GUARDAME UN SECRETO
La semana del reto pasó y se declaró un empate que hizo que sus lazos de amistad se volvieran mucho más fuertes…. A pesar de las críticas, burlas y celos de todos sus compañeros. Se podría decir que era la primera vez que Catalina hacía algo en contra de las “buenas costumbres” o “algo indebido”, esto le causaba gracia, ya que solo unas semanas atrás le tenía miedo a Flavio y ahora era su mejor amigo….
¿cómo puede ser que hablen así de él?, la verdad me cuesta creer que digan que fuma, toma licor o hace escándalos, cuando es un chico bueno…. Algo tosco a veces, pero agradable – pensaba la niña mientras iban sentados juntos en el bus, lo cierto era que se estaba acostumbrando a ese chico dulcemente cruel….quien la trataba como a cualquier niña, nada de poses y del respeto y distancia a la cual estaba acostumbrada la niña y eso hacía que viera a Flavio diferente.
Las clases proseguían en la escuela y la confianza entre ellos crecía más y más….
Pero de pronto Flavio dejo de ir a la escuela…uno… dos…tres días y el chico no se aparecía, esto le causaba extrañeza a Catalina pues él no le había mencionado nada. Mientras que en la escuela un rumor pasaba de aula en aula:
“Flavio se cambió de escuela, se ha ido a Lima a estudiar” – aseguraban sus compañeros del aula B
Esto sin duda dejo asombrada y triste a la dulce Catalina pues ella no sabía nada
Se fue y ni siquiera se despidió de mí, que supuestamente soy su mejor amiga … Lo voy a extrañar mucho, pero ni modo ese chico es tan voluble….
El regresar a casa sola le embargaba la pena, pues estaba acostumbrada a escuchar las hazañas del niño, de como hacia rabiar a los profesores, como conquistaba a las chicas o sus consejos de como portarse mal…. Solo un gran suspiro era ahora su compañero.
Al ser la única hija mujer de su familia, Catalina no tenía con quien conversar ni departir, por ello de vez en cuando iba a la casa de sus primas para pasar la tarde. Siempre bien vestida, arreglada como toda una modelo juvenil y sin proponérselo esa tarde se arregló más de la cuenta, ya tenía quince años y a esa edad las niñas se suelen poner mas hermosas, usaba unas botas negras, una faldita morada y una blusita que le hacía juego a todo, con una delicada figura y gracia sin par, Catalina era una niña adorable… estuvo en la casa de sus primas como hasta las cinco de la tarde luego salió para dirigirse a su casa y no dio ni ocho pasos cuando escucho….
¡Catalina Villareal! ¿Qué haces aquí?...
Obvio que reconoció esa voz…. Cerro los ojos, sonrió y volteo lentamente…
Si…. era Flavio, que dicho sea de paso estaba asquerosamente sucio…
¿Tú qué haces aquí? – le pregunto la niña mirándolo de pies a cabeza pero sonriendo…
Yo vivo aquí, estoy trabajando con mi padrastro en su taller, no todos tienen todo en la vida como tu…. comprenderás, a algunos nos cuesta todo, hasta la comida – le contesto el niño.
La niña no salía de su asombro y casi tartamudeando le dijo… eeeh mis primas viven ahí y yo siempre vengo a visitarlas…. oye yo no tengo de todo ya
Mentirosa, viniste a verme porque me extrañas ¿no es cierto?, te duele que no vaya al colegio…
Por favor… no seas tan creído y alucinado ok, yo ni sabía que vivías aquí, es una casualidad – le respondió…
No puede seeeeer, ¿las que viven ahí son tus primas? Te aviso que me caen recontra mal, porque son unas antipaticas que se creen las bonitas, pero son bien feas… no entiendo porque no son como tu… ¡mírate! Sin el uniforme, eres la niña más bonita que he visto en mi vida, pareces una muñequita – le decía tocándole dulcemente la barbilla.
Catalina solo reía y se sonrojaba
No seas chinchoso, no me digas esas cosas…
Pero porque si es verdad… eres la más bonita – le decía el chico guiñándole el ojo.
Deja de decirme tonterías. más bien contéstame ¿Por qué no vas al colegio?, todos andan diciendo que te cambiaste de escuela, ¿Qué estas tramando Flavio? – le dijo la niña..
No llores por mí muñequita voy a regresar, pero cuando yo quiera…. Ya te dije no todos tenemos lo que queremos, a algunos nos cuesta mucho tener nuestras cosas…
¿irse se juerga por ejemplo? – le dijo la niña con risa acusadora mientras le apretada suavemente la nariz.
Sí, no lo voy a negar… irse de juerga, cuesta y bastante.
Yo pedí a mis compañeros que dijeran eso, tengo algo que arreglar….