La desgraciada semana que me enamoré de ti

Capítulo 12

Fotos.

Siempre me son sencillas.

Elijo ropa, le digo a Jessica que me las tome en alguna parte del patio, la casa, o que simplemente salgamos a un lugar en específico. Jessica toma miles, elegimos las mejores, y de las mejores elegimos tres. Si nos gustan muchas, las agrupamos en una misma publicación.

Todas con la misma edición.

Por eso mi perfil es perfecto y armonioso.

Pero ahora algo tan casual como eso, se me está haciendo bastante estresante solo sabiendo que será Jarek quien me tomará las dichosas fotos.

¿Por qué no rechacé su invitación? Hubiese sido lo más lógico porque me cuesta posar para alguien que no sea Jessica, la única que no se burlaría de mí si hago una cara rara, la única que siempre sabe cuál es mi ángulo favorecedor.

En esta ocasión, Jarek será quien las tome, quien vea las que salgan mal, quien me dirá alguna sugerencia, ¿cómo voy a sobre llevar eso y mantenerme igual de firme que siempre?

Mi vestuario ahora es un short de jean con un cinturón marrón, una blusa de tela ajustada beige de manga corta y cuello curveado, unas botas de un tono parecido a esta última y una chaqueta de mezclilla. Esta bien, luzco grandiosa, lo que me estresa es que pensé mucho sobre qué podría usar para combinar con Jarek, porque de verdad considero tomarme fotos con él. Ni loca le voy a preguntar qué usará, así que será lo que Dios quiera. Si al final no combinamos para nada, las fotos quedarán en la memoria del teléfono, no subiría nada poco estético que arruine mi perfil...

Y sí, esa es una excusa para no subir ninguna con él, al final de cuentas.

Te espero en la entrada al camino de la playa, donde están las tablas de madera Escribe Jarek a mi teléfono. Le respondo un simple Ok para terminar de arreglarme.

Cabello perfecto, cara radiante, ropa asombrosa y mochila bien puesta. Es hora de salir.

Justo para cuando ya se están viendo atisbos de atardecer en el cielo, con el sol preparándose para bajar, me encuentro a Jarek justo donde me dijo que estaría, mirando su teléfono, sin percatarse de que me estoy acercando. ¿Estará hablando con Triz?

Camille.

¿Sí, Camille?

Deja de pensar estupideces.

De acuerdo, Camille.

Viste, para mi desgracia, ropa que queda muy bien con lo que yo llevo, aunque no al terrorífico nivel que la noche de la fiesta: pantalones de Jean algo holgados, de tiro alto, dentro de los que tiene una camisa blanca con dibujos de palmeras regados por doquier.

Jarek, te ganaste un aplauso interno mío por esa decisión de vestuario. Interno, porque en persona no te lo voy a dar. Además de eso, tiene una mochila, más grande que la mía, donde apenas guardo lo típico.

Es cuando estoy a medio paso de él que levanta la vista sonriente.

—Señorita, sin más preámbulos, comencemos la caminata —dice, señalando con sus brazos y suma elegancia el camino hacia la playa.

—Con gusto, distinguido caballero —le sigo el juego, aunque sin la sonrisa que él tiene.

Según cuenta, para llegar a la zona que me comentó simplemente debemos ir derecho y luego girar a la izquierda, con la orilla de la playa de un lado y los arboles del otro. En poco tiempo llegaremos a las rocas, tomaremos fotos y lo siguiente que pase podría ser quedarnos, o irnos, no mucho más.

—Me cayó bien ese chico de hace rato, Owen —cuenta Jarek mientras caminamos hacia la playa.

—Sí, es agradable —concuerdo—. Sabe bastante bien cómo conversar.

—Algo tuvo que hacer bien si parecías tan a gusto con él. Le diré que me de clases o algo por el estilo —bromea.

—Tip numero uno: no digas nada tonto. Ya con eso la tienes en contra.

—Qué chistosa, ¿algún otro comentario para recordarme lo terrible que soy leyendo el ambiente y decidiendo qué cosas son mejores comentar y qué otras no?

—Estás bastante claro en ello, así que no, ninguno —niego con la cabeza.

Al estar a unos cuantos metros de la orilla, doblamos a la izquierda.

Hay una buena cantidad de gente en la playa a esta hora. El clima está fresco, y como el sol no está tan fuerte, hasta a mí me encantaría la idea de lanzarme al agua un rato. Claro, tengo un pequeñísimo problema.

Jarek, todavía caminando, se saca la mochila de los hombros y la sostiene en sus manos para comenzar a buscar algo dentro de esta. Continúo caminando, mientras que él se va quedando algo atrás, no lo suficiente como para detenerme. Que me tome el ritmo y ya.

Unos segundos después escucho leves ''tics'' a mis espaldas, así que me volteo y observo al chico con su cámara alzada, tomándome fotos. Al instante frunzo el ceño y devuelvo mi cabeza al frente.

—¿No puedes esperar a que lleguemos? —pregunto, a lo lejos se notan las rocas, que son nuestro destino.

—Me gusta tomar fotos del momento, si no te gustan las borramos después —dice al estar ya a mi lado de nuevo, tomándome fotos más de cerca, hasta se adelanta un poco para tomármelas de frente—. Oye, ¿quieres mirar a la cámara? —pregunta

—Te dije que soy mala para las fotos, y tú no te pareces a Jessica, así que...

—¿Qué no me parezco? ¿No haz visto mi cabello rojizo y mi sonrisa radiante? Soy como su gemelo —sin verlo, suelto una sonrisa—. Está bien, tú ganas, no te tomaré más fotos hasta que lleguemos.

—Gracias —vuelvo a relajarme.

Jarek deja su cámara colgando y continúa caminando conmigo.

Ya a nada de llegar, él vuelve a hablar.

—Triz también me cayó bien, aunque es distinta a cómo la recordaba —saca de la nada.

—¿Qué? ¿Tu embriaguez te hizo imaginarla rubia? —bufo. Que la mencione no me encanta mucho.

Creo que no es solo por Triz, sino por cómo es, y por cómo me trató cuando la alejé de Jarek.

—Me refiero a que es algo chillona —me corrige—. Se nota que tiene un carácter fuerte en comparación a Owen. De todas formas, es bastante guapa.



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En el texto hay: vacaciones, amor odio, amor de verano

Editado: 12.07.2020

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