¿ La cuarta esposa? ¡jamas!

2 El pasado de Farid

Narrador omnisciente

 

—Te lo prometo alma mia en cuanto sea tu cumpleaños pediré tu mano yo deseo más que tu despertar a tu lado cada día—la chica le sonrió a su gran amor, el tenia 22 años y ella cumpliría su mayoría de edad en unos días tenían una relación en secreto desde hacía ya 3 años, ella tenia miedo que el padre de Farid no la aceptara, pues Farid sería el próximo jeque de su nación y ella era la simple hija del Vasir de la región para ser exactos la hija de su cuarta esposa por lo cual no tenia privilegios para ser la primera esposa de nadie importante y menos del heredero, no obstante ella siempre aspira alto y lo enamoro fácilmente con su inigualable belleza.

—Te creo mi rey, solamente espero que tu padre me acepte—menciono Jelila haciendo pucheros, escucharon un ruido y él la beso castamente antes de escabullirse por los pasadizos secretos de aquel viejo castillo.

—imposible debes tener una princesa, no la hija de la cuarta esposa, la cual ya era viuda cuando el vasir la tomo, eres mi unico hijo varón, mereces más—Farid rodó los ojos, no era el primogénito pero si el unico varón e hijo de la esposa que más amaba su padre, la segunda, antes de él había tres hermanas las cuales eran hijas de la primera esposa, de su madre solo había nacido el pero este valía por 10 hijas, las otras esposas habían tenido dos hijas cada una para un total de 7 niñas y un varón.

—Padre me conoces y sabes que no daré mi brazo a torcer, amo a Jelila lo he hecho por más de 3 años y la quiero a ella como mi esposa—el jeque miro a su hijo, y sonrió internamente, el muchacho tenia carácter y luchaba por lo que quería, un líder nato, no obstante la compañera que deseaba elegir no tenia lo que requiere su cargo.

Sin embargo, dejaría que este mismo se diera cuenta de su error llegado su momento indicado ojo de loco no se equivoca.

 

—Aceptaré con un trato a cambio—Farid sonrió asintiendo.

 

—Si al cabo de un año no está en cinta o ya tienen tu sucesor, te casarás por segunda vez y esta vez elegiré yo—Farid sello el pacto con un apretón de mano, su futura suegra tenia varios hijos, asi que su hija de seguro era muy fértil.

...

Unos meses después de aquella conversacion Jelila se convirtió en la esposa del heredero, el vasir se sorprendió de que el mandatario aceptara la unión, pero se alegró de que su hija tuviera aquel poder, ya que esto lo colocaba a el en mejor posición.

Farid era feliz con su sumisa y complaciente esposa, desde que llegaba a casa ella lo recibía con mimos y halagos, los meses iban pasando y la chica no quedaba en cinta, preocupando a Farid que no le hablo en lo absoluto del trato que tenían con su padre suponiendo que su linda y complaciente mujercita quedaría en estado rápidamente.

El primer aniversario lo celebraron en Europa disfrutando toda una semana, Jelila se sentía una reina con tantas joyas y regalos de parte de su esposo, deseaba con todo su corazón darle un hijo, sin embargo, aún no ocurría había asistido al médico y al parecer todo estaba bien.

Para el arabe aquel viaje era un trago amargo, pues al llegar debía enfrentar a su padre, no sabía como le diría a su esposa que tendría que recibir una nueva mujer en su vida.

 

—Padre me envió a llamar—musito el arabe mirando a su padre, el cual sonrió afable, sabia lo enamorado que estaba su hijo de la chica pero el no la sentía como una mujer capaz de cumplir con lo que conlleva ser esposa de un jeque, el tenia con vida dos esposas de las cuatro que tuvo y estás además de llevarse muy bien por ser primas, se complementaban la una a la otra haciéndole el trabajo más fácil y también ayudándole a su esposo a hacer lo mejor por su pueblo.

Su amada Samira era madre de su hijo, su segunda esposa que se había convertido en la primera al morir la otra junto a su hijo en un parto prematuro.

La tercera esposa había tenido cáncer y murió unos años atrás, dejándolo con dos esposas y aunque muchos le hablaron e insinuaron tomar más, se dio cuenta de que las que tenia se llevaban muy bien y no queria arruinar su estabilidad familiar.

—Si hijo mio hoy tenemos una cena, el Califa y Emir vecinos están en nuestra nación y con ellos sus dos hijas, las cuales son chicas preciosas y en edad casadera, ambas están aquí para ser tus esposas—Farid abrió los ojos con demasía y negó.

—No tomaré dos esposas más, el acuerdo fue solo una—el viejo sonrió y asintió, ya se imaginaba esa respuesta y solo les había dicho de una, pero queria molestar a su heredero.

 

—Bien elige la que desees pero la boda será en un mes, necesito que tengas un heredero, ya tienes casi 24 años a tu edad, yo ya tenia a dos de tus hermanas, la otra en camino y pretendía a tu madre—Farid sabía que su esposa no era de su agrado asi que no quiso contradecirlo.

Salió hacia el ala que le pertenecía en el castillo, la cual tenia todo multiplicado por cuatro para las esposas que les tocaba, respiro profundo e ingreso a la habitación que compartía con su amada esposa.

—Alma mia debemos alistarnos, tenemos cena esta noche con mis padres y sus invitados—ella frunció el ceño confundida.

—¿A qué se debe?—cuestiono y este tomo su boca para no tener que darle explicaciones, retozaron en la cama por cerca de 25 minutos y luego se dispusieron a arreglarse para la cena.

Farid miró las dos chicas, una más hermosa que la otra, no obstante sabía que su esposa era muy celosa y tendría muchos problemas.

La cena fue algo tensa, pues Jelila parecía que hablaba con los ojos con su padre y sospechaba que algo sucedería esta noche.

—Hijo, ahora iremos a mi despacho—los hombres se fueron y quedaron Jelila con las chicas y sus madres.

—¿Cuál crees que elegirá?—cuestiono la esposa del califa a la del Emir con una brillante sonrisa en su rostro.




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