La distancia que nos separa

Capítulo 29 - Mis nuevas elecciones

Unos días después de arreglar la cita, Vir tomó coraje y fue a la obra. Se sentó tranquilamente a hablar con el arquitecto, le pidió algunos cambios para hacerla más económica y le comunicó que había decidido que ni bien estuviera lista la vendería. La decisión no sorprendió a nadie, mucho menos al arquitecto, ya que conocía perfectamente lo ocurrido con Gabriel. Ese lugar, era la culminación de los sueños que compartía con él, la cocina estaba personalizada por el propio joven, ambos había elegido con ilusión cada detalle. Mudarse allí, sería anclarse a un dolor imposible de llevar.

Luego de la charla con el arquitecto, recorrió la casi finalizada obra, se despidió de ella. No pudo evitar imaginarse como hubiese sido vivir allí los 3, comer juntos, arreglar los muebles, jugar en el jardín. Le dolió el alma con cada pensamiento. Dió una última recorrida por el barrio que con tanto entusiasmo habían escogido alguna vez junto a su rubio y desde su propio lote vio la misma vista que los enamoró cuando lo compraron. Tocándose la pancita con ambas manos, se despidió del lugar y le prometió a su bebé que vivirían en una preciosa casa juntas, que todo iría bien.

- Bebé, somos vos y yo ahora, prometo cuidarte siempre.... Lo vamos a lograr.

Mel y Fede la esperaban expectantes a que llegara a casa. Se habían instalado junto a ella durante el embarazo, solo iban a su propia casa en algunos momentos o los fines de semana que Vir estaba junto a sus amigos.

Cuando llegó esa tarde, les contó todo lo que había pensado, ellos la apoyaron. Pronto comenzó a buscar un terreno para construir su nuevo hogar cerca de su madre, pero se encontró con una maravillosa casa terminada a dos cuadras de Mel, en el mismo barrio privado, que con algunas mínimas remodelaciones sería la casa de sus sueños, de sus "nuevos sueños" que se le antojaban algo desdibujados y descoloridos. Estaba solo a 15 minutos en auto de la casa de los padres de Gabriel, era todo lo que necesitaba en este momento, 4 dormitorios y un cuarto que podía ser otro dormitorio o un play room para su bebé, dos baños principales uno abajo otro arriba, el dormitorio principal en suite, habitación de invitados y un pequeño estudio u oficina que le fascinaba con sus vistas limpias al jardín. La planta baja era de concepto abierto, con una cocina comedor estar y un living comedor amplio, ambos con hogar moderno a gas y vidriado. Tenía una galería cerrada que se abría paso hacia el jardín, y en él, una piscina cercada con juegos de niños en el parquizado, no muy amplio, ideal para mantener. El jardín se podía ver desde cualquier lugar de la casa. Sin lugar a dudas fue diseñado por una madre, pensó Vir. En la galería había una pequeña construcción tipo cantero de flores con piedras, que contenía una hoguera alargada rodeada de sillones de concreto y almohadones, era un lugar especial,  Necesitaba una remodelación en la cocina que era algo incómoda, pero lo demás la enamoró inmediatamente, tanto así, que se imaginó colocando bancos altos y una mesa redonda frente a la ventana de la cocina que daba al jardín. Fantaseó con la decoración del lugar, también con ver a su niña jugar en ese jardín junto a ella.

Decidió comprarla y para ello vendió su casa, fue una operación casi simultánea, el dinero que le faltaba lo tomó de la cuenta de su herencia, también tenía más que suficiente allí para remodelar la nueva casa a su gusto. Por lo que finalmente decidió que la casa que habían imaginado con Gabriel, en lugar de venderla, la dejaría a nombre de su pequeña niña, llegado el momento, tendría como comenzar en la vida fácilmente. Ella decidiría si la vendía o no. Mientras, sería alquilada. Así mismo el auto de Gabriel lo vendió y armó un pequeño plazo fijo con gran rentabilidad anual asegurando la universidad de su bebé, aunque no lo necesitara.

A nadie sorprendió con todas las acertadas decisiones, siempre fue muy responsable, pero en este caso, es como si hubiese crecido 10 años en algunos meses, en realidad lo había hecho. Había madurado de golpe. En su interior, de alguna manera se sentía segura porque tenía resuelto el futuro de su pequeña princesa, eso le daba fuerzas.

Entre la universidad, la remodelación, el llevar a cabo los trámites para las decisiones tomadas, sin darse cuenta, poco a poco comenzó a sanar y le ganaba la expectativa de tener en brazos a la niña. ¿A quién se parecería?

Mientras estaba inmersa en sus pensamientos del futuro de su pequeñita, recibió un mensaje cariñoso de Luciano, el mejor amigo de Gaby, quien le contaba que estaba ansioso por verla, que pronto recibiría el primer vuelo en solitario en la fuerza aérea. Se había recibido de ingeniero aeronáutico más de un año atrás, Gaby había estado ahí, para festejar. Ahora iba a volar solo por primera vez después de hacerse de un lugar en la academia de vuelo y egresar con honores.

Pasaron los días, se acercaba el evento, Virginia comenzó a pensar en que no podía dejar de ir, aunque eso implicara subir a un avión o conducir durante más de 6 horas. Gabriel no le hubiese fallado a su hermano querido. Se decantó por un vuelo, previo consultarlo con Ger, quien se preocupó y quiso acompañarla. Vir rechazó esto y le dijo:

- Ger, necesito hacer esto sola, si algo sale mal, que no será así, te voy a llamar primero que a nadie. Lo prometo

- Te creo, pero por favor cuídate y avísame donde vas a estar y cuando volvés.

La misma situación se repitió con el resto de la familia, pero Vir necesitaba alejarse de todo y de todos un poco, aparte que tenía que acompañar a su querido amigo. Esperó la llegada del día y justo antes de abordar el vuelo le envió un mensaje que decía:

- "Espero que en una hora puedas buscarme en el aeropuerto, porque ésta panza y yo estamos en camino."

- ¡No lo puedo creer! respondió Luciano

- Mejor que lo hagas y que me busques

Una hora y media después el vuelto aterrizaba en la hermosa ciudad de Córdoba, Luciano había llegado a buscarla de casualidad, porque estaba haciendo unas compras de último momento. Al verla se puso feliz, la abrazó con cariño y le dio un beso en la panza. Virginia sonreía. La última vez que lo había visto, había sido en el entierro de Gaby, de ese día tenía algunos recuerdos borrosos. Él estaba muy feliz de tenerla ahí en ese momento.




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