Antes de arrancar, les quiero avisar que la historia de Pilar es muy dura, y muy explicita. Dicho esto, les comparto el Cap.
La hermana mayor de Mel, Pilar Evans era una mujer delgada, de tez blanca y marcadas líneas de expresión que acentuaban una envejecida mirada. Compartía los rasgos característicos de ella, pero a pesar de solo llevarle 4 años, aparentaba tener cuando menos una década y media más.
Había estudiado para ser enfermera, porque era una de las carreras que se consideraba en su época apropiada para una señorita de buena familia. Durante los años de estudio había sido muy feliz, y era muy inteligente. Al egresar consiguió trabajo enseguida. Siempre fue muy alegre, de buen trato y no tenía problemas con nadie. Le gustaba ayudar a la gente.
Por otro lado, no era una chica conflictiva, a diferencia de Mel, no le agradaban las fiestas, salir con sus amigas (que no tenía prácticamente) y le encantaban las actividades de la casa. Soñaba con casarse con un hombre que la tratara como una princesa, tener su propio hogar, decorarlo, cocinar para su familia, tener al menos 3 hijos, para los cuales ya había pensado sus nombres.
Su madre había ejercido una gran influencia en su carácter por lo cual poseía ideas pasadas de moda en cuanto a lo que significa ser una mujer feliz, libre y realizada. Incluso cuando ella era joven, no se sentía encajar con la gente de su edad; amaba aprender a bordar, tejer, hacer postres, tortas y todo lo que fuera "apropiado" para una dama de sociedad de antaño.
Nunca estaba desarreglada y participaba de todos los eventos de caridad en los que se requería su presencia.
Solía usar siempre vestidos debajo de la rodilla que le quedaban perfectamente en su cuerpo. A pesar de que las jóvenes de su edad optaban por usar pantalones y se encontraban en plena liberación femenina, ella se había quedado anclada a otra época.
En el hospital conoció a un joven apenas mayor que ella. Él era estudiante de abogacía, y mientras toda la historia de desamor de Mel se producía, a diferencia de su hermana, Pilar era convenientemente cortejada por éste apuesto caballero de nombre Ignacio.
Ignacio fue víctima de un accidente de tránsito y pasó varias semanas ingresado en el hospital del pueblo. Pilar lo cuido con esmero. En cada momento libre se acercaba a leerle, a ponerlo más cómodo y a charlar con él.
Cuando tuvo su alta médica le pidió salir al cine así podían conocerse. Ella accedió, pero el joven fue hasta la casa de Pilar y le pidió permiso a su padre para poder visitar y salir con la joven. Los padres de la joven estaban encantados con éste apuesto hombre que se había interesado en su más querida hija.
Así pues, entre flores por la reja de la casa, salidas románticas, besos robados y visitas supervisadas con horario, pasaron casi 3 años.
Ignacio se recibió y ni bien obtuvo su primer trabajo en el estudio de derecho de su padre, se dirigió a pedir la mano de su novia para contraer matrimonio. Hasta acá un sueño hecho realidad.
Para ese entonces Mel ya había decidido desaparecer y no alcanzó a participar del casamiento de su hermana.
El cuento de hadas continuó mientras eligió vestido de bodas tanto para la iglesia como para el civil, preparaba las invitaciones y elegían casa. Todo esto fue costeado por los padres de Mel y Pilar. La boda les había dado un poco de alegría en medio de la tristeza de la situación de su hija menor.
Ni bien se casaron, partieron de luna de miel al sur del país donde pasaron unos agradables 10 días juntos. Volvieron, armaron su hogar y comenzaron una vida juntos que a todas luces era la envidia de todas las mujeres de la ciudad.
El primer problema se presentó dos meses después de la boda, cuando Pilar le comentó a su marido que iba a volver a trabajar al hospital donde se habían conocido. La respuesta que recibió la dejó en una pieza:
- No pilar, mi esposa no va a trabajar en un hospital tocando a cualquier hombre, eso es para prostitutas.
- ¿De qué estás hablando? Nosotros estamos casados, yo te amo y te respeto mucho jamás haría algo que pudiera avergonzarte ni sería capaz de engañarte. Aparte este año puedo ser la jefa de enfermeras, me ha costado mucho lograrlo
- Mi respuesta es absolutamente no, no me importa si te costó o no, vos elegiste cuidar de nuestra familia y así será. Pronto tendremos hijos y no quiero que los cuide una extraña, yo puedo darte una vida cómoda y quiero que mi esposa actúe como una mujer respetable y no como una cualquiera.
- Pero Ignacio, yo no estaba pidiendo permiso, yo no me atrevería ni a faltarte el respeto ni a interferir con tu carrera, por lo cual he decidido que voy a volver a mi trabajo.
En ese momento, Pilar tenía una bandeja blanca con un bowl en las manos lleno de ensalada, que estaba sirviendo en la mesa de la cocina. Ignacio se acercó y con la mano abierta, le dio una bofetada que dejó todos los dedos marcados en la cara de la joven y su labio sangrante. El bowl que sostenía cayo al piso rompiéndose en mil pedazos y lastimando las piernas de la muchacha.
Él se dio vuelta como si nada y le dijo:
- Mirá lo que me hiciste hacer, esto no puede repetirse, quiero cenar, así es que limpia y cumplí con tu obligación de esposa.
Pilar estaba muda, limpió el desorden y fue a su habitación a arreglarse, en el baño se curó con lo que encontró en el botiquín. Al hacerlo, lloraba de impotencia mientras curaba su boca. Su mente apenas alcanzaba a comprender lo que había ocurrido.
Esa noche después de cenar se fueron a la cama, Pilar se puso su camisón y se acostó tímidamente al lado de su esposo. Este comenzó a tocarla por debajo del camisón, cuando Pilar le sacó la mano, él violentamente la dió vuelta, le arrancó el camisón y la penetro sin piedad hasta saciar su sexo. Cuando acabó, salió de ella y la corrió hacia el costado de la cama mientras le decía: