La distancia que nos separa

Capítulo 66 Emma

Los días pasaron y Vir recibió el alta completa, pudo comenzar a mover su brazo y debía comenzar fisioterapia. Charlie contrató a un kinesiólogo para que viniera al hogar y Vir pudo comenzar lentamente a mover su brazo, no exenta de dolor, pero mejorando rápidamente con mucha dedicación.

Unas semanas después, durante la noche, exactamente el 15 de septiembre, Vir despertó a Charles:

- Amor

- ¿Qué ocurre cariño?

- Rompí mi fuente ¿Qué?

- Que va a nacer nuestra bebé

- Ohh por diosss y qué hacemos

- Yo diría que a menos que seas partero, vayamos al hospital, le dijo una tranquila Virginia

Charles cargó la maleta que había preparado Vir para ella y su hija y el bolso con los papeles y se marcharon al hospital. La ingresaron rápidamente y cuando el Dr. vino a chequear les dijo para su sorpresa:

- Hay que ir a la sala de partos, ya viene la beba, no hay tiempo de cesárea, es demasiado tarde

- ¿Qué? Vir se asustó, conocía al hombre porque se había encargado de atenderla durante su internación, dentro del equipo médico que la asistió; pero si bien no era un extraño, tampoco era su querido Dr. de su país.

- Si linda, ya va a nacer, le dijo, sacándola de sus pensamientos, no le quedaba más que confiar.

Unos minutos después Vir estaba pujando con todas sus fuerzas en el quirófano con Charles tomándole la mano muerto de miedo. Dos horas y medias después de que Charles se despertara de golpe a mitad de la noche, recibía en sus brazos a su primera hija, mientras lloraba copiosamente.

El Dr., colocó a la niña sobre el pecho de su madre, e instintivamente buscó su pecho. Abrió los ojos y observó el mundo a su alrededor sin molestarse en llorar, con una perfecta calma y cara de pocos amigos.

La niña era preciosa, con grandes ojos azules, pelo rubio, y una piel perfectamente rosada. Para sorpresa de todos, era un bebé enorme. Se anunciaban las facciones de su padre en el rostro.

Virginia estaba extenuada, y aunque inesperado hasta para el equipo médico, el parto se presentó sin inconvenientes. La frágil mujer que habían atendido unas semanas atrás, que peleó por su vida durante muchos días por aquel espantoso atentado, había logrado traer una nueva vida al mundo, sin complicaciones. El Dr. había generado admiración por ella, era una guerrera, contra todo pronóstico, había podido tener un parto natural. Le sorprendía la fuerza de la esposa de Charles. Sonriendo para sí mismo pensó que juzgó mal a Virginia, no era ni frágil ni vulnerable, era fuerte y valiente. A pesar de estar en un país que había sido hostil en numerosas formas con ella, había podido sobreponerse a todo y tener a su hijita.

Charles besó a Vir y le dijo entre abundantes lágrimas:

- Gracias amor, por darme este maravillosos regalo, es la niña más bonita que he visto en mi vida, no puedo creer que finalmente la tengo acá, conmigo, ¡la he soñado tanto! Siempre supe que eras vos, la madre de mi hija, mi amor, con quien vamos a tener nietos y a envejecer caminando de la mano juntos. Las amo tanto mi cielo, que se me ensancha el corazón. Soy muy feliz, lo tengo todo. Me permití soñar hace mucho, que ella llegaba a nuestras vidas, y acá estamos, viéndola, ¡¡es real! Estoy extasiado. No puedo creer la fuerza que tenés para traer una vida al mundo, te amo tanto mi leona!

- Que bonitas cosas me decís mi amor, le dijo Vir con un nudo en la garganta mientras Charlie las besaba a ambas. El momento era tan íntimo y tan emotivo que los mismos médicos y enfermeras se sentían intrusos. Todos conocían detalles de lo que habían experimentado las últimas semanas, pero la historia, contra todos los pronósticos, había tenido un final feliz.

El neonatólogo se acercó y procedió a realizarle unos exámenes de rutina a la pequeña, quien al ser separada de su madre lloró. Charles la miraba mientras acariciaba a Virginia.

Una vez cumplidos los protocolos regulares, las llevaron de regreso a la habitación, que pronto comenzó a llenarse de regalos para la niña y de preciosas flores. Amigos, colegas, y demás le enviaban regalos. Charles era muy famoso y también apreciado por sus compañeros. Todos habían quedado impresionados de la dramática situación que les tocó vivir y de alguna manera habían vivido el romance del soltero eterno, paso a paso. Fue una desventaja para Vir, pero también lo aceptó porque venia en el combo con su esposo. Ya se había acostumbrado a que hablaran de ella en la prensa, y también a compartir, de alguna manera a su esposo con el mundo. Charles era muy celoso de su intimidad, y antes de Virginia era hermético, de alguna manera, la forma de ser su mujer lo había relajado, los medios decían "endulzado" y tenía un trato más ameno ahora con la prensa.

Esa noche una enfermera se ofreció a acompañarlos para que pudieran descansar, pero Charles y Virginia querían estar a solas con su bebé en su propia burbuja de felicidad. La habitación tenía todas las comodidades y hasta lujos esperables para una persona de la talla de Charles, y se encontraban con total comodidad instalados. Virginia estaba agotada pero desbordaba una luz que encandilaba el corazón de su esposo. Pudieron descansar a medias, ya que la noche se presentó con la magia de un recién nacido. La miraban, la tenían en brazos y disfrutaban el momento. Vir no podía moverse durante las primeras horas, por lo que Charlie se encargó completamente de la niña. La vistió preciosa con un mono rosado con el dibujo de un pequeño Koala y un sombrerito con orejas redondas que la hacía lucir simplemente preciosa.

Por la mañana las visitas llegaron, primero los abuelos de la pequeña, que se emocionaron muchísimo. La madre de Charles enseguida reconoció a su hijo en la niña y lloraba. Charles era el único entre sus hermanos que se parecía a su madre y fue muy emotivo para ambos. Ella también sabía que su hijo pensó que nunca seria padre, sabía del profundo amor por su esposa, todo lo que había sufrido cuando casi la pierde y de cómo esa criatura había cambiado la vida de su hijo. Era un día de mucha felicidad, aun así, Virginia se sentía nostálgica ante la falta de sus afectos argentinos, acostumbrada como estaba a tenerlos en cada momento importante de su vida. Los hermanos de Charles, ruidosos y felices, invadieron la habitación y llenaron de alegría a la pareja. También llegaron rápidamente Kate y Ben, felices de ver a la princesa. Al verla en brazos de kate, Ben le dijo sin ningún disimulo:




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.