La distancia que nos separa

Capítulo 28 - Levantándose

Luego de unos días en el hospital, Vir acepto a regañadientes comenzar a tomar un antidepresivo, con la promesa de retirarlo en dos meses si todo iba bien, aún le costaba comer. Pero se mostró menos entusiasmada con la terapia, accedió a ver a la psicóloga especialista en duelos, una vez cada 15 días y se mostró intransigente.

Cuando llegó a casa se sentía más tranquila pero una tristeza que amenazaba con quedarse para siempre la invadía. Solo tenía un gran vacío en donde una vez había tenido un corazón. No se arrepentía de haber amado así, pero no entendía por qué le tocaba atravesar este dolor, el silencio se hizo su compañero. A su alrededor las personas que la amaban vieron el cambio, la joven entusiasta, feliz, que sonreía y poseía el poder de iluminar una habitación con su presencia, se veía apagada y consumida por los recuerdos de un amor, que había llenado cada resquicio de su vida y luego la había dejado deshabitada. Ella ya no era la misma, algo se había ido con Gabriel, pero estaba su bebé.

No se atrevía a guardar todas las cosas de Gaby aun, era doloroso verlas tal cual él las dejó antes de partir, era como si estuviera esperando su regreso. La terapia parecía no ayudar tanto como debería. Desde la partida de Gabriel, se negaba a escuchar música, ya no existía nada que la entusiasmase como debería.

Había pospuesto la ecografía de control en dos oportunidades, nadie la cuestionó, pero cuando pasó varios días en cama, entonces Mel tomo cartas en el asunto y le dijo un día en tono serio:

- Me extraña que no tomes conciencia, siempre has sido muy madura, vas a ser madre, ahora estas siendo egoísta e imprudente, comes lo justo y necesario, apenas hablas. Yo sé que duele mucho, pero tenés que cambiar tu actitud ya mismo, porque ese bebé ahora está primero que todo, hasta antes que vos misma, y sus necesidades no esperan.

- Basta mamá. No necesito un sermón, sé que voy a tener un bebé, además toda la vida me han retado por ser demasiado seria, demasiado responsable, yo, yo... ¡necesito un minuto!

- Ahh si, entonces si tenés todo tan claro, si sabes que tu bebé es la prioridad y que vas a ser madre ¿cuándo vas a comenzar a actuar como tal? ¡Ya no importas únicamente vos! importa también ese bebé

- Lo sé, pero aún duele muchísimo

- Claro que duele cariño, probablemente duela siempre; pero él se fue, no va a volver y vos tenés que seguir con tu vida por ese bebito que tanto amor tiene que recibir

- Lo entiendo, incluso lo intento día a día, pero no es tan simple. Me levanto pensando que hoy será el día que saldré a caminar, que voy a conducir, que voy a reír, luego la tristeza me gana la batalla. En el mejor de los días, me siento absolutamente vacía. Es lo mejor que he conseguido hasta ahora.

- Yo sé que es así mi amor, pero imagínate el dolor que sentirías si algo va mal con tu hijito. Si algo le pasa al bebé, no te lo vas a perdonar, es una parte de Gabriel que está con vos, míralo de esa manera. No perdiste todo, vivieron muchos años juntos, se amaron, te dejó un hermoso bebé que significa que todo el amor que se tuvieron fue real

- Sigue sin ser fácil porque él no está, no va a ver crecer mi panza, ni a complacer mis antojos, ni a conocer a su bebé, ¿dónde está la felicidad en todo esto?

- La felicidad en este punto es una decisión que tenés que tomar vos, tenés que decidir levantarte, vamos a salir a almorzar después vamos a ir de compras porque necesitas ropa nueva urgente. Vamos a pasar por alguno de los salones, vas a arreglarte el pelo, las uñas, lo vamos a hacer juntas, vas a volver a la vida. La felicidad está en recordar lo bueno, disfrutar de este nuevo amor, entender que hay una vida que Gabriel hubiese protegido sin descanso, pero no está y es tu responsabilidad hacerlo. Ese bebé va a amarte incondicionalmente, como vos lo has hecho conmigo, va a estar con vos, va a ser todo lo que necesitas, entonces vos tenés que ser todo lo que necesita.

- Mamá no sé como hacerlo, yo quiero, pero...

- Hija, hay mujeres embarazadas que lo pasan peor, vos tenés recursos económicos de sobra, algunas viven en villas, en refugios, algunas no pueden tener hijos, aunque lo intentan por años, o no pueden adoptar siquiera

- Vir la interrumpió con rabia, ¡¡¿¿ vos que sabés de pobreza también??!!

Mel continuó imperturbable:

- A otras les roban sus hijos, otras no los pueden alimentar, a otras las violan...

- Lo siento mamá no quise ser mala, dijo Vir llorando, es que duele tanto, no sé qué hacer, me duele demasiado, lo necesito... estoy perdida, los recuerdos me atormentan, ¡era tan feliz a su lado! Ni siquiera en mi peor pesadilla me imaginé vivir sin él, daba todo por sentado. Mamá estaba aterrada de casarme con él en Roma, ahora solo doy gracias por todo eso y volvería a ese día sin dudarlo

- Date tiempo hija, no te dejes vencer, tenés la obligación de salir adelante, yo te sostengo, te doy la mano, juntas vamos a poder. Hacé un plan, un paso por día y de a poco vamos a lograrlo.

- De acuerdo mami, te juro que voy a intentarlo. Pero no sabés cuanto quisiera que fuera la mano de Gabriel la que me acompañar en todo esto. ¡Mierda estoy enojada! esto podría ser diferente, ¿por qué tuvo q terminar todo así? El no merecía morir, era demasiado bueno, tan amado, ¡teníamos toda la vida! ¡Es injusto que no vaya a conocer a nuestro bebé!

- Bien, ahí está esa chispa, hay enojo, ¡¡es mejor que la depresión!! La vida no es justa, pero te sobra amor alrededor, es el mismo que has sembrado desde que sos muy pequeña, dejános entrar a todos otra vez en tu vida y vas a poder salir adelante.

Se abrazaron y partieron rumbo a una tarde de madre e hija que marcaría el paulatino inicio de la vuelta a la vida de Vir, aún con sus altibajos.

Esa noche Fede las esperó con la comida lista, había pedido delivery, Virginia le agradeció el gesto, le hizo recordar a cuando Gaby le cocinaba. Cuando las vió entrar llenas de paquetes y con nuevo look exclamó:




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