GENIO Y FIGURA
Ambos niños sentían algo, pero no querían admitirlo por temor por dañarse…. A veces suele pasar que callamos lo que sentimos por miedo, por prudencia o por las benditas buenas costumbres que la mayoría de veces arruina lo bonito de la vida… Eran iguales….. tiernos, sencillos y siempre tan alegres…. Eran tan diferentes…… ella tan prudente y responsable siempre mantenía su nivel académico, a pesar de todo, sus notas no bajaban, sus cuadernos y trabajos seguían siendo impecables…. Él tan osado e impulsivo siempre metido en problemas y líos.
Una mañana de clases y durante el cambio de hora de curso y de profesor, Catalina estaba alistando sus cuadernos y demás cosas para la siguiente clase, cuando de pronto se escuchó un gran bullicio. Eran todos los alumnos de las aulas B y C que corrían como estampidas diciendo: “Flavio se va a Pelear”!!!!
Catalina que se sentaba junto a la ventana no podía creer lo que oía y miraba…. Era la primera vez que lo veía tal y como lo describían todos sus compañeros… con la camisa abierta y haciendo ademanes de pelea…. Por un momento sus miradas se cruzaron, la chica solo cerro los ojos y movió su cabeza en señal de desaprobación, solo atinó a voltearse para no seguir viendo ese espectáculo ante los comentarios de sus compañeros, quienes describían la pelea detalladamente. La pequeña Catalina sentía que la cara le quemaba, mientras intentaba concentrarse en la lectura del libro que había tomado…
En eso intervinieron los profesores, Catalina miro entonces como se lo llevaban a la dirección junto a todos los implicados para los castigos correspondientes…
Ese Rivera es un pandillero…
Ojalá expulsen a Flavio, ya se pasó hoy…
Seguro fue por una chica, como anda con todas…
A lo mejor por drogas, ese es una bala perdida…
De seguro lo van a expulsar…
Catalina estaba al borde llanto, se sentía avergonzada, enojada y muy confundida…. Porque con ella peleaba era tierno y dulce, tal vez un poco cruel para decirle las cosas, pero lo hacía con gracia, ella sabía que él escogía las palabras adecuadas para hablar con ella… nada que ver ese ese salvaje que se peleaba y luego de meditar, tomo una drástica decisión…
Yo no puedo querer a alguien como èl, es malo y nunca va a cambiar, mejor ya voy a terminar con toda esta mentira y dejar de ser su amiga… Si es lo mejor.
Catalina pidió permiso para ir al baño, pero fue a la dirección y ahí lo vio nuevamente arrodillado, su cara y mirada eran de decepción, Flavio la miro y solo agachò la mirada avergonzado…. Ella se fue en silencio..
A la hora de la salida, èl la esperaba como todos los días, pero ella salio con sus amigos y lo evitò.
Cuando estaban esperando el bus, èl se acerco y le preguntò ¿Que te pasa?, ella solo lo miraba con odio y con pena.
¿Que te hice por favor dime? – ella solo miraba y se volteaba, su amiga Monica fue quien le dijo: Te pasaste Rivera, te haces el huevon ahorita después que te peleas y le haces pasar el megarroche de su vida a mi amiga… ¿Que quieres? ¿El beso del ganador?, ya fuiste baboso - dejando a Flavio en una pieza sin saber que decir solo la miraba…
El bus estaba lleno de chicos, el viaje fue largo, pero poco a poco se fue quedando vacío… ella lo evadía... el esperaba, cuando se quedaron solos se sentó a su lado…
Dime... ¿Por qué estas así conmigo? Yo no te hice nada Catalina…
Te parece poco lo que hiciste, me resistí a creer lo que todos me decían, hoy parecías un fiera y si no te acuerdas todoooo el colegio cree que somos enamorados… tienes idea de cómo me sentí cuando te vi pelear, tener que escuchar todos los comentarios que decían de ti y tenerme que quedar callada porque es obvio que es cierto todo lo que dicen de ti… - le dijo la niña con los ojos llenos de lágrimas.
Yo soy asi, nadie me va a ofender sin recibir su merecido y si le tengo que partir el alma a alguien, pues se la parto y ya… y si no te gusta como soy pue te la aguantas porque por ti yo no voy a cambiar – le respondió muy molesto el niño.
Si… ya me di cuenta cómo eres… que no te importa nadie, que le partes el alma a los demás… porque hoy me la partiste a mi… tu y yo somos muy diferentes y tarde o temprano tú me vas arrastrar a mi en tus problemas y eso no sería justo, ya no quiero ser tu amiga – le dijo la niña mientras le caían algunas lágrimas.
Hubo muchos minutos en silencio, la niña solo se secaba las lágrimas y miraba el camino, él la miraba, se reclinaba sobre el asiento delantero y cerraba también los ojos, pues sabía que la niña tenia razón…
¿Qué quieres que haga? – le pregunto el chico.