La Corona Negra

Capítulo 5

Los Gunnhild habitaban el norte de la isla Herensuge e Itsasne, se dice que era el primer lugar en recibir el día, estaban solos en el medio del mar con un reino al sur, muy diferente a ellos. Se dice que antes eran uno; pero, las diferencias siempre se hacen presentes, no todos creían en los rituales de las sacerdotisas, a quienes se les prohibía casarse, de modo que el poder solamente se quedaba en la misma familia, heredado por los hombres dentro del mismo apellido. Hasta que un hombre del sur fijó sus atenciones en la quinta hija y la tentó a ir en contra de las reglas para que reinará junto a él.


 

La misma gotera, siempre en el mismo lugar, tenía que escucharla caer y golpear el suelo una y otra vez, mientras mi cuerpo débil se mantenía en un rincón sin poder moverse con mi espalda contra las frías paredes. Las voces se balanceaban con el sonido de las gotas de agua, una tras otra, con una historia distante sobre alguien que cayó en tinieblas. Ellas me preguntaban, ¿sabes de dónde proviene tu linaje? No lo sabía, porque solamente conocía aquella pared circular y los barrotes que la dividían, encerrándome sin salida. Aprendí mi nombre por ellas, Naya, Naya, me llamaban cuando no prestaba atención. Escucha, viene aquel niño, el de los ojos amables, mis ojos iban a la puerta que conectaba con las escaleras, lo esperaba y lo esperaba; pero no llegaba.

—Ha sido una broma muy cruel —les dije con gran tristeza y sentí que una lágrima se resbaló por mi mejilla, entonces abracé mis piernas contra mi pecho para apartar el frío.

No llores —dijo una mujer frente a mí con una mirada de ceniza y cabellos plateados, lucía maternal, aunque las malas intenciones la rodeaban —. No vas a sufrir por siempre, ¿quieres ver un buen futuro?

—Futuro…

Sí, lo que pasará en un mañana muy lejano.

—Seguiré aquí —le dije.

No, te irás a un lugar lejano y encontrarás tu razón de vida…

—Razón de vida.

Todos nacemos por algo, un destino nos aguarda, una razón de ser… La tuya está afuera; pero, aún no es tu momento para cumplir con ello, ahora debes hacerte fuerte —me dijo con delicadeza. 

—Pero, estoy sola y…

Lo sé, lo has perdido todo… No es culpa tuya, eres una Sânge, eso significa que debes perder algo, para hacerte más fuerte, antes de perderte a ti misma. 

—Lo que dices no suena prometedor —le dije enfurruñada y ella sonrió.

Que se puede esperar cuando ya se está maldito…


 

Ella dijo que me esperaba algo y estaría lejos de aquel lugar, supongo que ir a otra celda lejana también contaba. Que cruel destino. No quería estar atrapada de nuevo, sin ninguna salida. Así que grité y grité, dejando atrás la desesperación y dando la bienvenida a la ira, no podía aceptar mi mala suerte. La luz era tenue; pero era capaz de ver todo el lugar, no era demasiado grande y eso me asfixiaba aún más.

Me levanté con determinación y fui directo a la puerta, que apenas tenía dos aberturas. Entendía que la abertura inferior era para la comida y la superior para vigilarme. Levanté mi pierna y patee la puerta tres veces, la madera no se movió, me dolió mucho más a mi.

Encerrada, otra vez encerrada.

Vas a morir aquí.

Muerte, muerte, muerte, empezaron a cantar.

—¡Cállense! —me golpee los oídos con mis manos al intentar cubrirlos con fuerza.

Vas a pudrirte en este lugar.

Siempre.

Esta es tu razón de vida, morir sola.

Y atrapada.

Morir…

—¡Ya basta! —grité y la puerta se abrió de golpe, sus ojos verdes agonizaban entre ira y dolor, no quería verlos, odiaba que me mirara así. Sus brazos me rodearon en un instante y una de sus manos ahuecó mi cabeza con delicadeza, con miedo.

—Se han ido —dijo, y aunque no pudiera escucharlas, era cierto, las voces se habían ido, ya se habían burlado de mí lo suficiente por el momento —. Voy a sacarte de aquí…

Mis piernas temblaron y me desplome en sus brazos, no toque el suelo porque Niall no me dejo caer. Supuse que era cierto, no pensaba dejarme de nuevo. Entonces me miró unos segundos antes de poner un brazo detrás de mis rodillas para cargarme y llevarme en sus brazos. Ya Niall no era un niño inútil, era mucho más fuerte y no temía demostrarlo. Nada lo detenía ahora.

¿No estás feliz?

Es porque Tristan ha muerto.

¿No quieres ser feliz?

Hay un futuro donde puedes ser feliz.

Uno entre miles.

Tu decides si lo tomas.

¿Quieres ser feliz?

Mi mente viajó a un mañana lejano, mientras Niall me sacaba de la oscuridad hacia la luz del exterior de la celda. Nos vi juntos, vi un vestido blanco en un espejo, yo lo llevaba puesto y él esperaba por mi, sería la reina. La reina.



#17496 en Fantasía
#9972 en Joven Adulto

En el texto hay: romance, magia, venganza

Editado: 27.03.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.