La Dama De Winchester

UN LIO EN SU CABEZA

Los días han ido pasando, poco a poco he organizado todo lo relacionado a los negocios y lo de mi familia ya que mi madre y mis hijos serían llevados a vivir al palacio. Por orden de los reyes.

El solo el hecho de ser hija de la realeza mi familia correría riesgos.

La casa se la dejaría a Suchy, ya que ella vivía en arriendo desde hace dos años.

– bueno chicos mañana saldremos a almorzar, ya que en dos días nos iremos a nuestra nueva casa – dice Cristopher.

 - claro tío, pero eso no quiere decir que nos vas a tener encerrado como corderitos en jaula – dice Juan.

 – jajajajjaa todos reímos.

Estábamos reunidos en la sala charlando sobre los estudios de los chicos, ya que habíamos retirado los papeles de la universidad – la que me tenía preocupada era Beronica que se opuso a irse con nosotros ya que ella tiene su propia, empresa y una vida de amores organizada. Y me era difícil dejarla sola, pero de igual ya había vivido lejos de nosotros antes.

Sonó el timbre

- ¿Quién será? Dijo Vanessa – debe ser el odioso de tu amigo – dice Juan

– hay ya déjeme quieta, yo no te molesto con tus dichosas amigas.

 – bueno chicos no van a pelear.

 – “buenas tardes” – escucho una voz conocida y mi corazón empezó a saltar con emociones.

 – ¡papá…! Sale los chicos y lo reciben.

 – hola mis hijos adorados – como están.

 – bien papa feliz con mamá – ven sigue

 – Gracias

 – con permiso – adelante le dice mi madre

- que más suegra

 - ¿suegra? – dice Cristopher

 – bien mijito “feliz”

 - qué bueno

 – hola majestad – le hace una reverencia a Cristopher

– como este señor Torrente

– bien gracias

– se acerca a mí y nuestras miradas quedaron cruzadas – toma mi mano y me da un beso en la mejilla

 – me alegra que estés bien, estábamos preocupado por ti – me dice

 – siento unas manos que me separan de Gustavo

 – creo que es mejor que tome distancia de la dama, señor Torrente, por el respeto a su mujer y la princesa de Winchester – Gustavo frunce el ceño y no entendía nada

 – no sé a qué se refiere con todo esto majestad –

 - claro que me entiende señor – usted vive con una mujer y tiene un hijo con ella le debe respecto.

Gustavo se gira y se sienta en el sofá y cruza sus piernas.

 – no sabía Victoria que ya estabas viviendo con el príncipe -, me dice.

 -  yo me quedo callada al escucharlos

 – pues, como le diría señor Torrente - aquí la Dama todavía no vive conmigo, pero en dos días me la llevare a mi palacio para que ocupe el lugar que le corresponde

– a que bueno -  pues los felicito y que todo sea como los cuentos de hada, el sapo conquistando la princesa.

 -- jajajajjaa se burla Cristopher.

 – y puedo saber que le causa risa ¿majestad?

 – hay señor Torrente, aquí hay un grave problema – que la dama era el sapo usted el intruso.

La cara de Gustavo fue de furia – se levantó y yo reaccione de una.

 – bueno ya por favor – creo que esto se está saliendo de control de parte de usted dos y yo no puedo permitir que se vayan a los golpes

– no entiendo Victoria – como todavía defiendes a este hombre – dice Cristopher,

Su cara parecía como un tomate de la ira que tenía

 – no Cristopher -  yo no estoy defendiendo a Gustavo

 – pero no puedo aceptar que él te ponga una mano en la cara, mis padres se disgustaran conmigo, que por mi culpa te golpeen.

 – ¿tus padres? A que te refieres con ellos Victoria, tu mamá está presente y no la veo que se mueva de ahí.

– imbécil ella no se refiere a Doña Raquel si no a mis padres.

¿Qué…?

Gustavo se acerca a mí y me toma de la mano

 – dime - te vas a casar con él.

  – ¿Qué…? Cristofer y yo no nos podemos casar Gustavo

 – para que entiendas más claro señor Gustavo Victoria y yo somos hermano de sangre, por el cual usted le debe respeto a la Dama de Winchester.

- ¿Qué….. es esto? – agacho mi cabeza

– lo que escuchaste Gustavo.

-  los reyes son mis verdaderos padres y él es mi hermano.

Gustavo quedo en blanco y se sentó lentamente en la silla. La sala quedo en solo silencio, parece como si el planeta se hubiera paralizado, su mirada quedo fija en nosotros. Intentaba decir palabras, pero se contenía, al parecer su cabeza se convirtió en un caos. – mi madre al ver la incomodidad hablo




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