Cuatro años. Un salto en el tiempo que había transformado a Beatriz Salas de una adolescente en crisis a una joven profesional. Estaba de pie en el escenario de la universidad, recibiendo su diploma de Ingeniería Financiera con honores. La beca había sido solo el inicio.
La familia Salas al completo estaba allí: Piero y Daniela, radiantes de orgullo y una felicidad serena; David, ruidoso, grabando el momento con su teléfono y llorando abiertamente; y Manuel, ahora un joven de 16 años, alto y bromista, pero con una sincera admiración por su hermana.
Junto a ella, en la primera fila, estaba Santiago, ahora un ingeniero de software exitoso, cuya presencia tranquila y constante era un testimonio de su amor.
Esa noche, en la fiesta de celebración en casa, la atmósfera era de triunfo y pertenencia.
Beatriz se tomó un momento para sí misma en su antigua habitación. Abrió el cajón y encontró la carpeta de adopción. La sacó y leyó la línea que había escrito cuatro años atrás: «La variable "X" está resuelta. X = 0.»
Ella sonrió. Su identidad ya no era una pregunta, sino una respuesta que llevaba con orgullo.
Regresó al jardín, donde la familia la esperaba para el brindis.
Piero levantó su copa. —Brindemos por Beatriz, por su brillantez, su éxito y su ética inquebrantable.
Beatriz tomó su copa.
—Yo brindo por la elección —comenzó, con una voz clara y emotiva—. Por esos diecisiete años que me formaron. Busqué mi origen y solo encontré mi destino. Busqué una verdad oculta y solo encontré la verdad que ustedes me enseñaron: la honestidad.
Miró a sus padres. —Gracias por elegirme. Gracias por perdonarme.
Miró a David y Manuel. —Gracias por ser los hermanos más incondicionales del mundo.
Miró a Santiago. —Gracias por ser mi ancla.
—Y brindo por todos nosotros —concluyó, con una sonrisa que abrazaba a todos—. Porque el amor es un verbo. Es elegir, es permanecer, es perdonar. Y yo elijo esta vida, y este hogar, hoy y siempre.
El brindis resonó con alegría. La familia Salas, unida por la verdad y la elección consciente, era la prueba de que el hogar no es donde naciste, sino donde elegiste quedarte. La Ecuación de Mi Hogar estaba, por fin, perfectamente resuelta.
Hasta aqui la historia, estaba pensando en hacer una secuela de Bea, como fueron sus años universitarios, su relacion con Santiago y el resto de su familia..; y tal vez si en algun momento se pueda dar ese reencuentro con sus padres... No se, ustedes diganme que opinan??.-
Muchas gracias a todos por su lectura.-