—¿Qué tal está tu hamburguesa? —pregunta Jarek con la boca llena.
En aras de mantener un avance constante en cuanto a la decoración de la ceremonia y posterior fiesta, decidimos almorzar por turnos.
Ya son las 12:30, y la mayoría ya ha comido, incluyendo a algunos invitados que han decidido venir a ayudar, entre los que figuran familiares y amigos de ambos novios. Mi tía Janice y su esposo están en este momento decorando los pilares del salón, mientras que mis primos pequeños juegan a varios metros de donde Jarek y yo estamos almorzando, sentados en el pasto, lejos de la faena matrimonial.
Las hamburguesas son del restaurante del resort, poco grasosas y muy ricas. Las disfrutamos con los pies descalzos sintiendo el pasto y con una suave brisa haciendo sonar las hojas de las palmeras.
—Supongo que igual a la tuya —me encojo de hombros.
—En realidad quería preguntarte qué tal salió todo con tu papá, pero no quería ser muy agresivo de golpe —admite, tomando un sorbo de jugo, el cual está puesto sobre el suelo, con peligro de voltearse con el mínimo toque.
—¿Nos viste ir hacia la playa juntos?
—En realidad tu madre vino a mí diciéndome que habían hecho las paces, y que estaba muy feliz —explica—. No los vi ir o venir porque luego de poner la música mi hermana me hizo ir con los empleados a traer unas cajas con las telas para las sillas y demás cosas, así que cuando volví tu estabas ubicando las sillas y a tu padre ni lo vi —le da un mordisco a la hamburguesa que ya lleva a la mitad—. No los vi hablar, y me daba algo de vergüenza preguntarte con el resto alrededor.
—Sí, bueno, tiene sentido sabiendo cómo soy —asiento—. Pues sí, él pidió disculpas, y dijo muchas cosas... ahora estamos bien —medio sonrío.
—Qué linda —me muestra sus dientes—. Te ves feliz.
—Lo estoy, no siento ese peso desagradable al tenerlo cerca —confieso—. Ahora todo en mi vida está en orden.
—Lamento no ser un novio tóxico que cree drama en el ambiente —pone un puchero, que es especialmente gracioso porque tiene un trozo de pan pegado a su labio.
—Ya veremos si eso sigue así.
—¿Tan poca fe me tienes?
—Algo me dice que serás un berrinchudo con todo.
—Eso es cierto, pero no significa que seré dramático y tóxico... ¿o sí lo seré? —alza una ceja.
—Mientras no me robes la salud mental...
Nuestra charla es interrumpida por Dolly, Tim y Carrie, mis rubios primos pequeños que podrían o no haber sido llamados así por la obsesión que mi tía Janice tiene hacia la música country. Los tres polluelos son casi un calco del otro. Dolly es la mayor, de doce años, le sigue Tim de diez, y Carrie lleva apenas cinco años en este mundo.
Los tres nos miran con curiosidad.
—¿Qué? —pregunto, rompiendo el silencio.
—¿Quién es él? —pregunta la rubia mayor, una niña muy habladora y confiada, que en pocos años será más alta que yo.
—Jarek —respondo sin más.
—¿Ellos son Ariana, Justin y Taylor? —bromea Jarek, quien acaba de terminar su hamburguesa y está doblando el papel donde venía.
Suelto una risa que pretendía ser un bufido.
—Te equivocaste de género y de artistas de renombre —le sigo el juego. La única que podría entender la broma es Dolly, pero parece que no conecta el comentario con los cantantes que suele escuchar en su teléfono.
—Ah, Dolly, Tim y Carrie, ¿estoy en lo correcto? —se corrige, haciendo que Dolly y Tim asientan.
A Carrie parece darle lo mismo todo, es la más callada de los tres.
—Mi hermana dijo que eres guapo —suelta Tim sin más.
—Tim, no digas cosas de tu hermana —le regaño.
—Es verdad —sonríe Dolly, no hacia mí sino hacia Jarek—. ¿Tienes novia? Seguro tienes, porque tus ojos son bonitos y tienes un cuerpo atlético —explica ella sin tapujos.
Creo que Dolly no ha entendido muy bien la dinámica que tenemos Jarek y yo... tampoco la culpo, lo único que nos ha visto hacer es comer.
—No lo sé, ¿tengo novia, Camille? —me pregunta Jarek mientras pone su brazo sobre mis hombros.
—Así parece —es todo lo que digo antes de darle otra mordida mi hamburguesa.
—Creo que Camille es su novia —dice el genio de Tim a su hermana.
—¿Por qué no te buscaste una más bonita? —cuestiona la maliciosa Dolly, en aras de molestarme igual que suele hacerlo su madre—. O que mínimo fuese agradable.
Solo hace falta que frunza el ceño en su dirección para que comprenda que su mejor opción es escapar de la escena, Tim le sigue y Carrie no tiene nada más que hacer aquí, así que también se va tras ellos.
—Espero que el comentario de una brabucona de diez años no te haya arruinado la autoestima —dice Jarek antes de echarse a reír, todavía abrazándome.
—Tiene doce, y no le caigo bien porque es igual a su mamá. A Tim si le caigo bien porque siempre está en contra de su hermana y Carrie a duras penas me mira de vez en cuando —explico.
—Mis primos pequeños me quieren, todo el mundo em quiere, en todo caso —asegura con aires de superioridad que no son raros ni serios en él.
—En el mundo hay gente que no te conoce, y si no te conocen no pueden quererte —argumento en contra de su posición.
—¿Tú me quieres? —acerca su cara a la mía, susurrando mientras me mira los ojos.
—Yo diré ''sí'' y tú dirás ''entonces todo el mundo me quiere, porque tú eres mi mundo''. ¿Cuál es la siguiente línea del libreto de la película romántica adolescente adaptada de un libro?
—Sería mucho más tierno y cliché si no te lo tomaras con sarcasmo —besa mi mejilla sin venir a cuento, cosa que no me parece desagradable.
Menos que desagradable, en realidad me gusta. Vuelve a hacerlo, Jarek.
—No me vería obligada a arruinar tus maniobras románticas si no fueran tan predecibles —me encojo de hombros.
—Puedo saltarme la poesía entonces y solo besarte —opina.