Nico y Andy estaban decididos a formar su familia hacía mucho tiempo. Lo deseaban desde los primeros años de relación, Roma había sido para ellos como una hija, la amaban profundamente y disfrutaron ayudando en su crianza siendo jóvenes. El hecho de haber tenido a la dulce niña en sus vidas, los había convencido de que podían ser grandes padres. Lamentablemente no era tan sencillos lograrlo.
Investigaron todos los métodos disponibles, incluso habían decidido probar suerte con la adopción, que se mostraba todo lo más esquiva posible en Argentina. El proceso de adopción era largo, (sigue siéndolo), tedioso y sobre todo frustrante porque en la mayoría de los casos, pasan años antes de que cualquier pareja pueda adoptar niños. Existe un cuello de botella porque la mayoría quiere adoptar recién nacidos o niños de hasta 5 años, sin darle oportunidad a los mayores. Pero las leyes no colaboran y un bebé que queda a cargo del estado, puede tardar literalmente años en encontrar una familia. Así mismo, la adopción privada no es una opción en Argentina.
Cuando ya habían perdido la esperanza, un amigo les habló de que él y su esposa habían hecho un procedimiento muy común y completamente legal en Estados Unidos, les dio todos los datos y recomendaciones; después de pensarlo, analizar los costos (se llevaría casi todos los ahorros de sus vida) y decepcionarse una y otra vez con la adopción, decidieron probar suerte con lo que les había dicho el abogado amigo de Andy.
Nico y Andy habían viajado varios meses antes a Los Ángeles para poder tener una entrevista, y luego de muchas horas de reuniones, estudios psicofísicos y demás pruebas, les dijeron que podían ayudarlos en la reconocida Clínica que habían elegido para el procedimiento. Pudieron encontrar una donante de óvulo y un vientre de alquiler. El procedimiento demoraría unas semanas más y decidieron quedarse en el lugar hasta finalizarlo. Fueron días muy duros, pero cuando volvieron a casa recibieron la noticia de que el embrión había dado origen a un embarazo. El procedimiento era estándar, ellos pagaban a la clínica, quien se encargaba de proveer un óvulo, que se fertilizaba con el espermatozoide de alguno de los miembros de la pareja y luego el embrión resultante era implantado en una mujer distinta a la donante del óvulo, para llevar a cabo la gestación. Si el proceso era exitoso, al cabo de 8 meses debían regresar a esa ciudad a esperar el nacimiento y el otorgamiento de los documentos legales del niño. Algunos decidían conocer a la mujer gestante, en este caso, ella tenía familia, hacia esto para poder sacar adelante a sus propios hijos con el pago recibido, y había decidido no conocerlos. Eso los decepcionó un poco, porque no pudieron participar más activamente del embarazo, pero entendieron sus razones, ella iba a cursar un embarazo y al final del mismo no iba a quedarse con el bebé que había crecido en sus entrañas. El procedimiento, por estas mismas razones, es aún algo controvertido y más por sus costos, que no permiten el acceso de cualquier simple moral; pero por otro lado, ha permitido que muchas parejas puedan convertirse en padres.
Durante el primer mes de estancia de Charlie en Estados Unidos, Nico y Andy aguardaban la llegada de su hijo en esa misma ciudad y coincidieron con él allí. Fue muy positivo para ambos, ya que sentían el apoyo de su amigo. Él se había encargado de encontrarles un departamento mediante su propio representante y no permitió de ninguna manera que pagaran por él. Charlie los quería mucho, ambos eran dos personas increíbles.
Andy había sufrido mucho el rechazo de su familia, el propio Charlie había presenciado más de una vez como lo dejaban de lado y se avergonzaban de él. Por suerte Andy había encontrado a Nico y tenían una hermosa familia. Estos hombres eran muy importantes para Roma y Vir, quienes los adoraban.
Nico tenía un profundo amor por las chicas de Char, siempre le contaba historias de la niñez de Roma o la juventud de Vir.
Esas semanas mientras aguardaban la llegada de su primer hijo, acompañaban a Charlie a la filmación y compartían su tiempo junto a él, todos estaban expectantes, hasta que un día sonó el teléfono con la noticia que tanto esperaban: su bebé llegaría al mundo, la gestante estaba en trabajo de parto.
Ambos partieron a la clínica y le avisaron mediante un mensaje a Charlie, su amigo no dudó en dejar todo y acompañarlos. Para ellos estos gestos del británico significaban todo, entendían por qué Vir lo amaba con locura, como no hacerlo, él era maravilloso.
Luego de un par de horas, la tranquila espera se convirtió en ansiedad, ya que el parto se complicó y hubo que hacer una cesárea de emergencia. Charlie les recordó que estaban en una de las mejores clínicas del mundo, que fueran pacientes y que todo saldría bien.
Mediante el teléfono, todos sus afectos en Argentina estaban muy angustiados, Fede se dispuso a viajar para acompañarlos, pero ellos no quisieron, tenían la esperanza de que los primeros días mientras esperaban los papeles legales de su hijo fueran tranquilos, comenzar su nueva vida en familia a solas.
Así fue que la noche llegó en medio de la angustia de la espera, hasta que la médica a cargo de la cirugía salió a informarles que podían pasar a conocer a su hijo.
Ambos se prepararon y fueron a su encuentro emocionados a más no poder. Era el sueño de toda una vida juntos. Para algunos era una aberración que una pareja de hombres tuvieran un hijo, pero a esta altura de su vida, ya no les importaba, solo sabían que lo iban a cuidar, amar y brindarle un hogar lleno de amor, más allá de lo que los demás pudieran pensar.
Charlie se sentía muy feliz por ellos, cuando pudo sostener al bebé de sus amigos se emocionó mucho, le hizo una videollamada a Vir, quien lloraba y deseaba poder abrazar no solo al bebé sino a sus más queridos amigos, esos que la habían sostenido cuando no tenía ganas de vivir, que la habían ayudado a ser veterinaria cuidando a Roma mientras ella estudiaba, que cambiaron pañales y prepararon biberones sin quejarse por ella, esos mismos que la habían acompañado en todos sus proyectos y en su vida. Le dijo a Charlie que lo amaba más que nunca por acompañar esa noche a sus amigos y que le agradecía profundamente