La distancia que nos separa

Capítulo 19 - Adultez

Luego de la visita de Pilar y previo al trágico momento que vivió Mel, había llegado el cumple de Vir, sus 19, significaban que estaba a punto de terminar su primer año de universidad junto a su amiga. Ahora que Vir lo pensaba con claridad, esa noche fue tan importante para ella que había olvidado lo que pasó días después, cuando su mamá le dijo que necesitaba vivir una vida más tranquila. Seguramente ya estaba embarazada y no se lo quiso decir. Vir se quedó pensando en aquel día, recordando....

Llevaba más de un año trabajando muy duro, ahorrando cada centavo con Gabriel, para poder realizar el viaje, estaban sobrados de dinero y su mamá le hizo un regalo por su excelente desempeño en la universidad.

La noche del cumpleaños número 19 de Vir, luego del festejo familiar, la vida en equilibrio de Mel en dos casas terminó. Esa noche le contaron a Vir durante la cena que iban a mudarse todos a la casa nueva. Vir puso el grito en el cielo y le dijo a su mamá que necesitaba tiempo porque no quería dejar su casa, su vida; su mamá lo entendió, pero realmente necesitaba mudarse a su nuevo hogar, y así lo hizo, dividiendo el tiempo, pero provocó una grieta muy grande en la relación de ambas.

La noche de su cumple Vir estaba muy bella, con un colorido vestido rosado corto, se veía preciosa, disfrutó poco de su festejo familiar, ya que se sentía profundamente sola, y decidió salir temprano con Gabriel, que le tenía una sorpresa.

Se encontraron tomando un trago en plena montaña a la luz de las velas, en un lugar precioso, mientras comían fondue de chocolate. Gabriel se veía nervioso y le dijo:

- Este año me recibo y ya me han ofrecido quedarme a trabajar donde estoy realizando mi pasantía, es una oportunidad increíble, pero vamos a tener que postergar el viaje unos 6 meses

- Entiendo amor, pero la verdad es que también es mi primer año de universidad y quiero terminarlo sin apuros, podemos partir a fin del año que viene en vez de este verano dijo Vir algo decepcionada

- Hay algo de lo que quiero hablarte, en realidad ... es que siento que soy egoísta, sos tan joven amor

- ¿Me trajiste al medio de la montaña para dejarme? Dijo una confundida Vir ante el preludio y las vueltas de su novio

- ¡No amor! ¿Como pensás eso? decía que me siento egoísta, porque sos muy joven, pero realmente sé que quiero que estés en mi vida siempre, tengo la idea de que podemos empezar a construir un futuro juntos que nos de tranquilidad, tengo ahorros de mi trabajo en la empresa de mis padres y casi no tengo gastos, vos también tenés tus ahorros, el viaje ya está cubierto y podemos pagar en 6 meses un lote en ese barrio que tanto te gusta donde podríamos construir la casa que más nos guste

- Si, es una idea maravillosa, no me asusta, soy joven pero no idiota y también tengo muy en claro que quiero tenerte en mi vida, solo necesito que entiendas que vas a tener que acompañarme, porque cueste lo que cueste quiero terminar mi carrera, es mi sueño y realmente quiero hacer algo que me apasione

- Amor, yo puedo con eso y con lo que se presente, solo quiero cuidarte, que seamos felices, paso a paso, nadie en este mundo me conoce tanto como vos, nadie me podría sostener, sos la única que sabe cómo terminar con mis malos ratos, quien entiende mis manías, quien me motiva a ir por más. ¡Hemos crecido juntos mi amor!

A esta altura una emocionada Vir, respondió:

- como lo de lavar la isla de la cocina dos veces luego de cocinar, o las verduras dejarlas en remojo y enjuagarlas 3 veces, o doblar la ropa ni bien sale de la secadora, ah y la más importante, llenarte de besos apenas te despertás

- Exacto... sonrió Gabriel y es por todo eso, dijo mientras tomaba una caja en sus manos, que quiero pedirte que te cases conmigo

Vir era el vivo rostro del asombro, su rubio había logrado sorprenderla totalmente. Cuando abrió la caja encontró un hermoso anillo, su piedra blanca brillante, era de tamaño mediano, exactamente la que hubiese elegido ella. Emitía un brillo algo rosado que pegaba a la perfección con el oro rosado de la argolla. Ella comenzó a reír feliz y le dijo:

- ¡¡Estás loco!!

- Si, por vos preciosa

- Si quiero

- ¿Qué cosa?

- Casarme con vos tontito jaja

El tiempo pasó lentamente, dando lugar a todo tipo de sospechas que en un principio tuvieron todos al ver el anillo

- ¿De cuantos meses estás? dijo Mel

- Ay no otra vez, que no estoy embarazada

- No te creo

- Bueno problema tuyo

- Problema de las dos sos una irresponsable

- Yo no me quedo embarazada porque si como otras personas

- Genial, ahora me juzgas

- Basta mamá tengo la impresión de que cuando estamos juntas no hacemos otra cosa más que discutir

- Si lo sé, pero ¿estás segura de que no es embarazo?

- ¿Todavía mamá? No, solo queremos ir despacio, juntar dinero para la casa que soñamos, después veremos, no tengo todas las respuestas, ¡quiero ser veterinaria Y en el medio quiero ser la esposa de Gabriel!

Algo más tranquila por la respuesta sincera de Vir, Mel dijo:

- Lo siento princesa, si imaginé que algo así iba a pasar, porque se los ve muy enamorados hace años, son una hermosa pareja

- Gracias

- Perdón hija, es que solo quiero lo mejor para vos

- Lo sé, pero a veces reaccionas de maneras que me desconciertan, llevamos muchos años juntos con Gaby y nunca hemos sido un problema para nadie. No obstante, si hubiese quedado embarazada, podemos hacernos cargo; así como vos lo hiciste conmigo, entonces ¿qué ibas a decirme? ¿ Me ibas a insultar? ¿A dar un sermón?

- No hija, es solo que... nada, a veces me preocupo por demás, porque siempre has sido maravillosa, creo que me saque la lotería al tenerte de hija

- Ya lo sabía mamita

- Hablando de eso, hay algo que tengo que darte, algo que te legaron tus abuelos y tenía que entregarte a tus 21 años, pero creo que es el momento oportuno




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