La Chica Del Portafolio

TENEMOS UN TRATO

TENEMOS UN TRATO

 

El apodo de Monjita, sin duda ya cansaba a la niña, pues desde el primer dia en que Flavio le habló no dejaba de hacerlo…

¡Buenos días Monjita!

¡Te veo en el recreo Monjita!

¡Permiso Monjita!

¡Adiós Monjita!

 

Era tanto el malestar de la niña, que simplemente lo empezó a ignorar y fingía que era invisible y cuando sus miradas se cruzaban, ella volteaba con cólera.

 

Catalina se incomodaba cuando oía a sus compañeras hablar de lo lindo que era Flavio, ella solo miraba hacia arriba haciendo el gesto escuchar tonterías y se ponía a leer.  Y tal era el alboroto que este muchacho causaba en la chiquillas que cuando se ponían a comentar las aventuras de este latin lover de colegio, ella optaba por irse al lugar mas tranquilo y donde casi no iba nunca nadie….. LA BIBLIOTECA.

 

Catalina disfrutaba mucho de la soledad de la biblioteca, ahí no había nadie, no había chismes, ni bullicio…… solo ella y los libros.  Estaba muy entretenida leyendo un poemario, adoraba leer LA NIÑA DE GUATEMALA de José Marti y ahí sumida en esa historia oyó bulla en el ambiente de la dirección…. 

el auxiliar traía a Flavio – si nuevamente el mocoso malcriado – y lo arrodilló

¡Se queda ahí alumno hasta la hora de salida! – le dijo muy autoritario el auxiliar.

¡Qué bueno….. la clase estaba aburrida! – le contestó el muchacho.

¿Crees que con esa actitud vas a ganar? Que tonto eres niño – le respondió.

 

Cuando el auxiliar se fue la niña cruzó los brazos sobre la mesa y lo miraba con una risa muy sarcástica….. y fue ella quien inicio el dialogo.

¡Qué barbaridad! ¿Por qué siempre que estoy aquí te tengo que ver? ¿Por qué no te portas bien? Para burlarte de mí si eres bueno ¿no?.

 

El muchacho le plantó la mirada con cólera y así arrodillado avanzó hasta donde estaba ella, lo que le causó mucha gracia y se rio.

 

¡Yo también siempre que vengo aquí te miro y no me escandalizo! ¡hola Monjita! – le dijo el muchacho muy fresco.

 

¡Ay por favor! No vas comparar, yo vengo a estudiar y tu castigado – le dijo la niña.

 

¿Por qué lees tanto, no te cansas? Siempre lees, lees aburres.

 

Los tontos como tú nunca lo entenderían – le dijo ella muy cortante.

 

Mientras conversaban el muchacho se dio cuenta de algo…..

¡Esa es mi tarea de historia! ¡Asuu que profesores tan pendejos! Nos dejan las mismas tareas para ahorrarse la pensada, la mirada del niño cambio ahora la miraba con dulzura y le preguntó ¿me ayudas con mi tarea Monjita?

 

Esa pregunta fue sin duda lo que hizo estallar a Catalina quien aventó el libro que leía sobre la mesa…

¿Queeeee? Realmente… eres un fresco, todos los días me agredes y te burlas, me insultas, me ofendes y pretendes que te ayude…. eres un tarado y un sinvergüenza.

 

¡Ya, ya cálmate Monjita! – le decía el muchacho riéndose.

 

¡no me calmo ni nada! Y deja de llamarme así, igualado, tú no sabes nada de mí, es más nadie en esta maldita escuela sabe ¿quién soy yo? Ok – le dijo la niña muy enojada y levantándose amenazadoramente hacia el chico, quien solo la observaba sorprendido.

 

Pero si es lindo y tierno, es mas hoy te rebautizo como “La Monjita de la Biblioteca” – le decía mientras que con sus manos hacia como que ponía el titulo frente a ella, luego se puso el brazo sobre la mesa y su cara sobre su puño acercándose a la cara de la niña – y … aunque no lo creas se muchas cosas de ti…

La niña lo miraba entre asustada e incrédula - ¡Tu no me conoces! – le dijo.

 

Eres Catalina Villarreal….. la niña más chinchosa que conozco – el niño hizo una pausa al ver la cara de cansancio y de tristeza de la niña – pero también eres la más estudiosa y la más bonita del colegio.

 

Catalina solo se le quedo mirando, pues era la primera vez que alguien le decía que era bonita.   El silencio se adueñó del momento, la niña solo miraba su cuaderno e hizo como si fuera a escribir….

 

Que dices Monjita ¿Me ayudas con la tarea?, la chica solo lo miraba con odio y continúo leyendo….

 

El muchacho se quedó ahí mirándola como leia….

 

Al cabo de un rato, Catalina lo miro y le dijo: “Esta bien, te voy ayudar, pero con una condición”

 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.