuando estaba sobre ella cuando dijo que nuestra madre tuvo adefesios. – le dije mirándola cómplice.

- Lo gravaron y lo vi, - le digo; - bueno lo vio todo el colegio; - luego de eso, todos nos tenían algo de miedo.

- Pero nos dejaron de llamar perras ninfómanas, engendros, copias, - le digo orgullosa de su logro esa vez.

- Wow, - expreso él como si le hubiéramos dicho algo fantástico, y mi corazón sintió volcarse a ver su sonrisa. – Son tan iguales y tan diferentes a la vez.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.