La Córdoba Muerta

P2C2: Los civiles son el arma de la política

Habían pasado algunas semanas desde el último incidente en el Regimiento donde un camión había llegado sin responder a los avisos de alto y con una compañía de al menos dos docenas de zombis siguiéndolos por la calle. Las sospechas iniciales del General Eduardo López, respecto de la posibilidad de que la mujer enferma que venía en el grupo era portadora de la enfermedad, fueron infundadas y el Gobernador sospechó más que nada de una maniobra para acaparar mayor poder dentro de la tensa relación que ambos tenían y los difusos límites jurisdiccionales. La mujer había muerto unos días después víctima de un cáncer de estómago que la venía aquejando desde hacía algunos meses.

Sin embargo, esa situación disparó un par de cuestiones de urgente tratamiento. Por un lado, se planteó la necesidad de tener acceso a equipamiento médico de mayor tecnología dentro del predio para poder avanzar en investigaciones respecto del virus. La información con la que contaban ahora era otra, ya que en el mismo grupo de la mujer enferma, venía Joaquín Marcial, un médico investigador del CONICET que trajo algunas informaciones que pronto compartió con el cuerpo médico militar que se encontraba en el Regimiento.

Por otro lado, también urgió para Pascolli la necesidad de apurar los preparativos para poner en condiciones el barrio militar a fin de proporcionar a los refugiados de un lugar mejor donde sobrevivir a esta nueva realidad. Si bien aún estaban con los calores de verano, en unos dos o tres meses más las temperaturas bajarán y las carpas ya no serán abrigo suficiente para éstas personas. Como buen político entrenado para negociar y convencer personas, el Gobernador había logrado que el General dispusiera de algunos hombres para ayudarlo en su difícil tarea de reubicar a la población civil, y por fortuna para Marcos, el suboficial al mando de esos hombres era el Sargento Hugo Cantero, con quien había terminado de entablar una excelente relación en las últimas semanas.

  • Señores, hoy nos reunimos aquí para intercambiar información sobre el Plan de Reubicación Civil – comenzó Pascolli en una pequeña reunión que había convocado a tal efecto – Contamos con la presencia del Sargento Cantero que está al mando de un grupo de hombres del ejército que colaborarán con nosotros en el proceso; pero antes de discutir el rol de los soldados, quisiera saber el avance de los planes que trazamos en la última reunión.

La semana anterior, y luego de haber conseguido el tibio apoyo del General López poniendo a disposición un pequeño grupo de soldados y autorizando la utilización de la maquinaria de construcción que se encontraba en el lugar; Marcos había convocado a sus colaboradores más cercanos, incluida su propia mujer, para delinear los primeros esbozos de lo que sería el PRC (Plan de Reubicación Civil).

Para ello, había dividido el Plan en 3 áreas: Infraestructura, seguridad y alimentación y logística interna. Lo último que el gabinete quería eran civiles ociosos que no contribuyeran a la nueva construcción de ciudadanía que el Gobernador pretendía. Estas tres áreas fueron divididas en personas de confianza de Marcos.

Infraestructura estaría a cargo de José Olmos, el Jefe de Gabinete de Pascolli y hombre de mayor confianza en el gobierno. Para ello, se serviría de un ingeniero civil y un arquitecto que se encontraban entre los refugiados civiles. Seguridad, sería competencia del Sargento Cantero, con su grupo de quince hombres pertenecientes al Regimiento de Paracaidistas cedidos por López. Finalmente, la parte de Alimentación y Logística estaría a cargo de su propia esposa, Sandra Iturria de profesión Politóloga y que en las últimas semanas se había convertido en un enlace entre la población civil y las autoridades dentro del regimiento, recogiendo demandas y solucionando diversos problemas internos. Junto a ella, se encontraba Laura Britos, una joven de unos 27 años que poco a poco había comenzado a ser la vocera del principal grupo de refugiados.

El primero en exponer sus avances sería el Jefe de Gabinete Olmos, quien estuvo toda la semana secundado por sus dos nuevos colaboradores haciendo un relevamiento de los materiales con los que se contaba, la maquinaria y trazando planes sobre cómo proteger el nuevo asentamiento civil. Las noticias no eran alentadoras.

  • Marcos – comenzó diciendo Olmos – Según los planos que nos proporcionó el propio ejército, el Barrio Militar cuenta con cerca de 300 casas que pueden albergar un máximo de entre 6 y 9 personas cada una. Si bien son casas con una disposición planeada para familia tipo de entre 3 y 5 personas, las capacidades pueden ser maximizadas. Teniendo en cuenta nuestros cálculos, el barrio tiene una capacidad máxima de 3000 personas.

 

  • Es una buena cantidad – interrumpió Marcos – sin embargo aún es insuficiente para nuestros planes.



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En el texto hay: zombies, infección, argentina

Editado: 19.06.2018

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