~Irina~
Tal como todos lo decían, Uriel Haros no parece alguien sencillo. Tiene un ego un "poco grande", pero eso, solo lo convierte en alguien más interesante. Su expresión fue épica y estoy segura que entendió mi indirecta. ¡Muero!
Tengo curiosidad. ¿Cuál es su historia? ¿Es solo el fundador de segunda clase con habilidades especiales, el protegido del señor Regan (como algunos dicen) o el guerrero vampírico más hábil? No, no es solo eso y puedo verlo en sus ojos. No expresa mucho con palabras, pero al mismo tiempo pide atención a gritos. Mientras más lo pienso, más me interesa. El problema es que parece que hay alguien más con quien ha decidido divertirse.
―Tienes una pésima condición ―protesta Uriel mirándola con los brazos cruzados.
Gema lleva algunas vueltas alrededor de la sala, pero parece agotada. Permanece tumbada sobre una de las colchonetas, su corazón bombea con fuerza el líquido entre sus venas. A través de su pálida piel se puede ver el pulso en su cuello.
Noto la expresión contrariada de Gema al verlo, haciendo que me percate de la situación. ¡Tiene sed! Sus ojos se han quedado fijos en el movimiento de su pecho y su cuerpo esta rígido.
― ¿Puedo mostrarle algo? ―intervengo colocándome delante de él, bloqueando su vista. Esto es malo. No me mira, sus ojos parecen más oscuros de lo habitual. No ha bebido en un buen tiempo. Deslizo mi mano por su pecho y me acerco un poco más― Señor Haros ―digo un poco más alto, logrando que sus ojos se fijen en los míos.
― ¿Qué cosa? ―cuestiona intentando ocultar su desasosiego, pero aun percibo su ansia.
―Es algo sobre la rutina ―respondo empujándolo para que retroceda. Titubea, así que tengo que aumentar ligeramente la presión en su pecho.
"Por favor, señor. No pierda la cabeza".
Digo en forma de burla, pero no parece tomarse como tal. Sus ojos me fulminan y su ceño se arruga.
"¿Cómo te atreves?"
Cuestiona cabreado. ¡Muy cabreado! Ha salido de su letargo y ahora me dedica una mirada envenenada. Me encanta esa expresión en su cara. Incluso podría enamorarme de verdad. Sonrió inevitablemente y su expresión cambia. Ahora me ve como si hubiera perdido la cabeza. Me alegra poder mantener algunos de mis pensamientos lejos de él o del resto de vampiros. Seguro pensarían que estoy loca.
"Yo puedo hacerlo." Digo antes de que proteste. Mis palabras parecen tomarlo por sorpresa.
No responde. Noto la confusión en su rostro, pero no solo es eso. ¿Esta avergonzado? ¿Conmigo? ¡Lindo! Sujeta mi mano, que aún permanece sobre su pecho y la aparta.
"¿Sabes que es lo que requiero?" pregunta incómodo, pero al mismo tiempo mirándome de modo desafiante. ¿Cree que me intimida?
"Por supuesto, señor Haros. Y estoy dispuesta"
De nuevo parece que lo he sorprendido. Supongo que ha bebido sangre de vampiresas mejores que yo, pero no obstante, no tiene alternativas. Y él lo sabe. No traerán sangre fresca hasta en dos días y si quiere continuar entrenando con Gema tendrá que alimentarse.
"Sabes dónde está mi casa. No llegues tarde".
Da la vuelta y desaparece. ¡Uf! ¿De dónde ha venido todo eso? ¿Estoy loca? ¿Por qué me he ofrecido prácticamente? ¿Es eso lo que quiero? Sí, no, tal vez. Ahora no tengo tiempo de preocuparme por eso, estoy segura de que ella se dio cuenta y eso es malo. El señor Regan podría hacerle algo terrible al señor Haros.
― ¿Gema? ―digo llamando su atención. Tengo que distraerla y continuar con el entrenamiento es lo mejor― Hora de continuar el entrenamiento ―Le ofrezco un palo de metal.
―Si ―asiente dejando de lado la toalla y sujetando el tubo. Genial. Se detiene y mira extrañada alrededor― ¿Se fue?
―No lo necesitamos por ahora ―respondo con indiferencia―. Además, necesita un respiro ―Parece pensarlo. Malo, muy malo―. No ha bebido en varios meses ―digo excusándolo― y tu... ―me mira desconcertada. Es tan adorable cuando pone esa cara. Sonrió― Eres una tentación.
Dejamos el tema por la paz y terminamos de entrenar. Pero no puedo dejar de pensar en lo que he dicho. Esta noche, en su casa. ¡Joder!
***
Miro a Irvin, quien me observa un tanto sorprendido. ¿Acaso no le aviso que vendría?
"Déjala pasar" Escucho y al instante se hace a un lado, indicándome que entre.
Irvin me examina con la mirada y siento ganas de abofetearlo. ¿Qué? ¿Acaso esperaba que viniera desnuda? No vi la necesidad de cambiar mi atuendo. Pero... ahora me siento extraña. ¿Con que clase de vampiresas se relaciona Haros? ¿Y por qué le resulta tan desconcertante verme? ¿Debería irme? ¿Estoy haciendo el ridículo? ¿Por qué demonios me importa lo que crea de mí?
―Llegas tarde ―dice con voz molesta al verme entrar en el salón. Sonrió sacudiendo mi pelo y dándole una panorámica de mi cuello. Esta para matar. Su camisa esta desabrochada, dejando a la vista su pálido y bien torneado abdomen. Sus ojos son salvajes y su pelo está completamente despeinado.