En Londres aterrizaba el vuelo de Ben junto a Kate, como todo un caballero, la acompañó a su casa. Ella le agradeció por su gentileza y con marcada irreverencia, él se despidió de ella con un beso robado. Kate sonrió ante la actitud de él, lo invitó a pasar, pero él respondió:
- Quiero hacer bien las cosas ésta vez, me gustaría conocerte
- Eso me agrada
- Aparte quisiera que ayudemos a nuestra amiga, no me voy a ir a mi hogar hasta que hagamos todo eso
- Me parece muy bien ¿ mañana hablamos?
- Por supuesto
Al llegar al hotel donde iba a alojarse por unos días, Ben se quedó pensando en la manera en que había visto a Virginia por primera vez, tan bella, graciosa, franca y amable. Sintió mucha impotencia al verla sufrir durante los últimos meses, porque la vio apagarse, había perdido el brillo que la caracterizaba, no así la voluntad de hierro que poseía. Él había llegado a conocerla realmente y saber que era una mujer maravillosa.
Las mujeres que habían estado en su vida tenían todas algo en común, no habían sido apreciadas, en eso se parecía a Charlie Hudson, hoy con la distancia y las comparaciones lo veía con claridad. Algunas lo amaron, otras solo sacaron una suma de dinero.
Pensando en su amiga, recordó el invierno en el que coincidieron esquiando, ella se acercó a él, le habló con mucha franqueza respecto a lo que había visto de la modelo italiana que lo acompañaba. La joven había ido una fiesta privada, sin dudarlo se había retirado con uno de los amigos de Vir, Luciano, quien había aprovechado la situación.
La bella mujer no dudó ni un segundo en irse a la cama con el primer joven apuesto que consiguió bajo sus narices. A él no le importaba en absoluto, era solo otra acompañante del momento, pero esa noche, Vir le hizo un regalo mucho más grande, su amistad. Ella se había encargado de hacerlo cambiar de idea respecto de manejar las cosas con algo de tacto y no con la ira asesina que lo invadía. Ese pequeño acto, le demostró algo de Vir que Ben apreciaba más que nada en el mundo: la lealtad.
Esa mañana Vir le envió un mensaje y lo invitó a desayunar. Mientras lo hacían le contó quién era su amigo Luciano y lo que significaba en su vida. Así llegó a saber la historia que no conocía del padre de Roma. Luego le relató cómo la noche anterior, su amigo había pasado la velada extendida junto a "su novia". Se permitió darle un consejo, cosa que le resultó de lo más divertido:
- Ben, me imagino que las mujeres hacen fila para estar con vos
- No sé si es así, al menos no siempre las que me interesan
- Quizás deberías mostrarte como sos y dejar de tratar a las mujeres como un adorno, respetarlas, y por qué no darte la oportunidad de amar a alguien
- Eso lo tomó desprevenido, ni por un segundo la había engañado.... parecía que hubiese visto a través de él, sonriendo le dijo:
- Siempre me gustó tu franqueza
- Me importas Ben, como amigo claro, pero me gustaría verte con alguien que te haga tener los pies sobre la tierra y verte sonreír, no alguien para exhibir
- No todos tienen la suerte de Charlie
- Uff gracias, pero no soy ningún premio, más bien fue muy complicado todo entre nosotros, lo sigue siendo
- No lo sabía
- No todo es lo que parece... pero creo que podrías ser feliz si te das la oportunidad de conocer a alguien de nuestra edad, no digo familia ni cuento de hadas, pero amor real
- Vos tuviste tu cuento de hadas
- Si, no terminó nada bien para mí, porque él se murió, pero mientras duró fue hermoso, pasaría por todo eso de nuevo, solo por volver a ser feliz como lo era, pero al final del cuento de hadas quedé destrozada
- ¿Ahora no sos feliz?
- Si lo soy, pero de una manera distinta, menos inocente, más egoísta. No me mal interpretes, amo a Char con todo mi corazón, pero yo ya no soy la misma
- A todos nos han roto el corazón
- No lo dudo, el amor apesta amigo, pero siempre vale intentarlo, así como siempre estaremos los amigos de verdad para cuidarnos la espalda. No la trates mal, simplemente termina con ella diciéndole que sabés la verdad, que es mejor que se vaya para evitar un escándalo. No le guardes rencor, que siga su vida, no vale la pena esa mujer honestamente
- Gracias Vir, de verdad
- No es nada
Ese día se dió cuenta que Vir era una persona inteligente, sensata y que sería alguien importante para él durante mucho tiempo. Mas allá de sus negocios, de los cuales estaba cada día más agradecido, ella era una amiga, a decir verdad, la primera. Eso lo hizo muy feliz. Tiempo después cuando lo necesitó, no dudo en acudir en su auxilio, incluso ahora, para él era muy importante poder ayudarla.
Kate por otro lado, le había dado vuelta la cabeza en pocas semanas, compartía el ímpetu de Vir, pero tenía el encanto misterioso de una mujer complicada. No sabía todo de ella, solo que alguna vez estuvo casada, ni sabía a ciencia cierta de donde procedía, lo poco que ella había dejado entrever de su historia le resultaba fascinante. Era alguien que se había hecho a sí misma, se había moldeado y salido adelante. En eso se parecían.
Ben no tuvo la suerte de tener una madre en su vida, quizá por eso siempre le faltó empatía con las mujeres, tampoco su padre fue un hombre que actuara como guía, a decir verdad, su niñez fue bastante complicada, así como su adolescencia.
Le gustaba que Kate no había generado ataduras y era muy libre, se imaginaba conquistándola; por primera vez, veía a una mujer no como un trofeo, o una noche de placer, sino como alguien digno de su esfuerzo. De plus ella adoraba a Vir, porque ninguna mujer de su vida podía llevarse mal con Vir, ella sería parte de su vida independientemente de quien estuviera a su lado. Eso estaba claro. Había algo maternal en la joven del sur que hacía que el mundo de quienes la rodeaban gravitase a su alrededor y él no había estado exento de caer en el encanto fraternal de ella. Si el idiota de Hudson no respondía por su hijo, él iba a darle su apellido, no iba a permitir que después de toda la exposición que había sufrido Virginia se viera una vez más humillada. A decir verdad, Hudson no era mal tipo, solo había cometido algunos errores, pero ¿quién no? El mismo lo había hecho muchas veces. Quizá lograran resolver todo, cuando hablaron con él, les creyó y se mostró arrepentido. Ojalá Vir le diera una oportunidad, eso era más difícil, "mierda" pensó, " no quisiera estar en los zapatos de Hudson en este momento y tener que lidiar con ella enojada".