La Córdoba Muerta

Capitulo Preliminar: Urgente y Clasificado

República Argentina. Septiembre de 2016

A las 15 horas de un caluroso miércoles de noviembre, la reunión cumbre aún no había acabado. Muchos se sorprendieron cuando quince días antes habían recibido un sobre membretado del Poder Ejecutivo Nacional con el rótulo de “URGENTE Y ALTAMENTE CLASIFICADO” bien en rojo que atravesaba todo el ancho de la hoja.

El texto del telegrama era simple y conciso: “Por la presente, se lo convoca a Ud. a que el día 07 de septiembre del corriente año, a las 09:00 hrs., asista a la reunión con el Sr. Presidente de la Nación. En el lugar se le informará la causa. Se recuerda que dicha reunión es de carácter OBLIGATORIO, sin excepción. Queda Ud. debidamente notificado – Firma: Secretaría de la Presidencia”.

Los destinatarios eran los Gobernadores de las 23 Provincias y el Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Junto a ellos, al menos 15 referentes políticos de alta exposición pública, serían convocados también sin distinción de partido o ideología. El carácter de “altamente clasificado” de la carta, obligaba a sus destinatarios a no informar a su gabinete de gobierno o allegados sobre la existencia de tal reunión.

Normalmente, las reuniones oficiales se realizan en el Salón “Eva Perón” de Casa Rosada, pero un día antes le informaron a todos los asistentes que la misma se realizaría dentro del Regimiento de Patricios que se encontraba a apenas seis kilómetros de la Casa de Gobierno. El objetivo era no llamar la atención de la prensa ya que, al menos por ahora, sería totalmente contraproducente.

Menuda fue la sorpresa de todos por la elección del lugar, sin embargo nadie protestó y de manera individual fueron llegando en helicóptero hasta el Regimiento de Infantería 1 “Patricios” en la Ciudad de Buenos Aires. Poco antes de las nueve, ya estaban todos esperando para que los hicieran ingresar a la sala de reuniones. Las conversaciones entre los asistentes se multiplicaban a medida que pasaba el tiempo. Todos se preguntaban que estaba sucediendo, debía ser algo muy grave. Incluso el Gobernador de Buenos Aires, haciendo gala de su carácter de “próximo presidenciable”, intentó ingresar a la sala de reuniones por su cuenta, siendo parado en seco por dos guardias fuertemente armados en la puerta.

Pasada las diez de la mañana, el entonces Secretario Privado de la Presidencia se apersonó frente a los casi 40 convocados, y pidiendo las disculpas de rigor por la espera, los invitó a pasar al salón de reuniones. El lugar estaba compuesto de más de 60 sillas numeradas y nominadas con los nombres de cada uno de los asistentes, al frente de ellos una mesa de roble con el inconfundible sillón  presidencial en el centro y al costado una pantalla gigante que por el momento solo mostraba el escudo de la República sobre un fondo blanco.

Los gobernadores fueron ingresando y ocupando sus lugares designados, no sin recibirse algunas quejas sobre la posición que algunos creían injustas en la distribución. “Soy el Gobernador de Santa Fe, ¿le parece que tenga que estar en tercera fila?”, se escuchó protestar a alguien en un costado. Como toda respuesta, el egocéntrico gobernador sólo recibió un seco: “es el lugar designado, por favor, siéntese”, por parte de un cabo del ejército.

En una de las sillas del centro se encontraba Marcos Pascolli, Gobernador de la Provincia de Córdoba. Le había tocado uno de los mejores lugares, uno de sus asesores hubiera dicho que estar en el centro y adelante reflejaba la importancia de ser la segunda Provincia más importante del País, pero nada de eso le importaba a Marcos. Para él, la política iba mucho más allá de la imagen y los egos. Lo único que quería, era saber para qué carajos lo habían citado justo el día que tenía programada la inauguración de un Hospital de Alta Complejidad en la Ciudad de Río Cuarto.

Unos minutos después, las voces comenzaban a acallarse al ver ingresar desde un costado al Presidente de la Nación (maldito inútil­ – pensó Pascolli) acompañado por su Secretario General, el Jefe de Gabinete de Ministros y el Ministro del Interior.

Detrás de ellos, ingresó la Plana Mayor de las tres fuerzas Armadas, el Jefe de la Policía Federal, el de Gendarmería Nacional y otras personas que no pudo reconocer en el momento. La cosa, aparentemente tenía algo que ver con la seguridad del país, pensó Pascolli en ese momento.

“Señores Gobernadores – comenzó a hablar el Jefe de Gabinete – ante todo, queremos pedirles disculpas por el secretismo de la reunión, seguramente con el correr del día las dudas que tenían al venir aquí se irán disipando. Estamos en una situación bastante grave, algo que serán los expertos quienes se encargarán de explicarlo en detalle, pero en principio podemos asegurar que se vienen tiempos muy difíciles; así que les pido paciencia y la mayor atención posible. A continuación, el Sr. Presidente se encargará de introducirles mejor en este problema”



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En el texto hay: zombies, infección, argentina

Editado: 19.06.2018

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