Ambos nos observaron, miraban nuestras manos, hicieran una mueca de felicidad al ver a sus dos hijos juntos, me acerque a ellos a paso lento.
Cuando los tuve de frente les hice una reverencia
– lo siento. Le dije
Ambos me tomaron en sus brazos y me apretaron como bola de peluche. Mi madre se soltó a llorar y mi padre reía de felicidad. Estuvimos así un buen rato.
Nos reunimos en el almuerzo y empezaron a contarme las historias de Cristopher y las travesuras de su vida, lo miraba y me reía, mientras él se ponía serio. Luego nos reunimos para dialogar y saber que iba pasar con mi vida, el saber que soy una dama de Wínchester.
todo cambiaria para mí, ya que te tenía que tomar la vida que me correspondía – decidí no llamar a mi familia. Ya que Cristopher me acompañaría y les daría la sorpresa de todo lo que estaba pasando conmigo.
Estaba en mi alcoba leyendo algunos libros sobre las reglas y leyes del reino, cuando tocaron la puerta
– adelante – era Cristopher,
- hola – me saluda, pero sin mirarme a los ojos
– hola- le respondo.
– ¿Cómo estás? Me pregunta con su cara fija al piso
– bien – entra le digo
sigue y se sienta al borde de la cama. Levanta la mirada y nos encontramos, me hace una mueca, ya estas listas para viajar
– si asiento con mi cabeza.
Mañana saldremos a las ocho de la mañana.
– bueno – la verdad no veo la hora en ver a mi familia.
- Te entiendo me dice.
– la otra semana vendrá los abogados para arreglar tus papeles, ya sabes haces parte de la familia Morastary.
Si – lo sé, - me da tristeza desaparecer los apellidos de las personas que han dado toso por mí.
Se levanta y se acerca toma mi mano y deposita un beso.
- Sé que esto no es fácil para ti – como para mí no es fácil renunciar por lo que siento por ti – te amo Victoria, es la hora y no puedo asimilar que seas mi hermana.
se levanta de golpe, camina de un lado a otro y se peina el cabello con sus manos.
- Lo siento….
– no – no tienes la culpa de mis estupideces
- ash…. no sé hasta donde pueda llegar yo con esto – me siento frustrado.
sale de la alcoba dando un portazo
Mi corazón estaba como las mareas, revuelto de la sensación que tengo con todo esto, Cristopher mi hermano, el hombre que me estaba viendo con otros ojos, y el cual ni puedo superar lo que hicimos, me siento aterrorizada al recordar el error cometido aquel día.
Me levante a las siete de la mañana. Ya estaba lista, decido bajar a la segunda planta, ya que tengo todas mis pertenencias en Nueva York no llevaría nada de acá
– “buenos días”.
saludo haciéndoles una reverencia – la reina se levanta de la mesa, me abraza y lo mismo hace mí el rey.
- Cómo te sientes hija
– bien contesto.
- Cristofer ¿no está?
- Si – ya viene.
– buenos días saluda a mis espaldas, me giro y lo miro, se acerca y me deposita un beso en mi frente,
- ¿lista? Asiento con la cabeza.
Desayunamos tranquilos y luego nos despedimos de nuestros padres. Viajaríamos en el jet privado del palacio.
Cuando embarcamos, me senté frente de Cristopher, el cual me te tenia incomoda, porque no dejaba de mirarme.
- ¿Qué?
- Nada
- ¿estás seguro?
- Porque me preguntas.
– no, solo que no dejas de mirarme como bicho raro
- Ash – se levanta molesto de la silla y se sienta lejos de mi vista.
Me siento terrible ver que para él será difícil asimilar la situación. Me acomode en la silla, pensado en el momento que en me vean mis hijos, ¿se preocuparan? por mi estado, aunque estaba muy recuperada con los cuidados de mi madre la reina.
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Editado: 21.09.2021