La Dama De Winchester

RECHAZO

Me estaba arreglando para la fiesta de compromiso, estaba en alcoba acompañada de tres mucamas, una arreglaba mi cabello otra mis uñas y otra el maquillaje, era estresante esta situación. Aparte de que los nervios me dominaban me provocaba escapar por la ventana de la alcoba, sin que nadie me viera y refundirme en el bosque frondoso que tenía el palacio alrededor para que comiera un lobo.

Pero no sabía si uno de cuatro patas o qué carajo, con tal de desaparecer y olvidarme en la que estaba metida, para mi edad me sentía como un cuento de hada, pero ese que te secuestra el malvado y no el príncipe de tus sueños , avece me gustaría ser besada por un sapo que por mi propio hermano

-  ya por favor déjenme sola – les digo a las muchachas, ellas me miraban angustiada por la hora, y todavía no me vestida.

 – princesa no podemos irnos hasta que no esté vestida, en poco empieza la fiesta y no demora en subir el Rey por usted.

Respiré agotada y resignada, volví y me senté al frente del espejo.

 – sigan entonces – les dije suspirando exageradamente mi pecho subía y baja. ¡Dios dame fuerza!

Luego de ponerme el elegante vestido de una princesa, tocaron la puerta era mi padre que venía con el traje de gala, como todo un Rey que es, es un hombre encantador y los años no le pasaban, esos ojos encantadores como los de mi hermano.

 – ya está lista ¿mi princesa?

  - si su majestad – contestaron las tres

 – que esperamos-  metí mi brazo por el de él.

 – esta hermosa hija mía.

 – Gracias padre – le respondí sin tanto ánimo.

Me miro[ledm1]   y se detuvo en el camino.

 – te sientes bien.

 – si padre

 – mírame, los siento hija, de pronto esto no era lo que querías, pero el destino los unió de esta manera – asentí con la cabeza.

 – descuida padre, entiendo todo, abra una boda sin ningún problema – en dos meses seré la esposa de príncipe.

 

Él me sonrió y asintió, caminamos por los largos pasillo y empezamos a bajar escalones ya que el palacio era de tres pisos y yo me encontraba en el tercero.

Eso si me sentía como cenicienta cuando encuentra el príncipe y llegaba al baile, pero creo que, al equivocado, más bien era el baile de la princesa Fiona, y temía ser secuestrada por el dragón de fuego.

Luego esperar que venga el indicado a liberarme, pero en este cuento si no habría un rescato más bien una resignación al aceptar el príncipe equivocado

 – ay Dios que mente la mía, ya tengo delirio con todo esto.

 

Cuando llegamos el salón a la entrada, estaba Cristopher esperándome, me miraba como un niño mirando su golosina, sus ojos parecían dos luceros, me tomo de mis manos depositando un beso en ambas.

 – estas hermosa mi princesa – me dijo.

 – lo miré y sonreí sin mostrar mi dentadura.

Nos compusimos y procedimos entrar al salón donde los invitados empezaron aplaudirnos y darnos la bienvenida. Mis nervios me estaban traicionándome hasta el lecho de que mis manos empezaban a sudar y mis pies se enredaban al caminar, el príncipe me mira.

 – ¿estás bien? Me pregunta y to asiento con un si bajito para que nadie nos escuche

– no parece, te veo incomoda – lo miro a los ojos

 –no es normal, para mi estar en esta situación con mi hermano

- ¿no te parece?  Frunció las cejas y si sus ojos mataran ya estuviera bajo tierra.

 Miro hacia al frente para ignorar su mirada, pero sentí que no me la quitaba hasta que me pellizco la mano.

- ¿Qué...? Se me acerco al oído.

- después hablamos.

 – con gusto le respondí demostrándole que no le tenía miedo.

Cuando me iba a responder se nos acercaron y empezaron a felicitarnos por nuestro compromiso. Me separé y me reuní con Noria y Suchy que se encontraban en la fiesta.

 – “Victoria que felicidad por ti” me dice Suchy.

Mientras Noria me miraba intrigada, se acercó y me abrazo

– te deseo suerte amiga, se por lo que estás pasando, pídale a Dios que te de resignación, no será nada fácil.

 – debemos hablar antes de casarte, debes de desahogarte.

Mis ojos querían llorar, alce la vista para no me salieran las lágrimas y llamar la tensión de las personas. Practicamos un buen rato y después se hizo el anuncio de nuestra Boda, me pare al frente donde Cristopher puso el anillo de compromiso en mi dedo y haciendo las promesas de su amor, todos aplaudieron y felicitaciones iban y venían.

Todo transcurrió tan lento y no veía la hora de irme a mi cama a descansar de este día agitado. Mi padre tomo el micrófono y les empezó a dar las gracias a las personas que habían asistido, poco todos se fueron retirando y dejando los detalles de nuestra Boda ya que acá tenían esa tradición.




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