La Elección

Capitulo 24

Harry observó detenidamente a Elizabeth y la costo en el centro de la cama lentamente, se acostó al lado de ella observando, Elizabeth se encontraba nerviosa con tal posición sin siquiera ser tan directa, su mano acarició el mentón de Elizabeth con suavidad para después pasarlo atrás de su oreja mientras se inclinaba para poder hacer contacto con sus labios.

Un beso lento pero con demasiadas emociones entre los dos, que jamás habían experimentado, el destello de ese maldito recuerdo se hizo presente y aunque ella no quería alejarse, no podía hacerle más daño del que le ocasionó esta noche, su actitud agresiva le gano cuando se alejo de él rápidamente.

-Es mi culpa, lo siento-Murmuró Harry algo asustado.- Si es por lo de antes, no debí decirte esas palabras.

-Elizabeth, no quiero ser el motivo para calmar lo que ha pasado.-Agrego acercándose a ella.-No me acerque a ti esta noche por eso, es nuestra noche de bodas solo que ahora me siento algo solo por que se fue la única persona de mi familia.-Comentó mientras le acariciaba los mechones de su cabello ondulado.

-Tienes que salir, Majestad..-Comentó ella en un impulso por alejarlo mientras le hacía una reverencia.

Harry sorprendió Elizabeth con su actitud violenta, empezó a destruir todo lo que estaba en su alcance, Elizabeth se había quedado sin palabras, Harry jamás había mostrado una actitud similar, incluso en ocasiones lo incomodaban pero el solo se limitaba a contestar y retirarse de ese lugar, lo único que podía hacer en ese caso era frenarlo para que no se volviera a lastimar.

-Basta.-Harry agarró una taza de la pequeña mesa que apretaba lentamente mientras hacía muecas de dolor por los vidrios rotos, pero aun así no la soltó, la única manera que pensó Elizabeth era compartir el dolor que sentía, ella era la culpable de todo así que tomo su mano y la puso junto con la de él mientras jadeaba de dolor.

-¡¡¿QUÉ HACES?!!-La mano de Harry quitó la de Elizabeth con brusquedad.

-No puede lastimarse, Mi Rey-Los pequeños trozos levantados, Elizabeth trataba de acomodar la habitación, Harry tomó su brazo y la atrajo hacia él.

-Iré por agua tibia y toallas.-Comentó ella saliendo de su agarre.

-Espera.-Su mano quito la mano de Elizabeth de la perilla, la tomó de los hombros y la pego a la puerta-No vuelvas a llamarme así, Elizabeth-Comentó Harry enojado, mientras que su mano caían las gotas de sangre de su herida.

-Sangras-Elizabeth quería tomar su mano pero él la alejó.

-Te dejaré ir, pero tendrás que hacer dos cosas para salir de esta habitación.

-¿Qué? .-Exclamó ella con un pequeño susurro de debilidad por su cercanía.

-No vuelvas a decirme, Mi Rey- Comentó algo rígido.

-¿Acaso eso no es en lo que te convertiste?, la Reina está obligada a seguir a su Rey y brindarle el respeto que se supone que se merece.

-Lo sé, y tú también te convertiste en Reina ,pero cuando tu me lo dices no me gusta, trátame como siempre lo hiciste.-Comentó Harry con un hilo de voz.

-Jamás, te trate demasiado, jamás tuvimos mucha comunicación, no puedes pedirme que te trate de una manera cercana.

-Solo no me digas así.-Su voz era más dura y desesperada, Elizabeth lo entendía no estaba de humor para que nadie lo cuestionara.

-Esta bien, ahora vuelvo.-Comentó ella mientras me daba vuelta, sus manos agarraron su cintura para apretarla un poco haciéndola jadear, Elizabeth tapo su boca por aquel ruido inesperado que salió de ella hace un momento, su perfume exquisito al lado de ella y su respiración en su oído que le erizaba la piel en cada suspiro, Elizabeth sin duda tenía que salir de ahí en cambio, él le ganó primero la palabra.

-No salgas así, si no quieres ver morir a los guardias de afuera -Su Agarre era más fuerte.

-Tengo que curarte-insistió ella incapaz de mirarlo.

-Pediré que traigan lo necesario para ti.-Exclamó él mientras la ponía detrás de él y abría la puerta.

-Traigan Toallas y agua tibia, rápido.-Ordenó al guardia.

-Sí majestad.-Harry cerró la puerta, su figura por momentos no se podía contemplar por la oscuridad más intensa por la quitada del sol.

-Encenderé algunas velas.-Comento Elizabeth mientras buscaba el incienso.

-No-Exclamó él rápidamente.

-¿Pasa algo?-Exclamó ella extrañada por su petición.

-No quiero que me veas mientras me derrumbo cada minuto.

-Tu me has visto a mi mientras lo hacía-Elizabeth encendió las velas iluminando la habitación para encontrarse con sus ojos rojos e hinchados y su pálido color débil que se reflejaba en la noche.-Ahora me toca a mi estar contigo.

-¿Por qué eres buena conmigo? .-Exclamó él mientras se acercaba a mi con sus pupilas dilatadas.

"Culpa"

Pensó ella en silencio, estaba convencida que por esta noche trataría de hacerlo sentir mejor.

-Solo quiero verte feliz-Agregó ella.

-Si estas conmigo lo estaré, solo no te vayas si, Elizabeth estoy por tropezar una y otra vez si eso sucede.

-¿Cuántas veces nos relacionamos?-Exclamó Elizabeth confusa por aquellos sentimientos tan rápidos pero tan reales y sinceros por parte de él.-jamás te he visto demasiado, aunque de niños te conocí no crecimos tan cercanos.

-Yo en cambio te he visto toda mi vida, en los bailes, en el pueblo, mientras caminabas, cada paso que dabas yo te seguía...

-Tu me seguías, a todas partes...

-Joder ,se lo enfermo que se escucha, pero no te seguía realmente, daba la casualidad que en donde yo iba tu llegabas.

-¿Cómo es posible eso?-Se cuestionó ella.

-Yo siempre te vi Elizabeth, incluso antes de casarte con él-Su mandíbula se tenso al referirse de Elías.

Elizabeth le daba un poco de nostalgia y se preguntaba, ¿Por qué no lo conocí primero a él?, Si nos encontrábamos dado el destino, ¿Por qué nunca nos juntó antes?, la puerta se escuchó detrás de ella, para dejar asomar a la mucama entregando así lo solicitado.




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