Septiembre de 1998
Vir había tenido una semana difícil, todavía asistía al colegio, donde habían comenzado las peleas por un viaje de graduación y la respectiva fiesta que debían comenzar a organizar. No quería participar de todo aquello. Ella no era como la mayoría de las chicas de su edad. La adolescencia y sus dramas no la atraían. Tenía muchas responsabilidades. Su madre tenía dos centros de belleza y ella la ayudaba con el papelerío de ambos. Tomaba clases de idiomas desde temprana edad. También había ido a canto durante años, hasta que se rebeló debido a su bochornosa falta de talento y su madre no tuvo más remedio que aceptar que era demasiado.
Vir había crecido en una hermosa casa de dos pisos y frente de ladrillo visto. En la planta inferior estaba la cocina con un enorme desayunador, una pequeña mesa redonda y la lavandería. Un baño de visitas convenientemente oculto bajo la escalera y un amplio living con hogar que se unía cómodamente con el comedor; un concepto amplio de espacio abierto, donde todo se conectaba. Recorría la planta baja una galería hacia el gran jardín, con una hoguera exterior y piscina. En la planta superior había una habitación principal, de su madre, con baño privado. También dos habitaciones más y un baño principal. El dormitorio de Vir daba a la calle, frente a un boulevard lleno de enormes árboles.
Era hija única, su padre y su madre se habían divorciado cuando ella aún no había nacido, tras lo cual, él simplemente las había abandonado. Su madre la sacó adelante sola. El divorcio la volvió una mujer algo fría en algunos aspectos, por lo cual nunca fue particularmente cariñosa con su hija, pero era muy buena y siempre trataba de equilibrar su vida, para tener un espacio solo de las dos así podían charlar y compartir su día a día. Habían crecido juntas de alguna manera, por lo que Vir sentía que Mel, su madre, la veía como su hermana menor o su amiga y compañera de piso.
Vir solía pasar largas jornadas sola debido al extenuante trabajo de su madre. Mientras era pequeña había una persona que ayudaba en la casa y se encargaba de hacerle compañía, pero ni bien entró en la adolescencia, ella comenzó a ocuparse de todo sin problemas. Creció siendo muy independiente, todo esto la volvió muy protectora con sus afectos, pero amante de sus espacios. Dueña de una dulce belleza, largos cabellos rubio miel con, ojos color avellana verdosa y un bonito cuerpo; nunca fue consciente de las miradas y suspiros que despertaba y cuando lo era, se sentía avergonzada.
Mel era una mujer fuerte y muy sociable. De carácter afable, pero muy terca. Había sido una joven guapísima, que se casó con el primer idiota que conoció, luego le rompió el corazón. Aún conservaba una figura envidiable, siempre estaba arreglada y pulcra. De grandes ojos verdes, pelo negro con rulos, era una mujer preciosa. Le gustaban las cosas bonitas, el buen vivir. Pertenecía a una generación de mujeres, que había sido criada en un nuevo mundo más libre, pero por padres conservadores que no lo aceptaban. Siempre anheló la libertad que le faltó en su juventud, por lo cual, estaba afuera continuamente. Trabajaba durante largas jornadas, le costaba mucho estar en su casa, prefería estar ocupada y haciendo cosas que le agradaban. Las tareas del hogar no le gustaban en lo más mínimo.
Un viernes a la tarde, Vir regresaba del salón de belleza principal de su madre, que estaba a tan solo 7 cuadras de su casa, luego de una larga jornada. Había pasado a buscar libros contables y recibos por el salón de su mamá para prepararlos para el contador, luego siguió camino hacia su hogar. Cuando estaba en la esquina de su hogar sintió que la chocaban de frente. Por el impacto, todos los libros y papeles que traía en sus brazos volaron por los aires.
Se agachó muy molesta a levantar todo, en ese momento alguien se acuclilló con ella y le dijo:
- perdón, déjame ayudarte
Vir levanto la vista y sus ojos se encontraron con los ojos celestes más bellos que había visto, sólo pudo decir:
- ¿Es que no ves por donde caminás??
- ¡¡ Claramente no soy el único!! ¿ qué venías pensando que ni siquiera me viste?
- ¡Genial Encima de que me atropellas actúas como un idiota...
Levantando las manos en señal de rendición y con una sonrisa divertida, el joven le dijo:
¡Empecemos de nuevo, lo siento! Mi nombre eh, bueno soy Gabriel, vos sos Vir ¿verdad?
Vir confundida balbuceó:
- sí lo soy. Gracias, le respondió mientras tomaba una carpeta llena de cuentas y facturas de proveedores de su madre.
Cuando terminó de levantar todo la ayudó con su carga y se dirigió con ella a la entrada de su casa, Vir sorprendida le preguntó:
- ¿Nos conocemos?
Gabriel le dijo:
- Si claro que nos conocemos, soy el hermano de Cam, te conozco desde hace años, evidentemente has crecido.
Vir sonrió incómoda mientras escuchaba un grito desde el otro lado de la calle:
- Cariño ¿ podés apurarte y dejar de perder el tiempo con esa chica?
Vir miró con poco disimulado fastidio hacia el lugar de donde provenían los gritos y le dijo a Gabriel
- mejor ándate rubio antes de que le tire con los libros a la desubicada que te espera
Gabriel se rió ante la sinceridad y el mal humor de Vir. Se despidió con un "hasta luego" y una guiñada; Vir entró a su casa sin siquiera despedirse.
Esa noche después de ducharse se preparó algo para comer, mientras hacía la tarea del colegio la llamó su amiga.
# Hola Cam,
# Hola Vir
# No me dijiste que había regresado tu hermano
# Ahh si hoy me dijo muy divertido que se habían encontrado
# Ufff ¡hermoso momento! No lo reconocí, para colmo estaba con una idiota que gritaba desde el otro lado de la calle
# Si esa es la novia de él, o algo así, Carolina
# Que linda pareja, dijo Vir con ironía
# Ambas rieron