Capítulo 6 (21)
Las joyas no son más que un objeto brillante que ciega, que distrae, que lleva al pecado más atroz en momentos de guerra. Codicia o envidia, ¿qué tan bajo caerás para demostrar tu poder? ¿qué tan alto subirás para robar el poder de otros? Una piedra preciosa se ha perdido, ha sido llevada a tierras extranjeras y permanece a la vista de todos, aunque nadie la ve, porque su poder está dormido. Algún día entenderán, que la piedra carmesí, siempre fue el principio del fin.
Después de una exhaustiva reconstrucción, el salón de cristal estaba listo para recibir todo un tumulto de gente de nuevo. Estaba decorado todo con colores dorados y un azul brillante que los de Isaura decían representaba la sangre real. Entonces, supongo que para nosotros sería el rojo oscuro, solamente con un poco de brillo, justo como nuestros ojos. Dejando los detalles del decorado atrás, porque francamente no importaba; mi hermano y yo nos quedamos de pie en la gran entrada interna, que llevaba a un pasillo más elevado, seguramente para que todos pudieran ver quien entraba de forma casi que magistral, descendiendo por unas grandes escaleras que no habíamos visto antes, porque estuvieron ocultas tras una pared delgada de grandes cortinas que se camuflaban fácilmente a simple vista con el resto de las paredes de piedra y madera. Debía admitir que los de Isaura eran creativos. Al llegar a la cima de las escaleras elegantes, un hombre nos presentó en voz alto, sabía vocalizar muy bien porque todos los ya presentes se volvieron ante el sonido de su voz, para escuchar nuestros nombres y títulos. Yo decidí asistir con Naya, ya que no tenía pareja y me secuestro de repente en el camino hacia la gala, no me quejé, porque de repente pensé cuán humillante sería aparecer solo. Mi hermano asistía con Azura, quien se llevaba toda la atención con su enigmático vestido azul con tonos púrpura y unos guantes que le llegaban hasta los codos, entendía lo que tenía a mi hermano perdido, Azura era hermosa y tenía un porte que exudaba gracia e inteligencia; pero, había algo en ella que me hacía verla como una mujer frágil, una damisela en apuros. Mientras Naya, llevaba un vestido rojo que intimidaba y al mismo tiempo, yo consideraba demasiado… Violento.
Todos nos miraron con cuidado, nuestros trajes negros no llamaban la atención, no tanto como nuestros nombres. Así que no hubo forma de pasar desapercibidos, bajamos con cuidado y en silencio, extraños nos saludaron con miradas cínicas y de advertencia. Algunos ya estaban bailando cerca de las puertas de cristal que daban a los jardines, entre esos Cedric, que se encontraba con Linnette.
—No te le quedes mirando, cualquiera pensaría que te gusta —dijo Naya y me miró con cierta burla—. Admito que ese vestido color pastel le queda bien —añadió con suma seriedad y tomó una copa de vino que pasaba por allí sobre bandejas.
—No lo recomiendo —le dije y ella tomó un trago sin prestar atención.
El hombre de la puerta mencionó a nuestras hermanas y vimos a un incómodo Cosmin entrar con Crina y Sira entrar con…
—Niall —dijo Naya sorprendida y tuve un mal presentimiento al respecto.
Me puse a escuchar algunos murmullos interesantes a nuestro alrededor, los Sayer estaban interesados en crear buenas relaciones con los Sumaizhi, quienes tenían una buena fama por el momento. Lo único que podía pensar era que la reina debía estar detrás de todo ello. No se podía confiar en nada que dijeran aquellas personas que solamente repetían y agregaban a los rumores que circulaban por ahí. Hasta que apareció la reina y todos se quedaron en silencio ante su presencia.
—No hagas nada precipitado —le dije, pero al mirar a mi costado me di cuenta que ella ya no se encontraba a mi lado. Le di un vistazo a Samin y entonces empecé a caminar dentro de la multitud de gente de Isaura, mujeres blancas de ojos claros y vestidos demasiado llamativos, con todo tipo de joyas brillantes. Era mi momento de investigar y hacer reconocimiento del lugar antes de empezar el gran espectáculo.
—¿Has visto a mi madre? —Cosmin apareció de la nada.
—No —dije sin prestar mucha atención.
—¿Podrías investigar? Se que tienes un buen oído —me dijo muy seguro al respecto.
—Está bien, solo por un momento —le dije, me sentí mal por el chico e intenté buscar a la mujer —. Te avisaré si sé algo de ella.
La música cambió de nuevo y muchos parejas cambiaron, otras entraron a la pista de baile, entre ellos, Sira y Niall.
—¿Realmente te sientes lo suficientemente bien para estar aquí? —escuché a Sira preguntarle a Niall, había caído en la gran curiosidad que me causaba verlos juntos, temía que algo se estuviera planeando bajo mis narices.
—Simplemente bailemos —le dijo él.
—Ya sé que no soy la pareja que deseabas —dijo ella dolida y vi que mi hermano se acercaba con Azu a ellos, así que dejé de escucharlos, la conversación no contenía información especial.
—No hagas nada estúpido —escuché que Crina le dijo a Naya y continué mi camino.
—Amir, ¿cómo te va? —me encontré con Cedric, estaba demasiado enfocado en los demás como para notar su presencia a tiempo y evitarlo.
—Bien, supongo —lo vi tomar una copa de vino, no parecía estar de buen ánimo —. No luces muy bien.
—Las cosas no han ido muy bien para mí, supuse que lo sabrías, estoy bajo la mira de todos, ahora tengo que pensar en cómo mantener mi reino —el vino le estaba soltando la lengua o no le importaba quejarse conmigo porque me veía como un ami… Amigo. Me sentí mal al respecto y puse mi mano sobre su hombro como para darle algo de consuelo.