Capítulo 18

Capítulo 18

¡Esto ha sido un ajetreo monumental!

Planificar esta boda ha sido mucho más complicado de lo que pensé. En especial porque hemos pasado de una ceremonia sencilla a un gran acontecimiento social. No es lo que hubiéramos deseado Giancarlo y yo pero su madre se ha encargado de organizar el festejo aun desde la distancia. Me ha hecho llegar diseños de vestidos, elección de flores, menú para el buffet y tantas otras cosas que ya he perdido la cuenta.

Giancarlo me cuenta que le ha hecho llegar una foto mía para que me vaya conociendo y sepa quién soy. Ella le ha dicho que soy muy bonita, que parezco buena muchacha y que ha hecho una buena elección. Eso me causa felicidad, en especial porque me la describió como una mujer áspera y distante pero se ha portado de maravillas. ¡Hasta quiere que la llame mamá! Dice que está apurando todos los trámites para llegar lo antes posible pero mientras tanto, nos ayuda en todo lo relacionado a la boda. Está sumamente emocionada y dice que su único hijo tendrá una boda memorable, que no se contentará con menos.

Algo que me causa mucha intriga es lo que me ha mandado a decir. Dijo que el día de la boda, me hará un regalo muy especial. Que será algo que entregará en mis propias manos… ¡Muero de ansias por saber que es!

Le comenté a Rose que me hubiera gustado lucir el brazalete de mamá el día de mi boda. Pienso que llevarlo ese día sería como un homenaje a su memoria, como tenerla presente en ese día tan especial para mí. Contamos los ahorros y todavía no llega a la cantidad que acordamos con Marcus.

Rose nota mi decepción por no tener el dinero completo y me informa algo que no esperaba.

—Hay algo que te quiero decir —dice Rose cuando terminamos de contar el dinero. La miró extrañada porque por su tono de voz sé que dirá algo inesperado.  

—¿Qué será? Habla…puedes decirme lo que sea en confianza —le aseguro.

—Marcus y yo hemos hablado bastante en estos días y aunque está muy dolido, ha comprendido que estás feliz con el hombre con el que te vas a casar y que no hay nada que se pueda hacer porque sabe que nadie manda en los sentimientos. Como podrás imaginar, él no vendrá a la boda. Sin embargo, ha enviado algo para ti —Rose pausa para entrar a su dormitorio y seguido regresa con una pequeña caja. Me la entrega y no tengo ni la menor idea de que podrá ser.

—Aquí tienes…—dice Rose poniéndomela en las manos.

Una idea fugaz pasa por mi mente. Abro despacio la caja para ver su contenido pero todavía no lo he visto cuando ya estoy segura de lo que es.

—¡El brazalete de mamá! —exclamo con emociones mixtas que no puedo definir con claridad.

—Quedamos en un acuerdo. Ya le dije que no teníamos el dinero completo pero estuvo de acuerdo en devolvértelo de todas formas. Se quedará con la parte de dinero que le entreguemos y dice que olvidemos el resto…que es su regalo de bodas para ti.

Me siento confusa. No niego que me da alegría haber recuperado el brazalete pero me entristece saber que regresó a mis manos habiéndole roto el corazón a un amigo y todavía más me mortifica saber que voy a lucirlo sin haberle cumplido nunca la promesa a mamá. Los ojos se me humedecen y Rose me consuela.

—No te preocupes. Mamá hubiera estado de acuerdo con que lo usaras el día más feliz de tu vida —dice como para animarme y no respondo nada pero no estoy muy convencida de ello. Recuerdo lo severa que fue cuando me lo entregó y tan importante fue para ella aquel juramento que utilizó su último aliento para pedirlo.

Rose me anima con la charla y me hace preguntas sobre la boda con el claro propósito de desviar el tema. Me doy cuenta de ello y continuamos con los preparativos puesto que ella será mi dama de honor. Mathias será el padrino, es el mejor amigo de Giancarlo y se conocen de toda la vida habiendo estudiado juntos desde primaria y sus familias pertenecen al mismo círculo social. Me emociona saber que mi entorno se agranda y ahora lo que consideraré mi familia será un grupo mucho más amplio. Estoy entrando en nervios cada vez que pienso en la nueva vida que se avecina.

No tengo muchos invitados, creo que casi todo el festejo será con la familia Morelli y sus amistades. Por mi parte solo he querido invitar a Margot y Vincent porque son las personas que siempre han sido amables conmigo desde que los conocí. Ese día espero tener tiempo para conocer a todos los demás. Estoy nerviosa de la cabeza a los pies, pero es un nerviosismo de alegría. La expectativa de mi nueva vida me tiene sonriente día y noche ¿Será así para todas las novias a punto de casarse? Imagino que sí porque estoy segura que el amor es capaz de transformarlo todo, incluso una vida tan gris y empequeñecida como fue la mía antes de conocerlo.

Por supuesto, no todo es miel sobre hojuelas…

Sophia no ha dejado de destilar su veneno en la mínima oportunidad. A veces aprovecha para soltar toda su amargura cuando me ve a solas en alguna esquina del negocio. Trato de ignorarla por el bien de todos pero en especial para no empañar la felicidad que me cubre entera. Sin embargo, no deja de molestarme. Es como un ave rapaz que busca el momento justo para atacar a la presa.

“No te saldrás con la tuya…te aseguro que tarde o temprano Giancarlo será mío…”

“A mí no me detiene que te cases con él, yo siempre estaré ahí…”

“Disfruta tu felicidad mientras puedas, porque te aseguro no te durará mucho…”

Me doy cuenta que es lista y sabe decir cosas que me hieren y me hacen dudar. ¿Qué quiere decir con eso de que “siempre estará ahí?” ¿Cómo se atreve decir que Giancarlo será suyo cuando estamos tan próximos a casarnos? Y lo más que me inquieta ¿por qué dice que no me durará mucho? Estoy consciente que no debo dejar que sus intentos de arrebatarme la felicidad surtan efecto pero no puedo evitar que me molesten. De todas formas, sacudo sus comentarios de mi mente y no se me hace tan difícil. La alegría de mi inminente boda es enorme y ningún comentario malintencionado la puede enturbiar.