¿ La cuarta esposa? ¡jamas!

1 El pasado de Nai

Narrador omnisciente

 

Nairoby Castillo creció en una pequeña isla del caribe junto a su madre, hermana y abuela, únicamente eran ellas cuatro contra el mundo.

Su madre la había tenido con apenas 18 años, fue abandonada por el donador de esperma cuanto estaba finalizando su primer trimestre de embarazo, por lo cual Nai no lo conocía, ni sabía nada de su vida.

Para Bea fue sumamente difícil tener que criar a una niña sola, luego apareció un buen hombre que se casó con ella y entre los tres formaron la familia que tanto deseaba, este hombre se convirtió en un padre para su hija, cuando Nai tenia 7 años su madre quedo nuevamente embarazada y estaban felices de tener un nuevo hijo; sin embargo, este murió unas semanas después que su segunda hija había nacido debido a un tendido eléctrico que cayó sobre el.

Bea volvió a la casa de su madre y vendio lo que le había dejado su esposo y desde entonces sus hijas crecieron en un ambiente lleno de amor y tranquilidad, pero sin un padre presente que las consintiera o mimara.

 

A la edad de 16 años Nai conoció a su primer amor, el cual era dos años mayor que ella, por cerca de 18 meses su relación fue bonita y sincera, cuando ella tenia 18 años Josué Acosta le pidió matrimonio haciéndola muy feliz y dichosa.

Dos años después se casaron en una boda por el civil pequeña y hermosa. Josué ya había terminado sus estudios, se mudaron bastante lejos de la familia de ella, él le dijo que siguiera estudiando mientras el trabajaba, todo marchaba bien, tenían estabilidad económica y emocional, para muchos era una pareja perfecta.

Según avanzaba el matrimonio la relación se fortaleció, ambos tenían metas claras y ninguno queria tener hijos por el momento, Nai estudio lengua extranjeras y ya dominaba a la perfección varios idiomas.

La abuela y madre de Nai no les gustaba la perfección de Josué, más Nicole tenia sus dudas; sin embargo, se mantenían al margen, las cosas empezaron a cambiar cuando ella inició su trabajo, en un hotel como recepcionista.

Generaba muy buenos ingresos y en menos de dos años ya ganaba más que su esposo, esto hizo que este empezara a tener ideas equívocas de donde sacaba el dinero, los celos y maltratos iniciaron anunciando el fin de un buen amor.

 

Nai espero pacientemente que el cambiara su actitud, se cegó ante cada bandera roja que aparecía y tristemente todo cambio cuando uno de los huéspedes le obsequio una joya por su cumpleaños.

Ella no la acepto, sin embargo, alguien envidioso se encargó de informarle a su esposo el suceso y por supuesto de decirle las cosas a su manera.

Nai llego de su trabajo agotada le dolían los pies, pero estaba feliz, cumplía 26 años y deseaba salir con su esposo.

 

En cuanto abrió la puerta se dio cuenta de que Josué ya había llegado a casa y sonrió, pensado que le tendría alguna sorpresa por su cumpleaños.

—Amor —musito mientras se sacaba los tacones, camino hasta el salón donde el hombre estaba con una botella en la mano.

 

—Josué, ¿qué pasa?—cuestionó al verlo tan desarreglado, desalineado y tomando alcohol de manera desmedida.

 

—A mí nada, solo estoy aquí pensado en la zorra que tengo por esposa que dice que se gana su dinero honradamente cuando lo cierto es que se folla a los huéspedes del puto hotel, que solo es una maldita fachada para venderse—dijo con agresividad, ella negó sorprendida, siempre había sido una chica sencilla y respetuosa, Josué fue su primer todo y aunque según lo poco que sabía este no era muy bueno en la cama, pues no la complacía siempre, sino que buscaba su propio placer, lo había respetado durante sus casi 6 años  matrimonio.

 

—¿Estás borracho y no sabes lo que dices?—musita girando sobre su eje para dejarlo solo, pues no le agradaba su actitud.

 

Entro a la ducha y tomo un baño justo cuando salía su esposo estaba en la habitación con un semblante que la estremeció de pies a cabeza.

 

—Tu eres mia y te lo demostraré —exclamo con la joya en la mano, Nai no entendía nada, pero tampoco pudo asimilarlo, pues este la golpeo una, dos y tres veces hasta dejarla sin conocimiento.

Nai sintió cada golpe del hombre que decía amarla para luego sentir como profanaba su cuerpo una y otra vez, hasta saciar su sed sexual mientras la lastimaba en el proceso.

Cuando despertó sentía como si la hubieran atropellado, cada centímetro de su cuerpo le dolía horrores.

—Espero que esto te sirva de ejemplo para saber lo que te pasara, las zorras como tu necesitan escarmientos como estos, ya avise en tu empleo que estarás en casa dos días porque estamos de luna de miel igual lo mande a tu familia desde tu movil, por cierto me lo quedaré —Josué se levantó y la dejo allí sintiéndose la peor. No obstante, recordó las palabras de su madre desde que era muy pequeña.

—Nadie tiene derecho a golpearte, yo nunca lo he hecho porque creo fielmente que la comunicación es la clave de cualquier relación, hija eres especial, inteligente, capaz y empoderada, todo lo que quieras lo puedes tener si trabajas para ello—se repitió aquellas palabras mientras se ponía de pie, busco la tablet que su hermana le había regalado para practicar su pronunciación.

Ingreso al baño y se tomó varias fotos, luego las envió a su correo, también se grabó un video y después tomo una ducha curándose las heridas exteriores porque las internas no se irían nunca.

Su amado esposo, ese que ella admiraba y veneraba, la abuso por varias horas como si ella fuera una muñeca de plástico.

Su corazon había quedado mucho más destrozado que su cuerpo, el cual sangraba por varias partes, no obstante sabía que tenia la fuerza necesaria para salir adelante.

—Te hundiré tan hondo que nadie nunca podrá encontrarte…

 

Cuando Nicole y Bea se enteraron de lo que el desgraciado le había hecho a Nai quisieron matarlo con sus propias manos, no obstante sabían que lo mejor era reunir pruebas y que se siguiera un proceso judicial.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.