La desgraciada semana que me enamoré de ti

Capítulo 17

—Camille, ¿podrías decirme qué sucede? —la voz calmada de mi hermana me envuelve luego de que, a propósito, me separé del grupo en el museo de historia de Liauna para no tener que soportar las tres caras que no me dejaron dormir ayer por permanecer más tiempo del debido en mi mente.

Y, por más tiempo del debido, me refiero a toda la noche.

—Me quiero ir, Jessica, eso sucede —suelto, mirando hacia una vitrina con restos de ropajes de los nativos de Liauna de hace cientos de años.

Esta parte del museo es la que todos evitaron de inmediato, pues a ninguno le parecía demasiado interesante ver objetos de la vida cotidiana de los originarios de la isla, pasaron directamente a la sala de reliquias valiosas que todos desean ver. Por ello me quedé aquí, observando trozos de tela colorida, o vasijas, o alfombras que datan de siglos de antigüedad.

—Razones, hermanita, dame razones —insiste—. ¿Salgamos?

—Jess, es tu viaje, tu paseo al museo, tu pronta boda —digo, al fin viéndola—. No te preocupes por mí, ¿de acuerdo? No importa —no luce nada feliz como de costumbre, debe pesarle mucho mi actitud últimamente

Admito que ver su rostro bajoneado me hace sentir terrible, junto al otro par de cosas que, de por sí, ya me tienen bastante mal.

—Lamento informarte que no puedo disfrutar este viaje si noto que no estás bien, y ten por seguro que hace un par de días que no estoy disfrutando esto del todo —sentencia antes de tomarme de la mano y llevarme hacia la misma sala donde está el resto a lo lejos, solo que cruza a la derecha y va hacia la puerta que nos lleva a un pequeño patio.

Este patio conecta otras secciones del museo. No tiene techo, y es como un respiro a las paredes oscuras y gruesas que nos han rodeado hace rato. Encontramos una banca vacía donde nos sentamos y, por fin, ella me suelta la mano. El suelo es de piedras pequeñas, casi parece arena, y tiene una cascada artificial, cuya agua cae desde la cima de una roca de unos dos metros hacia una piscina pequeña a unos metros de nosotras. No hay mucha gente aquí fuera.

—¿Es sobre Jarek? —pregunta luego de segundos de silencio de mi parte.

—Sí, es sobre Jarek —admito.

—Si te dijo o hizo algo, yo misma lo confrontaré, no me interesa que sea mi cuñado —frunce el cejo.

—No, Jess, no entiendes —niego con la cabeza—. La única que hizo algo soy yo, y ese algo es ser este pedazo de desastre andante que no sabe lo que quiere ni comprende por qué actúa como lo hace.

Lo que le dije a Jarek en la colina no pudo ser más cierto: desde que llegó, mi mundo está de cabeza. Y quisiera decir que es de una forma linda y romántica. Uh, sí, qué mágico, llegó el chico a romper las paredes de la chica y logró tocar su corazón. Ojalá fuese así, en su lugar, es un remolino de sentimientos que escalan y saltan desde el miedo a la felicidad, desde el amor hasta la inseguridad. Luego acabó por romperme en pedazos saber que no era especial, que al final del día se fue con Triz un par de horas después de besarme.

—¿Hablaste con él sobre eso? —pregunta.

—¿Qué voy a hablar con él? —bufo—. No lo haré, no pretendo ir y confesarle nada. Lo olvidaré, y algún día tal vez llegue alguien normal por quien sienta algo normal y no esta locura que, para ser franca, detesto —me cruzo de brazos—. ¿Eso querías saber? ¿Es suficiente información? —pregunto con más rudeza de la que debería tener hacia ella, que no ha hecho anda.

MI hermana me observa con cierta pena. No sabe la verdad del todo, no sabe que Jarek me besó y que eso acabó en desastre, tampoco sabe que anoche la pasó con Triz, pero aún así se las arregla para comprenderme con los pocos datos que le he propiciado.

—Creo que te sientes así porque, al fin y al cabo, nadie te había gustado de la forma en la que él te gusta, ¿no?

—No tiene sentido —niego—. Lo conozco hace muy poco, no debería gustarme así. Es estúpido.

—La atracción que sientes por alguien no tiene por qué tener sentido, tampoco se trata de tiempo. No le busques la lógica a algo que ni siquiera puede estudiarse concretamente —pone su mano en mi hombro—. No sé qué cosas han pasado entre ustedes estos días, ni quiero meterme demasiado en ello; puedes afrontarlo y decírselo, o puedes guardártelo, pero, por amor a Dios, no dejes que eso te aparte de lo que vives ahora. Te gustan los museos, siempre te han gustado, pero pongo mi mano en el fuego a que no recuerdas ni tres cosas de las que has visto.

Es cierto. Me he pasado todo el viaje hasta acá perdida en mi cabeza, ideando mil maneras de estar lejos del resto; sin embargo, no es tan fácil solo olvidarlo, no para mí. Estos días han pasado más cosas impactantes de las que me han pasado en dieciocho años, y la mitad de estas tienen que ver con Jarek. Mi mente no se preparó para recibir tanto en tan poco tiempo.

—Simplemente no quiero ser el aguafiestas, ¿bien? Todos la están pasando genial, se llevan bien entre ellos y yo... No me siento bien como para actuar de la misma manera en la que siempre lo hago. Sabes que no me gusta fingir —suelto aire—. ¿Puedo, por favor, irme?

Jessica tensa la mandíbula cuando pronuncio esas palabras. No quiero molestarla, no quiero molestar a nadie. Si continúo con ellos el resto de la tarde, solo seré la mancha gris en un cuadro bonito de risas y diversión. Es mejor para mi y para todos que me largue y así dejarles gozar este día. Solo vine porque Eddy, con mucha energía, me animó a venir. Estoy muy segura de que el chico sabe bien que algo pasa entre su hermano y yo, que existe una tensión extraña, pero decidió ignorarla para, tal vez, lograr que se olvidara.

Jessica, lanzando un suspiro, se levanta de la banca.

—No me gusta la manera en la que estás afrontando esto, Marlene —oh, me llamó Marlene, de verdad que está disgustada—. Sabes que te apoyo en lo que sea que sientas que debas hacer, pero... Da lo mismo, se trata de tu comodidad —comienza a caminar hacia la sala donde el resto debe seguir—. Si mas tarde me necesitas, solo debes llamarme, hoy no tengo ningún plan, y si lo tengo lo cancelaré para estar contigo.



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En el texto hay: vacaciones, amor odio, amor de verano

Editado: 12.07.2020

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