Me miro al espejo una última vez, fijándome que todos los botones de mi camisa blanca estén dónde corresponde. Mamá quería que me ponga un vestido, pero no me siento demasiado segura con ese tipo de vestimenta. Al menos no desde…
¿Este pantalón me hace demasiado culo? Mm, no, está bien así.
Mamá me dejó unos tacos junto al ropero. Creo que capté la indirecta. Me los pongo y voy hasta la cocina.
—¡Por fin, Sofía! Ya estaba por ir a despertarte —Dice mamá cuando entro. Lleva puesto el uniforme de trabajo—. Me encantaría poder acompañarte —Suspira mirando mi vestimenta con algo de pesar—. Estás hermosa.
—Gracias —Gracias por todo mamá, por el amor y por todo. Pienso en decírselo pero sé que vamos a terminar llorando las dos, así que me lo guardo. Más tarde podré llorar todo lo que quiera, quede o no—. No te preocupes por eso, cuando vuelva te puedo tocar algo con el violín si querés.
—Me encantaría —Contesta sonriendo y noto lágrimas en sus ojos—. Voy a ver si tu padre terminó de cambiarse así te lleva. Te dejé el café en el living.
—Dale, gracias. Te quiero. —Le doy un abrazo y un beso en la mejilla. No sé por qué tengo tantas ganas de llorar hoy. Quizás es la emoción por la audición. Nunca pensé que llegaría tan lejos.
Salgo de la cocina y voy al living. El café está en la mesita. Me siento en el sillón y prendo la tele para distraerme un poco. No doy más de los nervios. Y ahora que lo pienso, no sé si me haga muy bien que digamos tomarme un café.
—…El cuerpo sin vida encontrado ayer en un descampado de la localidad de... —Subo el volumen para escuchar mejor— es de Sabrina. La adolescente que estaba desaparecida desde la semana pasada, cuando se separó de sus amigas en un boliche para ir al baño que quedaba en el exterior del lugar y nunca regresó. —Comunica el periodista con algo de resignación— Se cree que pudo haber abuso sexual, ya que el cadáver fue encontrado sin ropa y con signos de luch... —Apago la TV. No quiero escuchar más. Otra chica menos. Prácticamente una mujer asesinada por día, cuerpos apilándose uno tras otro, ¿cuándo va a parar esto?
Es increíble que haya gente más indignada porque pinten paredes que por los femicidios.
—Buen día —Saluda papá saliendo de su habitación con cara de dormido.
—Buen día —Respondo intentando sonreírle y fracasando, aunque no me ve porque está en medio de un bostezo—. Todavía falta un rato, así que podés desayunar tranquilo.