La desgraciada semana que me enamoré de ti

Capítulo 27

—Casi parece que tú y yo estamos yendo al altar, ¿no? —comenta Jarek a mi lado, esperando nuestro turno de pasar en medio de los invitados para dar paso a la novia, que espera detrás de nosotros tomando el brazo de papá.

Ya la primera pareja, conformada por Kevin y Annabelle, ha comenzado a caminar. En un minuto o menos nos tocará a nosotros.

El lugar se ha transformado en una fantasía llena de flores y gente. No detallo en caras, al único que veo es a mi tío Evan, que me saca la lengua cuando nota que lo estoy observando. Está sentado en la ultima fila, al lado de gente que seguro ni conoce, pues yo tampoco lo hago.

De fondo se escucha una hermosa pieza instrumental grabada de piano.

—Para llevar un par de días siendo novios, ya estás viendo a futuro con mucha seriedad —alzo las cejas, sin mirarle.

—¿Qué puedo decir? Fui criado como un hombre visionario.

Daniel y Karina ya están avanzando, así que contaremos hasta cinco antes de hacerlo nosotros.

—Sí, por supuesto, estoy muy segura de que soy tu primer amor —respondo sarcástica.

Ahora nosotros nos movemos. Nos están tomando fotos desde ambos lados, cosa que detesto y me parece un martirio, pero hablar con Jarek lo hace menos incómodo.

—Bueno, eres el primero que no termina en desgracia, o que comienza siquiera —se ríe.

—Eso es algo. Si no soy yo, al menos vas por buen camino.

—No creo que encuentre a alguien mejor que tú, ya lo tengo todo, ¿quién necesita a una amorosa y cursi chica cuando puedo tener tu rostro de cuestionamiento cada vez que abro la boca? Eso me enreda más en tus lazos de amor.

—¿A ti también se te está haciendo eterna esta caminata? A penas vamos por la mitad —suspiro. Odio llamar la atención de esta manera, es lo peor de ser su dama de honor.

—Por algo estoy hablando tanto. No podemos acelerar el paso, sino se vería forzado conforme a cómo los otros han caminado, es horrible.

—Si acabamos casándonos, haremos que Jessica y Eddy caminen el doble como venganza.

—Es tan lindo cuando sale de tu boca la idea de nuestro posible eventual matrimonio. Aunque a ellos les fascinaría hacer esto —por fin, ya estamos a unos pasos de separarnos.

—Cierto. Adiós —le digo justo cuando suelto su brazo y me posiciono en la línea de damas.

Por fin, todas las miradas van a Jessica y a Félix, quienes acaban de comenzar la caminata al altar. Eddy está a unos dos metros de mí esperando al lado del ministro de bodas, un viejo amigo de la familia. El rostro de mi cuñado mientras observa a Jessica acercarse es indescriptible, y ahora más que nunca puedo comprender que la ama demasiado.

Evito mirar hacia los invitados, pues no me fascina estar parada frente a tanta gente. Paralelos a nosotras están los padrinos, y a la mitad no los conozco porque son amigos de Eddy. Al único que observo es a Jarek, quien también me observa a mí sonriente.

Jessica por fin llega donde estamos, la música para, me entrega su hermoso ramo de girasoles y margaritas, y se posiciona al lado de Eddy.

El ministro comienza a hablar, dando la típica cantaleta. Dicen sus votos, cosa que solo nos saca risas porque Eddy tartamudea de los nervios y Jessica a mitad de estos se pone a llorar. Es una escena adorable, y cuando ambos ya tienen sus respectivos anillos y se dan el beso que concluye esta parte del evento, los aplausos y gritos no se hacen esperar.

De un momento a otro ahora estamos tomándonos fotos en el espacio que prepararon para ello, cientos y cientos de fotos en las que sonrío plenamente, pues estoy tan feliz que no me da tiempo de ocultarlo. Entre todas las damas cargamos a Jessica, cosa que los padrinos repiten con el novio, luego todos estamos juntos en otra foto, haciendo muecas, estando serios, con familiares, con amigos. En otras circunstancias esto me sería pesado y aburrido, pero el ambiente es demasiado alegre como para pensar en ello.

Cuando la oleada de amigos y familiares de la pareja esperan su turno para sacarse sus fotos, por fin soy libre, al igual que Jarek, quien no duda ni un segundo en interceptarme cuando me quedo parada cerca de la ultima fila de sillas ahora vacías. Hay gente dispersada por doquier, algunos de los cuales ya están entrando al salón donde comenzará la celebración.

—Fue muy rápido, ¿no crees? Duramos horas arreglando aquí afuera para, ¿qué? ¿Media hora? —dice, apoyando sus manos en el espaldar de la silla que tiene detrás.

—Tal vez menos que eso —asiento.

—¡Voy a tirar el ramo! ¡Quien quiera atraparlo venga ahora! —grita Jessica super emocionada. A unos diez metros de donde estamos Jarek y yo.

Siendo sincera, creo que esta es la parte que más deseaba mi hermana de todo el asunto de la boda.

—¿No iras a pelear con uñas y dientes por el ramo? —pregunta él, observando el tumulto de mujeres reuniéndose a una buena distancia de Jessica, jóvenes y adultas, conocidas y desconocidas.

—¿Para qué? —bufo.

—Ni idea, ¿por qué hacen eso? —se encoje de hombros—. Nunca lo he entendido, pero se ve divertido.

—Se supone que quien lo atrape será la siguiente en casarse. No sé de donde salió esa suposición, pero es tonta.

Y aun si no tuviese todo ese simbolismo detrás, ¿para que rayos quiero ir a pelearme por un ramo de flores?

Lo que realmente quiero es ir a comer algo.

—¿Entramos? Si tardamos mucho se van a comer todo lo bueno —le digo, comenzando a rodear las sillas para ir hacia la puerta del salón, delante de la cual mi hermana y Eddy se acaban de casar.

—¿Listas? —grita mi hermana, dándoles la espalda a las mujeres—. ¡Uno, dos... tres!

Observo el ramo volar por los aires con tanta fuerza que pasa por sobre el montón de mujeres, quienes no tienen chance ni de rozarlo.

Oh, viene hacia mí.

El ramo, grueso y consistente, me golpea la cara con suficiente fuerza como para dejarme desorientada un par de segundos. Jarek se está muriendo de la risa a mi lado, a la vez que mi hermana se tapa la boca —por culpa o porque también está por estallar en carcajadas—, y las muchachas se quejan y me molestan a la vez. Yo me agacho para tomar el ahora algo golpeado ramo de flores, del cual cae un girasol.



#3991 en Novela romántica
#1496 en Otros
#432 en Humor

En el texto hay: vacaciones, amor odio, amor de verano

Editado: 12.07.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.