Catalina
Catalina era chica como cualquier otra, soñadora, dulce, amigable y muy muy pero muy inteligente…. vivía en el distrito de San Carlos, su padre era dueño de una impresionante empresa panificadora, su madre era maestra de educación primaria en la escuela privada más importante del distrito. Su apellido era sin duda admirado y respetado por todos.
Había terminado sus estudios primarios en la escuela donde enseñaba su mamá, obviamente con honores y obteniendo las más altas calificaciones. Pero algo preocupaba a la niña, había algo que no la dejaba tranquila…. Luego de meditarlo durante meses, tomó valor y hablo con sus padres….
Muy seriamente les dijo: Papá, Mamá, quiero estudiar mi secundaria en una escuela pública por favor ¿si? y no aquí en San Carlos, quiero estudiar en otro sitio donde nadie me conozca. Esta petición hizo que sus padres se preocuparan un poco…. Pero hija ¿por qué? tu eres una alumna brillante y ¿en una escuela pública?, explícanos por favor – le dijo su madre, mientras su papá solo la miraba impresionado.
Es que mamá, ¿tú crees que yo no sé lo que todos hablan?, todos creen que yo me sacó las mejores notas porque tú eres profesora de mi escuela, si continuo ahí seguirán hablando y si estudio en la escuela pública de San Carlos se repetiría la historia porque mi tía Virginia está ahí…. Yo quiero demostrar que soy buena sin necesidad de que sepan quién soy…. Ir a un lugar donde nadie me conozca y demostrar que soy buena estudiante, no por mi apellido o porque soy hija de una profesora…
Sus padres muy asombrados solo se miraban y se preguntaban ¿Tu que dices?, creo que está bien, si ella quiere demostrar que es mejor está bien lo que pide, pero el problema es ¿dónde? La pequeña Catalina muy emocionada les dijo, yo quiero estudiar en Lima, hay un colegio que me gusta mucho, lo veo cada vez que vamos allá y yo quiero estudiar allí ¡por favor papi!..
¡NOO! A Lima definitivamente no, eres muy pequeña y tendrías que levantar de madrugada para llegar a tiempo y estarías regresando muy tarde, además te expondrías a tantos peligros, definitivamente Lima no….
Pero papá – le dijo la niña casi llorando.
A Lima no, ya dije, tu mamá se encargará de buscar un colegio más cerca y apropiado para ti, Catalina, escucha, a una escuela pública van un montón de niños muy diferentes a ti, hay algunos que son muy malos, aquí tu mamá y yo conocemos a todos tus compañeros y todos son de familias respetables, de buenos sentimientos y educados, a las escuelas públicas va cualquiera, vas a estar con gente muy diferente a ti en todos los sentidos. – le dijo su papá.
Yo lo se papá, pero quiero demostrar que soy buena.
Está bien, pero en Lima no – le dijo su papá
Está bien papá, descartado Lima, pero aquí no quiero estudiar.
La niña se que quedó triste, pero conforme con la respuesta de sus padres, por fin podría demostrar de lo que era capaz
La madre de Catalina se encargó de ir buscando escuelas, una a una fueron descartándolas, hasta que llegaron la escuela del distrito vecino de San Pedro, era la que más se ajustaba a su conveniencia, pero sobre todo por el tema de seguridad y cercanía… y aunque no era para nada lujosa, ni con las comodidades que debe tener una buena escuela a Catalina le gusto. Así que hicieron los tramites y la matricularon en esa escuela. Cuando el director de la escuela recibió los documentos de la niña la aceptaron inmediatamente pues su record académico era sorprendente y sabía que eso ayudaría a la imagen de su colegio.
Sus padres la condicionaron a siempre tener una buena conducta para permanecer en esa escuela y aunque no estaban del todo de acuerdo con ello aceptaron que su hijita vaya a una escuela pública. Quiero otra cosa – les dijo la niña algo asustada pues tenía en su conciencia que ya estaba pidiendo mucho.
¿Qué quiere ahora Catalina, creo que ya te hemos dado lo que querías no? – le dijo su mamá.
No quiero que me lleven en el auto, quiero tomar el bus escolar, su recorrido inicia aquí y me va a dejar y recoger de la escuela todos los días, por favor – les suplico la niña. Su padre acepto de inmediato, pues sabía que la empresa del bus escolar era propiedad de un gran amigo y solo bastaba que se pusiera en contacto con él para que la niña estuviera siempre segura.
Y fue asì que la pequeña Catalina inicio su educación secundaria en una escuela en donde era una total desconocida…. Tenía muchas ilusiones y la embargaba un gran sentimiento de aventura y emoción. Sin embargo, las cosas no son siempre como las imaginamos, ser una chica nueva, inteligente y bonita, sí que le costó caro a la niña, pues eso genero la envidia de sus compañeras, las cuales no hicieron tan agradable su estancia en la escuela.
A pesar de todo ella era feliz, pues lograba lo que se proponía, era la mejor estudiante sin que nadie supiera nada de ella, gozaba de la amistad de sus compañeros, quienes siempre la respetaban y querían mucho, sobrellevaba las burlas y críticas de los mediocres, quienes lamentablemente nunca soportan a los que sobresalen.