En el continente de Killasumak, existían 6 familias principales: Los Sayarumi, del reino Tamyak, eran considerados los fundadores de todas las naciones, dado que fueron ellos quienes dieron conocimientos y unieron a todas las tribus dispersas para la creación de nuevas civilizaciones. Como agradecimiento, todos los pobladores del continente, pidieron que los Tamy eligieran un nombre para sus naciones. Los Ada, que ya poseían otro nombre, también pidieron uno nuevo, como símbolo de amistad y alianza. Desde entonces, se les vio como una población sabia y bendecida por su dios. Por otro lado los Ashanti, también conocidos como los Ada, siempre fueron valientes guerreros y al mismo tiempo pacifistas, enseñaron tácticas a las demás naciones y al ser un reino costero en todo un costado del continente, se comprometió a proteger la entrada de cualquier mal proveniente del exterior, bajo el nombre de reino Sumak.
Mi habitación era lo suficiente espaciosa para no hacerme sentir encerrada, en un costado tenía mi cama, un poco más grande que la que tenía en prisión, además, ya no estaba dividido por cortinas y divisiones en papel. Aquella era realmente un cuarto individual, con piso de madera antigua, una gran ventana frente a la puerta que daba luz a todo el lugar y en otro costado un escritorio, junto a una larga repisa de flores y un gran ropero.
Lo primero que hice al levantarme fue mover las flores a diferentes lugares de la habitación, y elegir otras para plantarlas en el jardín delantero y trasero de la cabaña. Eran mis favoritas, como también el símbolo de la familia Sumaizhi que había sido agregado al escudo de Yawark cuando las dos naciones se unieron. Padre las había enviado para mi, había una tarjeta con su nombre entre una de las macetas.
Cuando terminé la clasificación y reorganización, bajé a la planta baja donde Azu me esperaba para dirigirnos a los comedores, solamente la cena se servía en las cabañas, excepto en fechas especiales que aún desconocía. Mi hermana ya se había marchado con su nueva amiga y no me molesté por ello, esta era su oportunidad de alejarse un poco de toda la locura de nuestra familia, no iba a detenerla. Acomodé mi vestido azul oscuro, una especie de uniforme para asistir a la academia, la falda iba en pliegues y llegaba hasta después de la rodilla, lo cual me parecía escandaloso. Al menos, los bordados dorados me parecían de buen gusto, a diferencia de la capa azul claro, demasiado delgada para mi gusto.
—Odio este estúpido laberinto —dijo Azu apenas lo vio.
—Entonces, tienen la suerte de contar con mi compañía —dijo, un joven con piel bronceada y ojos azules, que se encontraba detrás de nosotras—. Disculpen mis modales, soy Kalen Ailish.
—Oh, los pescadores —dijo Azu, nada impresionada.
—Sí, supongo que así nos llaman, se les olvida que somos los mejores navegantes —añadió él.
—Tendré que diferir en ello, nosotros somos los mejores navegantes —dijo Azu con orgullo.
—Pues nunca he escuchado de ello —comentó él, con cierta curiosidad.
—Lo hubieran hecho de no haber destruido todos nuestros barcos —le dije y ello trajo silencio a la conversación—. Pero, eso no importa ahora, le tendremos en gran estima si nos guía al comedor —intenté ser tan educada como pude fingir y el chico se lo creyó, incluso me sonrió con entusiasmos y fue delante de nosotras para liderar el camino.
—Sabes, han estado hablando de sus ojos por estos días, púrpura y carmesí, bastante curioso e increíble, no lo habría creído si no lo hubiera visto —comentó, con el fin de crear una conversación amena que intentamos seguir—. Eso ha generado muchos rumores.
—¿Cómo cuales? —preguntó Azu.
—En su mayoría mencionan poderes especiales —dijo y se encogió de hombros.
—Oh, creo que he escuchado al respecto —mencionó Azu.
—¿En serio? Porque me pareció bastante loco lo que decían de tu vista —comentó y Azu se mantuvo callada con una sonrisa simpática y más que todo, reservada.
Finalmente, llegamos al comedor lleno de amplias mesas de seis puestos a lo largo y otras dos al inicio y final. A un costado parecía estar la cocina, totalmente inaccesible, pero de sus puertas blancas salían miles de trabajadores para repartir los alimentos. Nuestro nuevo amigo se despidió y se dirigió a una mesa en especial, donde tres rostros idénticos a él le dieron la bienvenida. Mientras, Sira nos llamaba desde otro extremo haciendo señas con sus manos.
Ella se encontraba sentada frente a un chico que por sus ojos rojos y cabello rubio concluí que era Cosmin, quien estaba acompañado de Cedric y otro chico. Los gemelos también estaban allí, uno frente al otro en las últimas dos sillas del lado derecho de la mesa, nadie se arriesgó a sentarse a la cabeza. Anne también estaba allí, sentada al costado derecho de Sira y el izquierdo de uno de los gemelos. Naya tuvo razón, habían llegado antes de lo previsto, mis dos hermanos.
—Crina.
Cosmin se levantó cuando me acerqué y me miró con cierta alegría, como si fuera una vieja amiga que no había visto en mucho tiempo. Mi expresión de molestia lo desalentó un poco de acercarse a mi, pero algo me decía que no se rendiría.