Lana empuñaba la lanza y el escudo de luz, que eran las armas insignia de su orden.
Llevaba casi dos días en ese planeta, intentando detener la rebelión. Alzó la vista. En el cielo, sus hermanas surcaban el aire, como aves majestuosas. Sus alas blancas se agitaban poderosas y destellos luminosos anunciaban al enemigo que la muerte se acercaba. Entonces un estruendo llenó el lugar, dejándola medió sorda. Una de sus hermanas se agitó, para después caer sin ningún control.
Lana abrió mucho los ojos. No era posible que una raza tán primitiva, tuviera una tecnología capaz de atravesar sus escudos de energía. Dirigió su mirada al frente, tratando de encontrar el origen del disparo. En el horizonte, las tropas enemigas hacían lo que podían para enfrentar, con sus tanques obsoletos, a las potentes lanzas de luz. Unos esfuerzos infructuosos a decir verdad. Pero había algo más. Un franco tirador con algún rifle de rieles. De quinta generación por lo menos.
Otro estruendo resonó en el lugar y otra de sus hermanas cayó. Pero ésta vez Lana había visto de dónde provenía. Había una pila de escombros al este, justo por dónde se ponía el sol. Una táctica inteligente para evitar ser descubierto. Sin embargo, el franco tirador no contaba con el filtrado de sus cascos, que le permitió ver su disparo.
Lana extendió las alas y de un salto echó a volar. Como un rayo atravesó el campo de batalla. El franco debió verla, por que un destello la segó. Lana se cubrió con el escudo de luz por puro instinto. El tiro la desequilibró y su vuelo fue errático hasta que consiguió controlarse. Se impulsó con las alas y subió lo más que pudo. Enseguida se lanzó en picada. El tirador volvió a disparar pero ella apenas giró un poco para escapar del ataque.
Lana se estrelló contra el búnker improvisado. El impacto fue tan fuerte que su escudo de energía, normalmente invisible, se agitó lo suficiente como para poder percibirlo. El soldado que portaba el rifle lo lanzó a un lado, conciente de que a tan corta distancia sería inútil y se puso en guardia. Parecía querer enfrentarse a ella en un combate de box. Un arte marcial tan obsoleto, como los tanques que usaban esos bárbaros. Lana se preguntó como era posible que ésos animales tuvieran acceso a un rifle de rieles. Empuño su lanza y de un tajo brusco partió en dos al rebelde. Enseguida se dirigió a dónde había caído el rifle. Enterró la lanza en el suelo y recargó el escudo para tener las manos libres. Se agachó y tomó el arma para ver el modelo, y quizá averiguar un posible proveedor.
Le dió vueltas al rifle intentando ver sus características. Se sorprendió al notar que no tenía nada de especial. Era un arma tan arcaica que incluso utilizaba pólvora. Lana tardó un momento en darse cuenta de lo que eso implicaba. Giró rápidamente. El tipo que debería estar muerto, esparcido por el suelo, estaba de pié frente a ella. Tenía los puños en guardia como antes. Lana se dió cuenta de que no era box lo que planeaba el sujeto. Se cubrió con sus manos En un acto de desesperación. El tipo lanzó un golpe recto y la energía acumulada estalló frente a Lana.
Su escudo de energía vibró y, trás un instante angustioso, cedió. Vió claramente y con terror, como su brazo izquierdo era destrozado hasta no dejar rastro. La dama de la luz calló de rodillas. Se arrastró intentando alcanzar sus armas. El tipo la siguió con la mirada y una mueca burlona. Nunca había estado en una situación como ésta. El falso franco quería jugar con ella.
De su hombro herido salían chorros de sangre roja. Era algo que jamás había pasado. No a ella al menos. El enemigo se acercó con pasos lentos. Se detuvo a menos de un metro de ella y se puso en guardia nuevamente. Si ese animal creía que estaba indefensa, estaba a punto de aprender una lección importante y de la peor manera. El tipo atacó. La dama extendió su mano sana y su lanza acudió al llamado. Amabas fuerzas se encontraron y la explocion fue inmediata.
Lana voló hasta chocar contra la pared. Quedó aturdida. Un pitido invadió su cabeza, constante y molesto. Parpadeo varias veces para aclarar su vista, pero algo andaba mal. Cerro un ojo y luego el otro. Estaba ciega del lado izquierdo. No quería averiguar como estaba el resto de su ser. Afortunadamente, el tipo había esperado lo suficiente para que su escudo de energía se reiniciara. su armadura, su última defensa estaba destrozada. Intentó levantarse pero una punzada de dolor en la pierna izquierda la detuvo. Lana la miró. Tenía la rodilla doblada en un ángulo imposible. La pierna derecha tenía varios corte pero nada tan grave como la otra. El pitido seguía ocupando su sentido del oído.
Lana se arrastró con la mano derecha, sangrante y llena de laceraciones, pero en mejor estado que el resto de ella. El lado por el que disparaba su enemigo, había sido derribado por completo. Lana se acercó intentando que algúna de sus hermanas la viera.
El cielo ya estaba obscuro, con una luna negra de fondo. Las únicas luces que se veían eran las de sus hermanas. Pero se apagaban de a poco. Lana no supo lo que ocurría, hasta que comprendió que sus oídos habían sufrido un gran daño. No escuchaba nada, pero lo que derribana a sus hermanas era los disparos de otros "franco tiradores".
Los tiros apenas se notaban en la obscuridad. Sus hermanas no podían ayudarla...