La Chica Del Portafolio

EL PORTAFOLIO

EL PORTAFOLIO

 

Aclarado los temores los dos jóvenes continuaron siendo los amigos de siempre y su amistad era más grande que….

Toda la tarea del mundo y todas las novias de la escuela

Aprendieron a mantenerse al margen de todo y de todos…

Entre los dos había esa complicidad que solo tienen los grandes amigos…

 

Las bromas ya eran mutuas, ella aprendió a sonreír de otra manera, tal vez un poco más cruel ahora, si alguien la quería ofender, tenía lista una respuesta llena de intelecto y crueldad…. Y aunque a veces se sentía mal por ello, también se sentía bien pues se dio cuenta que había cesado un poco el ataque de sus compañeras, sin embargo, no dejaba de ser la niña invisible. 

 

Solo con Flavio era tal como ella quería ser, solo con el mostraba ese lado espontaneo que tenía dentro si…

 

Lo mismo le sucedía a Flavio, solo con ella podía sacar su lado tierno, noble, no andaba con poses de galán conquistador, ni de fiera siempre a la defensiva, si no era solo un chico que podía ser tan tierno como agresivo, tan educado como rebelde y aunque a veces era tosco a Catalina no le molestaba en absoluto…

 

Se aceptaban como eran…

El adoraba verla siempre con su mochila rosa y con un libro en la mano..

Ella se burlaba del portafolio que el llevaba….

¡Ese portafolio es hermoso! Y tu solo lo usas para llevar bolitas de papel, bien dicen que dios le da barba a quien no tiene quijada y se reía..

 

Ah te burlas de mi portafolio…. Si tanto te gusta que te parece si cambiamos… habla, por una semana, ¿serias capaz de llevar mi portafolio por una semana? – la reto el muchacho.

 

¿En serio?, quieres cambiar tu portafolio por mi…… oye mi mochila es rosa, se van a burlar de ti…. ¿no te importa? – le decía la niña muy extrañada por el insólito reto.

 

A mí no me importa… habla ¿Lo hacemos? – le dijo pícaramente el muchacho

 

Flavio, pero yo no puedo llegar con tu portafolio a mi casa, que le diría a mi mamá – le contesto la niña.

 

Mira niñita yo no tengo problema, que te parece si hacemos el cambio en el bus y luego lo volvemos hacer a la salida. ¿Qué te parece?.

 

Está bien lo hacemos, para que veas que no soy tan monse como me dice – le dijo la niña segura de su respuesta.

 

A la mañana siguiente ambos llegaron muy emocionados al bus, se sentaron en el último asiento e iniciaron el cambio de mochilas…..

Catalina sacaba todas sus cosas de su mochila y las colocaba ordenadas en el portafolio de Flavio.

Por favor saca todo, y mucho cuidado con dejar una toalla higiénica… aggg esas cosas dan asco – le decía el muchacho.

 

No seas grosero, ¿Cómo me vas a decir eso?, acaso ¿ya estás buscando pretexto para no hacerlo? – le dijo la niña retándolo.

 

No, para nada solo que esas cositas de ustedes las mujeres dan asco pue y no quiero meter la mano buscando un lápiz y sacar una de esas cosas aggg – le dijo con bastante asco.

 

Y realizaron el cambio, ambos solo se reían…

Catalina acariciaba dulcemente el portafolio.. Es muy bonito, es un clásico, lástima que en malas manos – le decía.

Mientras que nuestro galán acomodaba sus cosas en la mochila rosa, que dicho sea de paso tenía como cien prendedores metálicos muy femeninos pues era la moda de aquella época, además de un llavero de muñequita de fieltro, en fin cosas de niñas quinceañeras.

 

El llegar a la escuela con las maletas cambiadas, sin duda causo revuelo en ambos salones…..

Las burlas en el salón de Flavio no se hicieron esperar, a lo que él solo respondía… “Perdí una apuesta y yo cumplo con mi palabra”, también despertó la furia de sus compañeras y obviamente la de Victoria, quienes sabían de quien era la dichosa mochilita que llevaba el superchico, solo se miraban entre ellas.

 

En el aula de Catalina también ocurrió lo mismo…. Todos sus compañeros se sorprendieron al verla llegar con el portafolio del Chico Popular, sus compañeras estaban con la boca abierta…. ¿Cómo hiciste Cata para que el papacito de Flavio te de su portafolio?

Fue una apuesta y perdí – le contestaba ella.

A mí no me engañas, tú y él se gustan – le dijo Mónica

No nada que ver solo somos amigos, además él tiene novia – le respondió la niña

Ya te dije que a mí no me engañas antes me guardabas asiento en el bus ahora siempre vienes sentada con el – le increpo Mónica.




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