La Dama De Winchester

LOS CUMPLEAÑOS DE BERONICA

A la mañana siguiente me levanto bien temprano, para ir a la habitación de Bero, le cantamos las mañanitas, la abrazamos con mucho amor.

-hija que Dios te bendiga y que cumplas todos tus sueños.

 –gracias familia los amo a montón. Contesta Bero

– nosotros también Te amamos hermanita – dice juan y le planta un beso- lo mismos hace Vanessa.

En la cena Gustavo nos llevó a Cross Mastler, un restaurante de comida exquisita para festejar el cumpleaños 20 de Beronica, donde compartimos una deliciosa cena y un pastel de chocolate, delirio de ella. Y luego le entregamos los regalos a Bero, estaba feliz.

Mi esposo me observaba embelesado, hasta el momento de hacerme sonrojar

– ¿Gustavo que pasa?

-Nada amor – es que me gusta verte –te vez hermosa -pereces una princesa o diría una reina – te amo mi princesa.

 - yo también amor….

Que lindos ustedes dos -me da envidia, que los años que pasan les brota la ternura- miro a Bero y mi cara se torna a roja.

Agotada por el trajín del día, llegamos a casa con un solo deseo y es dormir, pero el hombre de mi vida no me lo permitirá.

Los 20 años de casados, se siente como si fuera el primer día en que me conoció, su amor es tan delicado y entregado.

Les doy las buenas noches a mis tesoros a voy a mi habitación, cuando abro la puerta la luz estaba apagada y se me hacía raro; porque Gustavo lo vi entrar primero, miro a todos los lados y no lo veo, cuando voy a encender la luz, me asaltan por la espalda y pego un grito me tapan la boca.

Siento sus manos cálidas sosteniéndome desde la cintura y llevándome hacia él, me planta un beso hasta convertirse en uno apasionado, donde me hace perderme en el calor de su cuerpo, se separa y empieza a recorrer mi cuello y poco a poco con su delicadeza me va desvistiendo hasta llegar a convertirnos en unos solo. Sus caricias me enloquecen; agitados por el placer me acomodo en su pecho y nos quedamos dormidos  

En un instante, me encontraba, por un hermoso campo lleno de flores, a lo lejos vi una hermosa mujer de cabellos dorados y los ojos azules como el mar, me observaba con una gran sonrisa. Y yo le correspondía- con una voz suave me dijo –yo te esperare y te traeré de regreso a mí, cueste lo que cueste y yo asentí agachando mi cabeza.

Al despertarme, tenía una lágrima en mis ojos y sorprendida. Me pierdo en mis pensamientos ¿Por qué siempre sueño con ella? ¿Qué tiene que ver conmigo o que querrá decir? –Gustavo se me acerca y me mira todo asustado

 –que tienes "amor", te despertarte rara y perdida.

 –Lo miro y le sonrió –nada amor solo fue un sueño.

Pe.... ¿pero sabes? es la misma mujer de siempre me sorprende con la naturalidad en que me mira y me habla, como si me conociera de por vida. Como si fuera yo misma en unos años –diría…. en mi vejez.

¡Hay amor! Tranquila - solo es un sueño, no le tome importancia, me toma en sus brazos y me recuesta en su pecho y vuelvo a dormir.

Pego un brinco en la cama- me asusto al ver la hora

- ¡hay no..! - "me quedé dormida" - susurro - mis hijos no los atendí hoy. Cuando veo a mi esposo salir del baño lo miro extrañada.

- ¿Qué te pasa victoria? Tienes cara de espanto –así estoy de espantoso ¿qué te asuste? - me bromea con una risita que me enamora.

Me agarro la cabeza y le pregunto ¿Por qué estas todavía en casa? –¿no vas a trabajar?

Gustavo me mira y se carcajea si más poder –rodeo los ojos y me sorprende.  Él se sienta envuelto en su toalla a mi lado y me dice

-Amor me asustas - ¿qué pasa…? -

meneo la cabeza de un lado al otro y me quedo pensativa.

  - ¡Oh......! ¡No… olvídalo!  es que......e - creí que hoy era un día de trabajo y de colegio

-No amor............vamos levántate, arréglate saldremos a despejarnos un poco; estas muy estresada necesitas liberar las cargas. 

  Se me acerco, me abrazo, luego me da un beso casto. 

Después de estar lista baje a la segunda planta encontrándome a todos arreglados desayunando, Gustavo los había atendido

- Wao....estamos con delirio de chef….

le digo con una sonrisa encantadora –me rodea los ojos y todos nos carcajeamos de la risa.

- Buenos días, hijos ¿cómo amanecieron?

–bien mama todos tres me responden al mismo tiempo.

Mi esposo me sorprende por la espalda y me susurra al oído

–te vez hermosa... esta como para comerte, que tal si nos quedamos los dos sólitos y mandamos a los niños a pasear a donde mi mamá.

Le doy un codazo y lo reprendo

- ¡no…. - Gustavo –ya deja tus calenturas. -

Me da media vuelta y me planta un beso delicado "vamos"

 




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