A través del pequeño hueco de la pared, podía observar a hermosas mujeres danzando, otras cantaban, unas cotilleaban. Nunca había visto algo igual, todas ellas vestían ropas hermosas, para sus ojos de niña todo aquello era extraño y hermoso a la vez. Lo que más le llamaba la atención fue un hombre sentado observando todo plácidamente, las mujeres lo rodeaban, tratando de satisfacerlo. Sus mellijas se pusieron rojas al ver como tomaba a una de ellas y la besaba, la devoraba. Una sensación extraña se apoderó de ella ... no debía seguir viendo.
-hey niña, ¿Que estás haciendo ahí?- la voz de una mujer la hizo apartarse de ahí.
-Estoy fregando el piso señorita- empezo a mover el cepillo que tenía en las manos.
-Ya has estado mucho tiempo ahi, ve y limpia el suelo de la cocina- le dijo la mujer.
-De inmediato, Señorita- la niña hizo una reverencia con la cabeza, recogio la cubeta y se alejo de ahi.
El piso de la cocina estab muy grasoso tardaria mucho en quitar todo eso.
-Loto... psss, oye- se acerco una chiquilla.
-¿Qué pasa? Solo dime flor- siguio fregando el piso.
-Estas muy distraida, ¿Te regañaron?- la chiquilla era de la misma edad de flor. Delgada y con el cabello recogido en trenzas.
-No, solo que...- no sabía si decirselo.
-Dime que pasa- la vio llena de curiosidad.
-Es que encontre un hueco en una pared, y sin querer me asome, habia mujeres danzando, parecia una fiesta, y en medio habia un hombre...- no termino a decir.
-Ahh, eso- movio la cabeza en forma de negación.- Cierto tu no sabes nada, mira te explico, ese hombre que viste es el Sultán, es como nuestro jefe, es el amo de esta casa y de estas tierras.- se acerco más a Flor- y esas mujeres son sus concubinas y esposas.-
-¡¿Porque no están trabajando?!- La jefa de la cocina las interrumpio.
-Perdón Señora- dijeron al unisono.
-Regresen a trabajar mocosas-
Flor se quedo fregando el piso, distraidamente pensando en lo que vio a través del hueco, esas mujeres eran muy bonitas, "¿Porqué el Sultán desposaba a tantas?,¿Para que las quedria?" Su mentalidad de niña no comprendia muchas cosas todavia.
Tanta era su curiosidad, que a partir de ese día cada vez que el sultán se reunia ahi con las mujeres ella iba y se asomaba poquito porque le daba mucha pena. Se preguntaba si ella algún dia podria vestir esos hermosos vestidos, entretener al Sultán... " ¡No! que cosas piensas, solo eres una criada en este lugar y siempre sera así" se decia a si misma.